El académico adscrito al Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), José Alfredo Zavaleta Betancourt, recibió el Premio al Decano 2018, por sus méritos reconocidos de liderazgo y desarrollo profesional, su destacada participación en las actividades universitarias, y por su antigüedad, informó la Secretaría Académica.
Alfredo Zavaleta, con 30 años de servicio en la UV, inició hace dos décadas su trabajo como investigador en el tema de la violencia, lo cual le ha permitido observar el cambio que ésta ha tenido, concretamente el que se haya hecho más pública y presente. Es más, en entrevista con Universo citó que se ha modificado la forma de pensar el problema, de lo cual dio cuenta en un artículo publicado por el Anuario Latinoamericano de la Universidad de Dublín:
“Denomino ‘el giro antropológico’ en el campo de estudio de la violencia, porque eso ha implicado que algunos sociólogos hayamos reconocido que nuestras explicaciones macro del problema son insuficientes para comprender el sentido de las narrativas de los actores (victimarios y víctimas). Abrirnos al diálogo con otras disciplinas como la geografía, pero particularmente la antropología, nos ha permitido una idea radicalmente distinta no sólo de la violencia, sino del Estado mexicano.”
Entre su liderazgo académico está la coordinación del grupo de trabajo “Seguridad en democracia” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (2012-2014); ha sido conferencista magistral en varias universidades del país y ponente en el extranjero, sobre todo en universidades sudamericanas; ha realizado estancias de investigación en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y otra con el Grupo de Investigación en Ciencias Sociales sobre América Latina en Grenoble, Francia, sólo por citar parte de su quehacer académico.
Respecto al Premio al Decano 2018, el académico destacó: “La serie de decanos que en esta ocasión somos reconocidos estamos muy agradecidos con nuestra Universidad por habernos permitido crecer, especializarnos, pero sobre todo, darnos un margen de acción para innovar y crear en nuestras líneas de trabajo, ya sea en los laboratorios, en cubículos y en campo”.
En estas últimas dos décadas Alfredo Zavaleta, a propósito de “tratar de comprender el tema de la violencia”, ha desarrollado un conjunto de iniciativas orientadas al trabajo de campo y al diseño de políticas públicas. Lo cual ha requerido aplicar en convocatorias nacionales e internacionales de proyectos de investigación para lograr financiamientos, como las del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y otras agencias internacionales.
“He tenido la fortuna de estar acompañado por colegas muy destacados de mi cuerpo académico (CA) Estudios Sociopolíticos –que he coordinado en varias ocasiones– en el desarrollo de una línea de investigación particular sobre sociología de la violencia. Para los sociólogos es importantísimo comprender la violencia y sus efectos en la desintegración social, porque nos interesa mucho mejorar la convivencia de los mexicanos y particularmente de los veracruzanos.”
Como resultado de los proyectos de investigación ha producido diferentes materiales para los tres niveles de gobierno, entre ellos: la Secretaría de Gobierno Federal, el Consejo Estatal de Seguridad Pública y ayuntamientos como el de Acayucan, Martínez de la Torre y San Andrés Tuxtla. Para tales instituciones, él y compañeros de la línea de investigación han producido prototipos, manuales, lineamientos comparados de leyes, entre otros instrumentos; de acuerdo con sus palabras, les interesa no sólo crear insumos para la toma de decisiones, sino hacer llegar información específica a las víctimas de la violencia y así mejorar el acceso a la justicia.
“Por eso es que decimos que, en parte, lo que hacemos como intervención puede denominarse gobernanza de la violencia o de la inseguridad, en la medida en la que pensamos que es un problema que tenemos que atender todos, no sólo el gobierno, también los ciudadanos; los universitarios tenemos el compromiso público y la responsabilidad de allegarles insumos.”
El entrevistado enfatizó que los productos de proyectos de investigación –ya sea resultados de informes técnicos, encuestas o prototipos de lineamientos– cuya naturaleza es el campo científico-académico no tienen la intención de convertirse en evidencia ministerial.
Es más, remarcó: “Sería importantísimo que en estos momentos se atienda la singularidad de los productos de nuestras investigaciones más allá de lo que se filtra a los medios de comunicación, los cuales a veces también utilizan de manera interesada fragmentos de lo que algunos investigadores dicen sobre temas sensibles, y con los cuales no coincidimos o no nos sentimos responsables de lo editorializado”.
Alfredo Zavaleta explicó que precisamente en los últimos 20 años en el país se han presentado una serie de estudios con la intención de contribuir de forma cuantitativa y cualitativa a la comprensión del problema de la violencia, y en su caso han enfatizado el enfoque regional “porque la violencia se presenta de forma diferenciada en el país”.
Recordó que ésta es un fenómeno multifactorial que está encadenado con trayectorias vulnerables en la exclusión, sobre todo en los jóvenes con familias desestructuradas, en abandono escolar, sin empleo, sin certidumbre laboral y profesional. Por ello, le interesan las narrativas de las víctimas, cuyo reservorio moral puede contribuir a saber de qué manera pueden fortalecerse las instituciones públicas.
“Nos parece muy paradójico que en las últimas dos décadas se haya invertido tanto para reformar las instituciones y no haya mejorado sustantivamente el acceso a la justicia. En este caso, pensamos que el problema de la violencia no sólo es social, sino que implica fortalecer el estado de derecho de nuestro país, particularmente las instituciones de seguridad y justicia.
”Por eso es que hemos elaborado diagnósticos estatales, planes de prevención, manuales para organización de Consejos de Seguridad y Participación Ciudadana, prototipos de política pública para los tres niveles de gobierno y manuales de acceso a la justicia para víctimas de diferentes tipos de violencia.”
Remarcó que la violencia es una relación asimétrica que daña la dignidad e integridad de las personas, pero también de grupos sociales, incluso la soberanía de algunas instituciones estatales.
Asimismo, Alfredo Zavaleta hizo hincapié en la idea de que no todo es violento en la sociedad mexicana, pues en ocasiones se tiende a pensar que México está envuelto en una ola de violencia incontrolable; sin embargo, hay formas de convivencia comunitaria indígena, de solidaridad familiar y vecinal basadas en la amistad. Y remarcó: “Hay una emergencia de nuevos actores sociales en nuestro país y nuestro estado que cotidianamente ofrecen alternativas que deben ser tomadas para mejorar los desempeños de nuestras instituciones, para construir un estado de derecho”.
Por otro lado, admitió que se trata de un problema que no se resolverá a corto plazo, mientras no se avance en la reducción de las brechas de desigualdad y pobreza, no se logre la consolidación de la reforma de la justicia penal, no se diversifique y mejore la eficacia de los programas de política social, y no haya alternativas para los jóvenes vulnerables.
“Es un tema que va a continuar siendo un problema estructural que no será resuelto por el próximo gobierno federal o los gobiernos subnacionales o municipales que se elijan en la próxima coyuntura electoral.”
Además, subrayó que hay una falsa idea de que “estamos sobre diagnosticados y ya lo sabemos todo al respecto”, pues pese a los esfuerzos que hacen centros de investigación para comprender el fenómeno de la violencia, hay muchos temas pendientes de atender, por ejemplo, la relación entre los delitos que se cometen en el campo o en comunidades indígenas y en la ciudad; lo que acontece en los hogares con jefatura femenina, entre otros.
En ese sentido, dijo que es necesario focalizar la atención en temas que no han sido trabajados. En otras palabras: la agenda de investigación es abierta, amplia e interesante para una nueva generación de investigadores, estudiantes de grado y posgrado.
Karina de la Paz Reyes Díaz/Prensa UV