La inesperada y contundente victoria de Morena, en general, y de Cuitláhuac García Jiménez al gobierno de Veracruz, en particular, ha dejado malparados a muchos actores y partidos políticos y ha puesto en grave crisis a varios periodistas y empresas de comunicación que se agarraron de las valencianas de un gobierno estatal, con leoninos convenios de publicidad, que les obligaron, como en la gloriosa época de Fidel Herrera, a echar miel sobre los patrones y hiel sobre los enemigos.

Ahí podíamos ver cómo varios periódicos, portales y radiodifusoras se echaban encima los corajes del gobernador y de su hijo candidato, y los proyectaban con artículos que querían hacer pasar como notas periodísticas aunque no eran más que rosarios de calumnias y difamaciones contra los candidatos opositores del PRI y de Morena.

Cientos de notas falsas (fake news) fueron fraguadas en las oficinas de gobierno y de la campaña, y publicadas sin ningún recato –y hasta con enorme entusiasmo– por directivos de pequeños portales, que se hicieron más pequeños aún, donde hasta se aderezaron embustes con su propio veneno, como el rumor que ayer corrió en Twitter sobre que Pepe Yunes, excandidato del PRI, estaría a punto de incorporarse al equipo de Cuitláhuac para hacerse con la Secretaría de Gobierno cuando asuma el poder el 1 de diciembre próximo.

A la corriente de golpeteo se sumaron blogueros, influencers, gente de redes sociales que no dejaban pasar un minuto para golpear a los opositores; columnistas que han pasado por todos los colores del arcoíris político buscando acomodo con quien pague, algunos tan atrevidos que dieron victorias anticipadas a Miguel Ángel Yunes Márquez, cuando antes se tomaban fotos con Pepe Yunes u organizaban comidas con Cuitláhuac.

La gran mayoría están preocupados porque el miserable convenio de Yunes Linares ya se les acaba y no pueden modificar su línea editorial mientras tanto. Algunos ya empiezan a publicar notas positivas del próximo gobernador y lanzan sus redes para contactar a su gente de prensa y venderles cuentas de cristal, es decir, medios de comunicación, columnas y noticieros sin la mínima credibilidad.

Partidos que han perdido los motores y caen en picada

Lo más grave podrán estarlo sufriendo los partidos satélites que se unieron a coaliciones para tratar de salvar el pellejo en una súper elección en la que si iban solos terminarían, como en el caso del Panal con July Sheridan, prácticamente en el infierno de la pérdida de las prerrogativas oficiales del organismo electoral.

De hecho, tres partidos están al filo de la navaja tanto en el estado como en el país, el ya mencionado Partido Nueva Alianza (Panal), el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Movimiento Ciudadano, pese a que este último lo conservará en Jalisco donde ganó la gubernatura con bastante holgura, gracias a Enrique Alfaro.

En mi anterior Hora Libre comenté que, cuando el INE llevaba cerca del 76 por ciento de las actas de escrutinio capturadas, esos tres partidos se encontraban en graves aprietos porque estaban lejos de cumplir con el exigido 3 por ciento de la votación nacional: el Panal estaba en el fondo con apenas el 1.06%, el PVEM registraba el 1.77% y el Movimiento Ciudadano el 1.76. Salvo un imposible milagro, no lograrán remontar esa circunstancia jurídico-matemática.

Lo más sorprendente es que también el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que apostó todas sus canicas a su alianza con el PAN y con Movimiento Ciudadano, gracias a Dante Delgado y sus negociaciones con Ricardo Anaya, también se encontraba en el filo de la navaja con el 2.85%, seguido por el Partido Encuentro Social (PES) que mantenía también esperanzas de salvarse al llevar el 2.68 por ciento. Sorprendentemente, el Partido del Trabajo (PT) se salvaría de nuevo al acumular más del 5 por ciento.

Pero si a nivel nacional, el PT conservará su registro, en Veracruz no podrá participar en las siguientes elecciones locales. Su coordinador estatal Vicente Aguilar Aguilar dijo que su partido se vio afectado por “el tsunami” de votos a favor de Movimiento Regeneración Nacional (Morena). “El tsunami le afectó a los partidos pequeños como el nuestro, eso fue un problema”. Lo que no dijo es que le afectó el llamado a votar solo por Morena y no por los aliados PES y PT.

Mientras tanto, el vocero del PRD, Manuel Bernal Rivera, dio la voz de alerta por la grave crisis interna que enfrenta este partido en Veracruz, tras el fracaso de su alianza con el PAN y MC tanto en la elección de Gobernador, como en la de diputados locales y federales; para colmo, el segundo lugar de la fórmula de esta alianza para el Senado impedirá que la perredista Yazmín Copete Zapot (segunda en la fórmula) pueda colarse a la Cámara alta, lugar que sí podrá disfrutar el primero en la fórmula, el panista Julen Rementería del Puerto.

Hace tiempo que el PRD pierde fuelle, pero en la elección del domingo puso en entredicho incluso su permanencia en la legalidad. Ya vimos que en su más fuerte bastión, la Ciudad de México, perdió prácticamente todo, al punto de que fue relegada al tercer lugar justamente por su aliado, el PAN, que obtuvo el segundo sitio, luego de la abrumadora victoria de Morena, tanto en la jefatura de Gobierno como en las alcaldías.

Bernal Rivera puso énfasis en la pérdida de aceptación entre la ciudadanía, que lo obliga a hacer modificaciones. “Tenemos que buscar la renovación del partido, el PRD tiene programa, tiene políticas de atención, tenemos historia y hoy la gente nos hizo un llamado, que nos hemos alejando, y de manera autocrítica lo digo, de las grandes demandas de la sociedad”.

Y es que, de aquel tradicional arrastre del PRD, que lo hacía obtener al menos el 16 por ciento de la votación nacional y estatal, nada ha quedado. Hoy batalla con un miserable porcentaje menor a tres puntos y, lo peor, con una profunda crisis de identidad, con buena parte de sus fundadores y de miles de sus antiguos militantes en Morena, con choques internos y una pléyade de dirigentes de diverso nivel más preocupados en entrar al juego de la corrupción de los puestos públicos.

El PRI, en medio de la peor crisis de su historia

Aunque el candidato priista al gobierno veracruzano, Pepe Yunes Zorrilla, se atribuyó toda la culpa del fracaso de las campañas de su partido, ha quedado claro –a la luz de los resultados nacionales– que el PRI no solo perdió en la entidad sino que está viviendo una crisis definitiva que lo pone a un punto de casi desaparecer si no hay quien lo retome y le dé un sentido nuevo y limpio a su intervención en la política.

En esta ocasión, según datos preliminares, el PRI ha logrado en el país apenas unos 5.5 millones de votos, cuando hace seis años se alzaba con la victoria de Enrique Peña Nieto con más de 18.5 millones de sufragios, que representaban más del 38 por ciento.

En estos comicios, el PRI no ganó absolutamente nada. El triunfo más cercano, la gubernatura de Yucatán, la perdió ante el PAN. Las ocho gubernaturas restantes fueran ganadas, seis por Morena, una por el PAN, y una más en litigio entre estos partidos. El porcentaje logrado hasta los datos preliminares habla de apenas un 13.3 por ciento, como nunca le había sucedido, y no se ve que haya intenciones de enmendar el camino, más allá de echarse culpas entre uno y otro grupo.

De ahí que las palabras del derrotado candidato a gobernador, Pepe Yunes, de asumir toda la responsabilidad de la catástrofe del 1 de julio puede ser el primer paso para evitar que se desate una lucha intestina por apropiarse con los despojos del antaño partido aplanadora, en una temporada de paupérrimas vacas dada la disminución en sus prerrogativas a partir de 2019 por los magros resultados del domingo pasado.

 

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