El caso de Nestora Salgado, candidata al Senado de la República por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) muestra la criminalización de los pueblos indígenas organizados para defender sus territorios, consideró Rachel Sieder, coordinadora del libro «Exigiendo Justicia y seguridad. Mujeres indígenas y pluralidades legales en América Latina».

Al presentar la investigación internacional de expertas en el tema, dijo que el asunto es más grave cuando hay casos de criminalización de mujeres líderes indígenas en el seno de esta campaña electoral, como en el caso de Nestora Salgado, acusada por secuestro y delincuencia organizada.

Dijo que la comisaria de la policía comunitaria en Olinalá, Guerrero, fue lideresa de los jóvenes de su comunidad y se defendían contra el crimen organizado que estaban traficando con las jóvenes y que a pesar de ello fue acusada e indebidamente encarcelada.

«No tiene ningún trasfondo, pero la acusan de ser secuestradora en la campaña. Es la criminalización no solo de Nestora Salgado como persona, sino de organización comunitaria de pueblos indígenas en defensa de su territorio y si autonomía».

Asimismo, consideró que con la militarización de la seguridad en el país las más afectadas son las mujeres, pues hay cuerpos armados con una hipermasculinidad que da como resultado casos como el de Inés, una mujer víctima de una violación en su casa frente a sus hijos, por parte de soldados en el marco de acciones que se supone son para proveer de seguridad.

Por ello, dijo que es urgente una discusión urgente de la sociedad para determinar de qué es justicia y qué es seguridad.

Y es que dijo que a esto se suma el racismo estructural contra los pueblos indígenas, que según explicó afecta de forma muy particular y nocivo a las mujeres.

«Para ir a hacer una denuncia en un caso de conflicto por tierras o de violencia intrafamiliar, las mujeres tienden a hacer más monolíngües, con menos recursos, y tan solo movilizarse para hacer una denuncia es complicado».

No obstante, aseguró que las mujeres están trabajando para cambiar las costumbres que no les gustan y mantener los usos y costumbres.

«Esa postura muy racista de decir que los usos y costumbres oprimen a las mujeres, eso no es sostenible y no es lo que exigen las mujeres indígenas organizadas».

Perla Sandoval/Avc