Miguel Ángel Yunes Márquez, candidato del frente PAN-PRD-MC a la gubernatura, tiene razones de sobra para agasajar en grande a su progenitor el próximo domingo, con motivo del Día del Padre.

Y es que de los tres principales aspirantes al gobierno de Veracruz, el panista tiene al papá más poderoso del estado que busca llevarlo a la cima del poder al costo que sea, político o económico. Sin importarle que la imposición de su primogénito le cueste seis mil millones de pesos o más – del erario estatal, por supuesto, no de las cuentas bancarias de la familia en el extranjero– o que inclusive tenga que rendírsele al odiado candidato presidencial que sigue liderando las preferencias electorales en todas las encuestas, mismo que pidió a los veracruzanos en su última gira por el estado que el 1 de julio próximo no voten por el hijo del gobernador porque serían “el hazmerreír de todo México” al aceptar una monarquía.

Ni Cuitláhuac García Jiménez, de MORENA, ni el priista Pepe Yunes Zorrilla tienen la suerte y el privilegio de Yunes Márquez de tener un padre ¡tan padre! en la plenitud del poder, ya que el maestro ex perredista Atanasio García Durán a lo más que llegó fue a diputado y presidente de la mesa directiva de la Legislatura local en la primera mitad del sexenio del gobernador Fidel Herrera Beltrán (2004-2010), y don Pepe Yunes Suárez, un próspero empresario de Perote, ha tenido gran cercanía con la mayoría de los gobernantes pero después de don Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), unos le han incumplido sus promesas y otros de plano lo traicionaron o se han portado muy ingratos con él no obstante los apoyos políticos y económicos que algunos mandatarios, en sus inicios en el servicio público o en sus campañas, siempre recibieron generosamente de su parte.

Precisamente por esa falta del halo protector de un padre tan poderoso, tanto el morenista como el candidato de la alianza PRI-PVEM ya sufrieron sendas derrotas electorales. En 2006, Pepe Yunes fue sacrificado en la elección de senador porque el gobernador Herrera Beltrán temía que creciera políticamente y se le atravesara a su proyecto transexenal, que posteriormente perfilaría a Javier Duarte como su sucesor. Y, en 2016, Cuitláhuac García perdió la elección de gobernador porque no tuvo en ese entonces el mismo empuje que ahora tiene de Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial.

Yunes Márquez, en cambio –como en su infancia seguramente fue llevado camino a casa o a la escuela–, siempre ha sido conducido por la mano paternal a todos los cargos de elección popular que hasta ahora ha desempeñado. En la sucesión estatal de 2004, por ejemplo, Yunes Linares negoció para su hijo la diputación local plurinominal; luego, en 2007, a través de la poderosa lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, logró que el gobernador Fidel Herrera detuviera el operativo electoral antipanista en el municipio de Boca del Río para que su primogénito llegara por primera vez a la alcaldía, igual que como acordó también en 2012 con el gobernador Duarte de Ochoa para que su otro hijo, Fernando, actual alcalde porteño, asegurara el escaño senatorial de primera minoría.

De ahí que algunos comiencen a preguntarse si Yunes padre, con tal de cumplirle el capricho a su junior de sucederlo en la gubernatura, sería capaz de empezar a buscar acercamientos con López Obrador, no obstante que el gobernante veracruzano del PAN ha sido el único mandatario estatal de todo el país que se confrontó y denostó públicamente al tabasqueño a través de videos llamándolo “loco”, “mentiroso” y “corrupto”.

Sin embargo, corre la versión –aparentemente aberrante– de que el interlocutor de Yunes Linares con AMLO podría ser el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, quien actualmente preside la CONAGO y es muy allegado al candidato de MORENA, pues inclusive en su estado fracturó la alianza priista para que su partido, el PVEM, apoye la candidatura presidencial de López Obrador.

Y es que a Velasco Coello, por la cercanía que tiene también con el presidente Enrique Peña Nieto, le atribuyen casualmente haber mediado entre el jefe del Ejecutivo federal y Andrés Manuel, lo que corroboraría el dicho de Ricardo Anaya, del PAN, de que AMLO ya pactó con el priista mexiquense a cambio de impunidad.

¿Acaso éste habría sido uno de los temas que Velasco y Yunes Linares trataron en corto durante la visita que el gobernador chiapaneco realizó esta semana al puerto de Veracruz? Si hubo acuerdo o no, ya se sabrá después del 1 de julio. Lo sospechoso es que el mandatario veracruzano no se ha vuelto a meter para nada con López Obrador, ni su hijo le ha vuelto a llamar “viejo guango” como públicamente insultó al líder fundador de MORENA en un mitin en Xalapa antes de ser postulado a la gubernatura.