Reconocido por ellos mismos, una de las razones por los que Miguel Ángel Yunes Márquez –candidato de la coalición PAN/PRD/MC- perdió la elección fue debido a los excesos de la nueva clase política gobernante, tan voraz, tan cínica, tan soberbia, como la que gobernó a Veracruz en la última década. Por ello, los veracruzanos les recetaron la misma medicina: el cadalso.

Durante el actual gobierno, el dirigente estatal del PAN, José de Jesús Mancha, vivió la plenitud del pinche poder… y del dinero. Recibió grandes beneficios del gobierno estatal y e hizo del Congreso –a través de uno de sus amanuenses, Sergio Hernández, que tenía la chamba de Coordinador de la Junta de Coordinación Política- un extraordinario negocio mediante de la creación de empresas fantasmas que lo mismo simulaban prestar bienes y servicios que inventar medios de comunicación.

Las denuncias cayeron como cascada durante estos dos años. Lo dijeron los diputados de otros partidos –incluso del aliado y sumiso PRD-, lo publicaron medios de comunicación cuando se dieron a conocer públicamente los convenios de publicidad; y lo acusaron empleados del propio Congreso que fueron testigos y obligados a solapar las triquiñuelas del dirigente panista.

Los escándalos llenaron las páginas de los diarios locales, pero nada pasó. Todo ello sólo movía a la sonrisa sinvergüenza y la complacencia de la impunidad; Pepe Mancha nunca se molestó en dar una respuesta, sabía que todos los excesos serían solapados los próximos seis años, en tanto el gobierno siguiera en manos del actual Gobernador; la victoria la daban por descontada, por ello nunca se ocuparon de ella.

Pero llegó el domingo primero de julio y todo cambió. Y lo que había sido un cínico silencio, se convirtió en una voz desesperada que lo obligó a salir a los medios para desconocer a su propia madre y defender sus negocios tramposos. En cuestión de horas, la peor mancha del gobierno pasó de la soberbia al pánico.

Como muchos en el gobierno anterior, José de Jesús Mancha es un personaje que presumió de su astucia para el robo artero de los recursos públicos; operó de tal manera que no pasó a formar parte del gobierno estatal ni del Congreso local, lo que le permitía margen de maniobra para operar con libertad, sin ninguna responsabilidad de carácter legal o administrativa.

Estaba en el mejor de los escenarios, recibiendo dinero a manos llenas sin desempeñar obligación alguna, más que su servilismo al mandatario estatal.

Una semana antes de la jornada electoral, medios nacionales publicaron los que todos sabíamos en Veracruz. En una minuciosa y exhaustiva investigación publicada por La Silla Rota –firmada por Miguel Ángel León Carmona- se documentó la forma en que el gobierno de Miguel Ángel Yunes otorgó contratos al dirigente estatal del Partido Acción Nacional (PAN), José de Jesús Mancha Alarcón, por 70 millones 86 mil 914 pesos, los cuales corresponden licitaciones en obras públicas y convenios publicitarios en los ejercicios fiscales de 2017 y el actual, es decir, las empresas han operado sólo durante la presente administración.

Las empresas ligadas al dirigente panista ganaron al menos nueve licitaciones con tres dependencias del gobierno estatal: la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), de Desarrollo Social (Sedesol), y de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), además del Congreso de Veracruz y la Fiscalía General del Estado. Para las empresas que el líder panista constituyó y que fueron favorecidas por distintas dependencias, Mancha Alarcón utilizó como prestanombres a su madre, Cristina Alarcón Pérez y a su esposa, Monserrat Ortega Ruiz.

Los contratos enlistados también se concedieron por parte del Congreso del Estado, en donde el PAN cuenta con una mayoría gracias a las bancadas afines. La Junta de Coordinación Política (Jucopo), presidida por el diputado y antiguo empleado de Mancha Alarcón, Sergio Hernández, aprobó la asignación de convenios de publicidad y otros servicios, para lo cual la familia del panista conformó cinco empresas, todas domiciliadas en la capital del estado.

Según la misma fuente, el monto total de esos convenios  superaron el gasto tope de campaña de los 30 candidatos del PAN a diputados locales, que es de 65 millones 799 mil 529 pesos; y equivale a 12 veces lo asignado a la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEEAIV) en el Presupuesto de Egresos del gobierno del Estado de Veracruz para el ejercicio fiscal 2018, de 5 millones 900 mil pesos. Eso sin contar los negocios al interior de su partido durante las campañas electorales.

Por fin, ante el temor de un futuro que lo llamará a cuentas, el dirigente panista salió a ofrecer una conferencia de prensa para defender lo innegable y deslindarse de quienes llamó “sus familiares”. Si Mancha es capaz de negar a su propia madre, ¿qué más se puede esperar de un personaje así? Y aun se preguntan por qué perdieron.

Por lo pronto, Morena ya anunció que abrirá la caja de Pandora en que se convirtió el gasto discrecional que se hizo desde el Congreso local. Una vez más, los carniceros de hoy se convertirán en las reses del mañana.

Las del estribo…

  1. Cosas de la normalidad democrática. Mientras los Presidentes –el actual y el electo- paseaban por los corredores de Palacio Nacional, la raza se divertía con decenas de memes respecto al encuentro; contrario al fallido oráculo de los analistas, México no está polarizado ni ha sido necesario cicatrizar ningún a herida. La civilidad es algo que nos ha puesto de buen humor.
  2. Otro que tendrá que poner sus barbas a remojar es el actual Fiscal General, Jorge Winckler. La bancada de Morena avisa de un juicio político en su contra, lo que llevaría a un hecho inédito en el país: aún cuando el cargo de Fiscal General tiene una duración de diez años, los dos primeros titulares no habrían cumplido dos para luego terminar en la cárcel. Cosas de la alternancia.