En Martínez de la Torre tienen bien claro que Omar Gómez López, candidato de Nueva Alianza a la diputación local, tiene asegurado el triunfo si suceden puntualmente dos cosas: que renuncien sus adversarias (todas son mujeres), y que sus familiares le echen la mano con sus votos. De otra manera no se ve por dónde pueda salir airoso de la contienda. Está a años luz de María Elisa Manterola Sainz, la candidata que va punteando en las encuestas.

Cansado de que sus mítines sean remedos de juntas vecinales y que no prendan, Omar le puso candela a su campaña al interponer una denuncia ante la Fiscalía General del Estado, por presuntas amenazas contra dos de sus seguidores que hacían propaganda en una colonia martinense.

De acuerdo con el propio Omar, seis sujetos armados hasta el cuello interceptaron a sus muchachos a quienes amenazaron de muerte si seguían perifoneando a su favor: “La verdad es que estoy enojado porque este tipo de situaciones no deben darse en una contienda electoral. Esto no debe suceder” dijo y tiene razón. Por desgracia estas cosas están ocurriendo de manera cotidiana en casi todo el país.

Aunque en este caso, la presunta agresión mueve a la sospecha.

Si la contienda estuviera cerrada, trenzada y caldeado el ambiente político, resultarían creíbles las palabras del candidato, pero no cuando va hasta abajo en las preferencias electorales y sin la mínima posibilidad de que le levanten la mano.

Si hay un distrito donde la alianza compuesta por el PAN-PRD y MC no tendrá problemas para ganar la diputación local, ese es Martínez de la Torre, donde no se ve con qué puedan los contendientes derrotar a María Elisa.

Mujer seria y preparada, enemiga de los protagonismos y renuente a las candilejas, Manterola Sainz ha realizado un trabajo eficaz por sus paisanos, pero también por los veracruzanos, ya que funge como presidenta de la Mesa Directiva del Congreso Local.

Lo anterior le ha allanado el camino para que el próximo 1 de julio logre casi sin ningún tropiezo, reelegirse como legisladora.

Este lunes, cerca de 100 operadores y coordinadores del PRI martinense, renunciaron al que fuera su partido para sumarse a su campaña, con lo que le garantizan más difusión a su proyecto de trabajo y presencia en todas las casillas.

Además, cientos de colonos, campesinos, estudiantes y gente de la sociedad civil, le han asegurado su voto porque conocen su labor de gestoría, tanto en beneficio de municipios como de comunidades.

Omar Gómez ha hecho su esfuerzo, pero nomás no ha pintado. Los sondeos de opinión lo ponen debajo de María Elisa que lleva el 46.7% en la intención del voto; de la priista Ana Sarmiento que tiene el 22.4% y de la abanderada de Morena, Adriana Esther Martínez, que tiene el 16. 6%.

Con el 14.3% de las intenciones, a lo único que puede aspirar el panalero es a pelearle el tercer lugar a la candidata de Morena.

Ni hablar, todo parece indicar que tendrá que esperar tiempos mejores, que pueden llegar en el próximo proceso electoral.

Por lo pronto, queda la duda sobre la presunta agresión.

Malo y reprobable si en efecto unos maleantes amenazaron a gente de su partido; pero pésimo y deleznable si Omar se valió de esa argucia en un afán desesperado por agenciarse unos cuantos votos.

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