Sebastián Figueroa Rodríguez, recientemente distinguido por la Universidad Veracruzana (UV) con el Premio al Decano 2018 en reconocimiento a su intensa labor académica, consideró que la distinción le llega en un momento importante en su tarea profesional.

En entrevista concedida a Universo, planteó que el premio es un paréntesis interesante en su vida como académico y cuando está a buen tiempo para plantearse otros retos.

¿Cómo resumiría su desempeño académico?

Uno de los primeros factores ha sido descubrir la cantidad de posibilidades de acción y propuestas, de formas de actuar en las diversas facetas de la vida universitaria. Cada día descubro que hay muchas más, aunado a la posibilidad de intervenir en lo que elijamos como forma de trabajo y de vida.

De lo mismo se derivan ofertas para desempeño y propuestas para incidir directamente en cuestiones que nos interesan; es motivante y todo un gusto que crece en la medida en que descubrimos esas nuevas vetas que se abren a la exploración.

La horizontalidad de su labor le ha conducido hacia contextos internacionales. ¿Cómo se conjugan en una misma personalidad tantas actividades?

Todo ha sido gradual y se dio desde que ingresé al cuerpo académico de la UV –en 1976– luego de un examen de oposición y apenas recién egresado como estudiante. Busqué la forma de ser un profesor eficiente y mucho de lo que hacía se relacionaba con diversas facetas de la investigación. Fue así que me relacioné con la investigación; la posibilidad de hacerlo tiene que ver con las facilidades para diversificar nuestro perfil.

De esa forma, mi actividad se hizo mayormente variada y no he desaprovechado las oportunidades y acepté gustoso esos quehaceres. Tuve participación en las actividades que el Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación de la Psicología ha realizado en casi 50 años de existencia.

En algún momento me ofrecieron coordinar la docencia y organizar talleres, ámbito que me permitió incursionar en eventos de tipo internacional y en el Foro Trilateral de Psicología Profesional, organismo integrado por canadienses, estadounidenses y mexicanos, gracias a que tenía la función de Secretario Ejecutivo de aquella organización nacional.

En la década de 1990 participé en el curso nivelatorio que permitió a las enfermeras certificar su conocimiento y alcanzar el nivel de licenciatura.

A 42 años de labor en la UV, ¿ha pensado en un “hasta aquí”?

La enseñanza es un asunto bidireccional, cuestión de dialéctica. Uno la ejerce adecuadamente en la medida en que aprende, y trabajar con gente de distintos perfiles aporta riqueza de posibilidades, nos ayuda a adecuarnos a las características de la población que se atiende.

Es estimulante encontrar desafíos pero, como en el caso de la música, tiene un inicio, su desarrollo y su propia conclusión. Hay que ubicar el momento adecuado para el cierre y para ello existen indicadores.

Cuando ya no me sienta útil, yo mismo concluiré mi estadía en la UV, pero afortunadamente aún no es el caso. Ya no atiendo a estudiantes, pero muchos egresados acuden a mí para solicitar asesoría, revisión de proyectos de investigación, para publicar los resultados de sus investigaciones. En la medida en que avanzo, hay cada vez más personas que puedo atender.

Ha visto y vivido el proceso evolutivo en la Facultad de Psicología, ¿cuáles son las diferencias más sensibles?

Hay que recordar que el inmueble de Juárez número 81 era la Facultad de Ciencias, compuesta por cuatro departamentos: Física, Biología, Matemáticas y Psicología. Compartíamos muchas actividades y abordábamos distintas disciplinas.

Por otro lado, la bibliografía en español era escasa y estudiábamos con textos en inglés, hoy existen diversos recursos que hacen que la tarea de aprendizaje sea menos mortificante que en aquel momento. Actualmente, el hecho de contar con edificio propio otorga muchas ventajas, aunque en la década de 1970 la enseñanza era más directa y personal. Hoy son distintas las condiciones, aunque hay diversas herramientas que facilitan la interacción. No puedo asegurar que hubo formas mejores que otras; creo que es la investigación lo que nos ayuda a establecer estudios de carácter comparativo, mismos que nos dirán cuál es –en todo caso– la mejor forma de enseñar y de aprender.

Los ensayos y textos de su autoría nutren también su intensa productividad…

Me correspondió elaborar el texto que inicialmente fue el oficial para las escuelas de Educación Media Superior en la parte de psicología, en 1993. Se generó para las escuelas de Veracruz, además de otro para las escuelas del resto del país. Ambos me han aportado una buena cantidad de comentarios que se traducen en el vehículo para que otras instituciones me soliciten conferencias y hasta capacitación a profesores.

Escribir es una de las formas que concreta el trabajo de investigación; eso nutre y complementa el quehacer docente. No entendería la docencia sin el enriquecimiento que procede de los principios de la investigación, pero la parte correspondiente a la distribución social del conocimiento es asunto obligado para quien realmente quiera hacer honor al título de académico.

¿Qué habrá de venir después?

La Universidad Veracruzana se ha distinguido desde siempre por sus aportaciones a la ciencia de la conducta. No olvidemos que desde la década de 1960 planteó un modelo que no era el común. Las facultades enseñaban otros enfoques, pero la UV eligió el conductual que se convirtió en foco de atención y le valió reconocimiento internacional.

Soy un convencido de que la UV agregó al concierto de escuelas y facultades del país la posibilidad de realizar esfuerzos específicos mediante el Modelo Educativo Integral y Flexible, que permite la enseñanza con ciertas modalidades. El camino de la psicología nacional siempre ha transitado por los senderos marcados por nuestra institución, la UV.

***

Finalmente, Sebastián Figueroa agradeció a la UV que haya dispuesto este tipo de reconocimientos. “Aunque el que procede de los estudiantes es fundamental, el de la institución es una motivación importante para incentivar la entrega, el compromiso, la originalidad, la versatilidad y la forma como uno organiza su vida.

”Es un testimonio que va más allá de lo obvio, hace que prestemos mayor atención a lo que las actuales circunstancias requieren de nosotros, nos da una razón para tratar de perfeccionar lo que hacemos. Y para los jóvenes, es el llamado a que observen lo que la UV reconoce y se encaminen por ese rumbo.”