Este fin de semana los tres principales candidatos a Gobernador de Veracruz realizaron cierres de campaña con la presencia de sus candidatos presidenciales y con diferentes niveles de éxito en materia de multitudes e impacto mediático; dos de ellos organizaron cierres generales, ambos en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, mientras que el tercero hizo un cierre regional en el sur del estado, en presencia de trabajadores petroleros.
Si estos actos faraónicos fueran la medida para determinar el sentido de una votación, ganaría siempre el que más poder de movilización o acarreo pueda mostrar en esos actos donde los candidatos parecen estrellas del rock. Pero ya sabemos que, igual que las encuestas, los cierres de campaña buscan tener impacto en la percepción de la opinión pública, ni siquiera de los votantes, y sirven para la misma cosa: para absolutamente nada.
De hecho, entre más numerosos son, el impacto suele ser menor incluso entre los asistentes, que se sienten utilizados, anulados por el anonimato y obligados a un espectáculo preparado más para los medios de comunicación e, incluso, las redes sociales, que para los seguidores; si hablamos de aquellos que fueron obligados a asistir, la cuestión se vuelve más inútil.
Chiquiyunes y la multiplicación de los PANes
Vigilado por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien recorrió la Macroplaza del Puerto de Veracruz asediado por los reporteros, visiblemente molesto porque el periodista Ciro Gómez Leyva le había evidenciado como mentiroso por el no bien cuidado contenido de su ‘reportaje’ en el fraccionamiento Woodlands, de Houston, Texas, el mitin del Chiquiyunes, su hijo, se hizo más famoso más por los cálculos matemáticos sobre los asistentes que por lo que se dijo.
A Miguel Ángel Yunes Márquez se le quemaban las habas por llegar a ese evento y romper el Record Guiness. Aunque según cálculos serios, el área contemplada es apenas de 40 mil metros cuadrados (cuatro hectáreas), si en la misma zona no hubiera edificios, equipamiento urbano y palmeras, podría asegurarse que se habían reunido 40 mil personas. Pero, no.
Un año antes, en el Carnaval de Veracruz, ocupando la misma área aunque todos de pie (a diferencia del mitin panista en que se habilitaron sillas), una crónica describió la multitudinaria presentación del grupo Los Ángeles Azules asumiendo que “más de 21 mil personas disfrutaron de una excelente velada, ritmo y luces al realizarse el Tercer Gran Masivo de Carnaval en la Gran Plaza Malecón”.
Los panistas locales, sin embargo, decidieron que la muchedumbre que acudió a vitorear al pretendido príncipe heredero estaba formada por 80 mil personas, “el más grande de la historia”, dejando en entredicho una concentración anterior, del 29 de junio de 2006, en que el entonces candidato presidencial priista, Roberto Madrazo Pintado, se ufanó de haber reunido a 120 mil personas.
Una concentración, la de Miguel Ángel Yunes Márquez, que debió llevar bajo amenazas a miles de burócratas, maestros y empleados municipales, además de destinar recursos millonarios para el acarreo en decenas de autobuses que fueron apostados por diversos puntos de la ciudad.
Ahí estuvo Ricardo Anaya, candidato presidencial, quien por la mañana había acudido al cierre de campaña de Alejandra Barrales, en la Ciudad de México, sobre el Paseo de la Reforma, donde calcularon 120 mil personas, aunque algunas publicaciones, como Proceso, solo reconocieron 10 mil.
Cuitláhuac y AMLO, desprotegidos
La falta de experiencia hizo que el primero de estos cierres, el de Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, sirviera más para el golpeteo contra su campaña y contra la de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la Presidencia, que para mostrar músculo, poderío y contundencia, y ya sabemos cómo operó el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares para que esto ocurriera.
Para colmo, seguramente por necesidades de agenda del tabasqueño, el evento se realizó en el Estadio Luis Pirata Fuente (ante la negativa de parte de los Yunes azules, propietario uno del estado y el otro del Puerto de Veracruz, de prestar la Macroplaza), a la misma hora de la mañana que el segundo encuentro de la Selección Mexicana en el Mundial Rusia 2018, ante la escuadra de Corea del Sur, lo que significó poco tiempo para la llegada de los autobuses que transportaban a los seguidores de Morena, y seguramente el que muchos prefirieran quedarse en casa.
Aunque las gradas de sombra se vieron colmadas, algo ocurrió para que el área a nivel de campo, donde se colocó el templete, luciera prácticamente vacío, lo mismo que la mayor parte del graderío de sol, dejando una sensación de desorganización, improvisación de los convocantes y nula convocatoria. La prensa local allegada al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, así como buena parte de la prensa nacional, mostraron descarnadamente el resultado.
Aunque el candidato a Gobernador, Cuitláhuac García, acusó directamente a Yunes Linares de haber bloqueado la llegada de los contingentes, lo cierto es que no dio pruebas fehacientes de cómo ocurrió dicho bloqueo. Morena no tiene operadores regionales, y si los tiene, no hay responsables estatales que permita afrontar contingencias como las que realmente ocurrieron; tanto Ricardo Ahued como Rocío Nahle, Manuel Ladrón de Guevara y el propio Cuitláhuac se vieron sorprendidos ya en el coso del Fraccionamiento Virginia ante la evidencia de su fracaso.
Y sí, hubo mano negra. Por primera vez, la gente de Yunes Linares actuó sin su tradicional torpeza, esa misma que les hizo mandar botargas de Hugo Chávez al arranque de la campaña del candidato morenista a Gobernador, en el Paseo de los Lagos en Xalapa, o enviar a provocadores para tratar de reventar actos de campaña. Simplemente hizo cruzar tráileres en las principales carreteras que conducen al Puerto de Veracruz desde el norte y el sur, como si hubieran sido accidentes, y tardarse hasta cinco horas para que las grúas los quitaran del camino. Con ello, evitaron que autobuses llenos de morenistas llegaran a la cita.
Una afectada lo describió en su perfil de una red social: «Así es y también no habilitó el tránsito carretero hasta después de las 10 pm, por lo que muchas [personas] estuvimos detenidos como 10 horas en nuestras unidades. Niños, personas de la tercera edad, enfermos tuvieron que pasar muy malas horas a falta de poder bajarse de sus vehículos para evitar accidentes, pues en estos casos luego hay automovilistas que prefieren regresarse. Yunes no ayudó, al contrario, no permitió que se habilitara el tránsito como comúnmente se hace durante 3 horas; en esta ocasión, por perjudicar a personas que fueron al cierre de campaña de Cuitláhuac por Morena, hizo que se tardaran en habilitar el paso en la carretera después de 10 horas”.
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