Cosas del destino. Aunque remota, en esta elección presidencial también tuvimos la oportunidad de que, de manera pública, tuviéramos un primer mandatario que se reconociera como consumidor de marihuana. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) otorgó este miércoles el tercer amparo para siembra y consumo recreativo de la marihuana en México en favor del ex aspirante presidencial independiente Armando Ríos Píter.

En un país con una clase política mojigata y convenenciera, los gobiernos y el Congreso han evadido de manera reiterada el debate sobre su legalización, dejando que sea la Corte la que determine desde una discusión jurídica la decisión sobre si la cannabis debe ser para toda la banda.

Con este amparo, dice la SCJN, el senador con licencia podrá “realizar las actividades relacionadas con el autoconsumo con fines lúdicos o recreativos (de la mariguana)”, tales como la adquisición de su semilla, la siembra, cultivo, cosecha, preparación, posesión y transporte. Sin embargo, aclaró que este amparo no permite en ningún caso, que el jaguar guerrerense haga negocio con la yerba.

Se trata del tercer amparo concedido a ciudadanos mexicanos que han reclamado el derecho de poderse echar un churro –quemarle las patas al diablo, pues- sin que tengan que enfrentar a la justicia.

El primer amparo fue concedido en noviembre de 2015 a cuatro integrantes de la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante (SMART). En abril de 2018, el abogado Ulrich Richter Morales obtuvo el segundo amparo para consumir y cultivar mariguana. Para que este criterio de la Corte se convierta en jurisprudencia, deben concederse dos amparos más, por lo que México está en el umbral de la legalización del consumo de la marihuana.

De esta forma, el Estado mexicano parece estar dispuesto a obviar –y cargar con el costo político-  la discusión jurídica, social, médica y de seguridad pública, dejando en manos de la Corte algo en lo que los mexicanos parecen estar cada vez más de acuerdo.

Hasta antes de estos amparos, la legalización de la marihuana en México sólo se entendía para fines medicinales, pero el primer fallo de la Suprema Corte mexicana en noviembre del 2015 encendió el debate sobre la legalización, enquistado en una sociedad contraria a dejar que cada quien consuma libremente.

Los magistrados declararon inconstitucional la prohibición de consumir marihuana a cuatro ciudadanos y muchos mexicanos se preguntaron si su país seguiría la senda uruguaya o la de cuatro entidades de Estados Unidos como Colorado, Washington, Alaska y Oregón. Sólo un 20% de los mexicanos acepta el consumo recreativo de la marihuana, lo que significa que México se encuentra en los niveles de aceptación que tenían los gringos hace 40 años, según señalaba un informe de opinión pública nacional.

En este contexto se han celebrado una serie de debates nacionales —cinco convocados por el Gobierno y uno alternativo organizado por la Cámara de Diputados—. Aunque el presidente Peña Nieto ha rechazado siempre de manera categórica el consumo y la legalización de la marihuana, ha admitido que no es «el dueño único de la verdad» y ha pedido ayuda a los expertos. Éstos, convocados en los diferentes foros, han coincidido en el fin del prohibicionismo.

Pero en la víspera de la elección presidencial y en la última etapa de su gobierno, no será el presidente que abra esa posibilidad. Seguramente pasará a la historia manchado por los casos de corrupción, pero no quiere sumar a su legado la legalización de la marihuana, que se inscribe en una política de seguridad nacional que ha costado decenas de miles de vidas en sólo una década.

Los promotores de la legalización defienden que hay que abandonar de una vez las posiciones moralistas y regular un mercado que actualmente está en manos de los cárteles. La discusión se balances entre dos aspectos fundamentales: la violencia y la salud pública.

Según Rafael Camacho, del Instituto para la Atención y la Prevención de las Adicciones, la guerra contra las drogas ilegales –entre ellas la marihuana- causa más muertes que las propias sustancias en un país donde más de 100 mil personas han fallecido desde 2006 en el marco de esa lucha. Y es que México es uno de los países más afectados por el narcotráfico, que además de muertes ha causado más de 25 mil desaparecidos.

El otro aspecto es la salud pública. El Consejo Nacional contra las Adicciones, informa que casi 2 millones y medio de menores requieren algún tipo de rehabilitación por consumo de drogas, esencialmente marihuana, pero también por alcohol. Lo primero que prueban los niños que se encuentran entre quinto y sexto de primaria es la planta del cannabis, después los inhalables y la cocaína. La media de edad de inicio en el consumo está en los 13 años

Hasta ahora, ninguno de los que quieren ser presidentes han dicho esta boca es mía.

Las del estribo…

  1. Ayer Enrique Krauze subió a sus redes sociales un mensaje: “El poder absoluto es contrario a la democracia y la libertad. Reflexionemos sobre el sentido de nuestro voto. Otorguémoslo al candidato presidencial que nos convenza pero cuidemos que el próximo presidente no tenga mayoría en el Congreso. Sólo así se preservará la pluralidad del Congreso y el necesario equilibrio de poderes.” Creo que se refiere a ya sabes quién.
  2. Y hablando de sabes quién, hay cada vez más indicios de que habría utilizado un fideicomiso para triangular recursos y aportaciones que serían destinados en favor de los miles de damnificados por el sismo del año pasado. En su lugar, fueron entregados a dirigentes y operadores políticos para financiar la campaña. Habrá más de esta historia.