Son de historias-10
Eugenio intentaba encontrar la razón de las alteraciones de presión sucesiva en el medio molecular que otorgan libertad a las ondas que producen el sonido, independientemente del medio molecular en que se emitan. Reflexionaba que la existencia de un vacío, propagaban la dispersión de las vibraciones y que estas construyen en ese espacio los sonidos. Ya en exámenes previos había registrado como el viaje de las ondas sonoras tienen una mayor dispersión o contención dependiendo del medio molecular en que se propaguen. Las pruebas que había realizado con diferentes variaciones vibratorias observo que estas se desplazan de acuerdo a la densidad molecular del medio, y que ese desplazamiento, obedecía a las compresiones periódicas de la onda que atraviesa un espacio dentro de un cuerpo, lo que hace que los sonidos se transmitan en diversas intensidades, provocando que el receptor, fuera al mismo tiempo emisor de esta intensidad. Si el principio fundamental, se decía, es el origen que provoca la onda, dando la oportunidad a esta de viajar hacia los espacios que permiten su propagación, entonces, esa onda, genera pautas por la fuerza con que se impulsa durante su desplazamiento, y esas pautas que ejercen presión sobre la densidad de los cuerpos, producen el sonido.
El futuro, el pasado y la permanencia del hombre, se encuentra entonces, en mucho, en la evolución sistemática de la expansión de las ondas sobre las moléculas de las diferentes masas, entonces somos sonido magnético, se dijo.
¡Ah!, si las ondas sonoras avanzan progresivamente de un lugar a otro, dentro del medio en que se desplazan, entonces es bastante probable, que esa misma fuerza haya construido el principio de la formación del universo. Luego entonces, la creación del componente del universo es fuerza magnética oscilante en movimiento. Desde la expansión del universo, el movimiento de una nebulosa con su emisión de plasma y gas ionizado expulsada durante la fase asintótica, que es movimiento constante. ¡Sí!, eso es, se confirmó, la evolución estelar que experimentan las estrellas, son transmisiones de ondas, que en sí, tienen un movimiento, que permite la expansión del universo, y esa expansión incesante, provoca que las estrellas tengan un promedio de vida de diez mil años.
Es ahí, en dónde esta el principio de la evolución, en la propagación de las ondas, que construyeron la existencia del universo.
La masa en movimiento constante, a través de las ondas otorga la permanencia electro bioquímica de las moléculas, discurría.
Caminaba Eugenio, pensando y descifrando la capacidad de una sencilla acción para transformar un espacio en oportunidad reactiva de movimiento, le asombraban las características físicas del medio para permitir el desplazamiento sonoro. Recordaba los datos que había experimentado en el laboratorio; a 15 grados centígrados, el sonido se transmite en el aire aproximadamente a 335 m/seg. Esta velocidad en el agua se cuadruplica, en tanto en otro medio como el acero y el cristal es ocho veces mayor, se decía. Habiendo encontrado en los experimentos, que como regla general, la velocidad del sonido es inversamente proporcional a la compresibilidad del medio de conducción.
Había transcurrido mucho tiempo en que Eugenio se encontraba reflexionando sobre la formación y evolución de ondas que convierten la fuerza de movimiento en sonido, un sonido que incluso podría no ser captado por el cerebro humano, pero que si generaba afectación en otras masas, y que ese constante impulso vibratorio, provoca y determina el tiempo de la existencia de cada especie molecular.
La transformación de los pensamientos del hombre están originados también por las vibraciones permanentes de la existencia, pensaba. Eugenio, Dio unos pasos más por el jardín, levantó ligeramente la cabeza, miró la profundidad oscura de lo azul del cielo, sostuvo unos instantes el aliento, quiso ver con la imaginación, más allá de lo que su mirada le permitía, se lamentó no poder alcanzar la profundidad de miras que le posibilitara descifrar la expansión de las ondas que habían creado la vida humana.
Todo movimiento provocado por una diversidad de factores, alcanza magnitudes diversas que establecen condicionantes físicas de alcances inimaginables, se dijo, porque la compresión molecular, que de ello, hace la onda en expansión, emerge el sonido mismo. La tierra y su dinámica de movimiento no son escuchadas por el cerebro humano, reflexionaba. Éste escucha y percibe las manifestaciones internas del planeta, no así el sonido que se producen en los movimientos de traslación y rotación, quizá, porque el hombre es y fue un proceso de adaptación, o porque es parte de la pertenencia, integrado como un todo. Eugenio dirigió la mirada hacia su estudio, avistando el chelo en el que intentaba como aficionado acucioso, la práctica del ejercicio de la música, donde las ondas se expanden a través de las habilidades del ejecutante, con la integración y disposición de las notas que permiten producir sonidos agradables al oído y al cerebro humano.
Se encamino hacia el instrumento, se acomodo en la silla, colocó la pica en la correa antideslizante, se acomodó ergonómicamente, tensó las cerdas sostenidas en el arco de Pernambuco, ajustando la tensión que consideró precisa. Confirmó la afinación con un Do en cuerda suelta, deslizando el arco de la punta hacia el talón, hacia la cuerda La. Pasó su mano izquierda por la voluta, la bajo hacia el diapasón, y empezó a ejercer la fuerza que transforma el movimiento de esas masas en sonidos musicales, que tocan las fibras sensibles del hombre, que en sublimes ondulaciones provocan los movimientos del alma, en relación estrecha con los movimientos del universo. Son la fortaleza de las emociones, de los sentimientos que a través de musicales sonidos transforman los amaneceres, las mañanas, los días y el ocaso de la luz en los anocheceres, pintando de luminosidad el cielo con el resplandor lejano de las estrellas.
El virtuosismo de Mozart, la fortaleza de la música de Bach, lo sublime de Debussy, la fuerza implacable de Beethoven y de Shostakovich se manifiestan en la presencia humana en este nuestro hábitat, la tierra.
Eugenio sonrió y se dispuso a dejarse llevar por los movimientos ondulantes de la frecuencia acústica, provocada por la fuerza de su ser sobre el arco y las cuerdas, que en ciclos auditivos, la resonancia de la madera del instrumento le otorgaban el atributo de la tranquilidad del alma.
Sintácticas
De un conocido de 1.40 centímetros de estatura:
Lo chiquito, no me quita lo listo, yo no me dejo llevar por las palabras de cualquiera.
De un priista, perredista, morenista:
La vieja guardia priista, por razón natural se va extinguiendo, no tan sólo por lo viejo, si no por lo caduco.
Jacqueline Mary du Pré, Daniel Barenboim: En un ensayo