Aunque oficialmente las campañas políticas terminarán en dos semanas, para mi se acabaron ayer cuando arrancó el Mundial de Rusia con el partido entre el equipo anfitrión y Arabia Saudita.

Hablar sobre las elecciones sería un sacrilegio cuando hasta el Cardenal Carlos Aguiar Retes, mandó un mensaje de aliento a nuestros muchachos que están a punto de darse un quien vive con los alemanes.

Y no te creas lector que fueron palabras de compromiso; no señor. El Arzobispo Primado de México se puso la verde (Ojo, se puso una camiseta de la Selección Mexicana; no vayas a pensar que se elevó con un carrujo de la verde), sobre su impecable sotana y grabó un emotivo mensaje para los pupilos de Juan Carlos Osorio.

Ver el primer partido del Mundial, aunque estuviera chafa, fue algo así como una bendición de Dios porque los mexicanos estamos hartos y empachados de los mensajes insulsos, babosos y vomitivos de los candidatos.

Ahorita me vale gorro si AMLO subió o bajó diez puntos; si la PGR ya apañó a Anaya para que aclare el lavadero que puso con Barreiro; si el Bronco le cortará las manos a todos los consejeros del INE o si al fin Meade corrió a Nuño de su equipo de campaña.

Lo que quiero es ver futbol, buen futbol y no saber de encuestas cuchareadas, descalificaciones groseras, promesas imposibles y declaraciones pendejas.

Hoy viernes se juega el clásico peninsular y el primer gran partido del Mundial. España, que se acaba de quedar sin técnico (destituyeron a Julen Lopetegui que se fue al Real Madrid), se medirá contra Portugal campeón de la Eurocopa, que saltará a la cancha con Cristiano Ronaldo.

Y este domingo viene el partido esperado por todo México. A las 9:00 a eme los chicos del Tri se verán cara a cara con los teutones que además son los campeones mundiales. Pero no hay miedo ni complejos, acaso nomás zozobra porque es la hora en que el único que tiene la seguridad de que jugará es Memo Ochoa, de ahí en fuera ninguno de los 22 restantes tiene esa certeza. Y si tantito me apuran, ni el señor Osorio sabe a quiénes alineará.

Como será Día del Padre, mi esposa me dijo que lo pasaremos en casa de sus papás y que le brinco. Ah no no no no. Si quiere que se vaya ella con sus chilpayates. A mi que me deje en casa, con un platón de ricas botanas, unas chelas bien frías y dispuesto a ver cómo Alemania le empuja cinco goles a nuestra gloriosa Selección Nacional.

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