En esta parte final de la conversación, Raysel Pérez habla de su formación musical en Cuba en la última década del siglo pasado, de su disco Mi propia vida y de su relación con el Puerto de Veracruz.

Mi propia vida

Me centré en la música cubana pero no dejé de escribir canciones, lo que yo no hacía en ese momento era defenderlas y si tú me preguntas por qué, es que yo no me sentía apto para salir adelante con una guitarra y cantar una canción mía, y no es timidez, es que yo soy muy autocrítico y no sentía que era el momento, y me dediqué a tocar solo covers.
Esto de migrar es todo un problema, se le quedan a uno muchos pendientes y uno de los pendientes es el bienestar de tu familia, entonces, lo que hice fue concentrarme en trabajar para buscar la estabilidad familiar de toda índole.
Desde hace como tres años, ya soy mexicano y yo no sé de qué manera eso se volvió un lazo y a partir de ahí tomé esa fuerza que me había faltado anteriormente para defender mis canciones y dije voy a sacar mi disco, ahora sí voy a defender mi proyecto, y decidí hacer un disco que llama Mi propia vida, no porque sea autobiográfico, sino a modo de homenaje a esa primera canción que hice hace 17 años.

Bacalao con jazz

Yo soy un hijo de los años 90 de Cuba, esa generación fue importante musicalmente, déjate tú que fue importante, fue muy peculiar. Los años 90 en Cuba fueron un periodo especial: bloqueo americano, un momento en el que había que abonar a lo propio porque había que exaltar el sentimiento nacional, un momento en el que no había nada, no había comida, no había luz, no había nada, entonces, teníamos que poner el orgullo por encima de todo para poder sobreponernos a lo que estaba pasando.
En esa época nacieron grupos y sonoridades que me marcaron, acuérdate que, por ejemplo, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés son trovadores, nacieron con una guitarra pero después se hicieron de unos grupos que tenían un tratamiento musical enorme, el concierto de Silvio Rodríguez con Irakere en Chile fue un derroche de música.
En Cuba nos consumíamos nada más entre nosotros, todo era interno, entonces había una competencia enorme en lo musical pero no existía la competencia del mercado, no teníamos que cumplir ciertos lineamientos estándares para llegar a la radio porque no tenemos esa parte comercial. Lo que sonaba era un derroche de música, por eso el público cubano, hasta el más humilde, tenía el referente de música de altísima calidad, aunque fuera para bailar. Para tocar la música popular cubana tenías que ser un monstruo en tu instrumento, porque si no, no podías tocar, yo soy resultado de esas exigencias.
Si viviste en los 90 en Cuba, tienes que tocar jazz a fuerza, en mi concierto de graduación toqué música clásica y renacimiento y barroco y todo eso, y terminé con un cuarteto tocando Body and Soul y haciendo swing. Después de eso, cada reunión que tenía en casa con mis amigos terminaba con Irakere, ya todos borrachos tocábamos con si estuviéramos tocando con Irakere, sabíamos todas las frases del disco, hoy por hoy me sé ese disco completo fraseado, esas son cosas que están aquí [se señala la cabeza].

Mi propia isla

En Xalapa conocí muy buenos músicos. Cuando iba a hacer el disco, empecé a hacer arreglos, como te comenté, yo soy resultado de las exigencias de la música cubana de los 90 y todo se me iba para allá y yo decía con quién lo toco, cuando conocí a esta gente dije ya me salvé, se va a poder tocar, y no es que sea muy difícil, pero se sale de los cánones de hoy, tú sabes hoy la música está sufriendo una muerte lenta.
Yo siempre he creído que el medio te hace mejor, tengo clarísimo este dicho de que el que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija, si tú quieres ser bueno, tienes que juntarte con los buenos y es lo que hice para grabar el disco porque, además, los muchachos no solo son buenos músicos, son buenas personas.
Tenía algo muy claro: si este proyecto es del alma, si es un proyecto íntimo, demasiado personal, no creo justo tenerlo que compartir y menos que pase por venas y sentimientos de gentes que no sean afines. Lo que yo gano con estos muchachos es esa afinidad, esa complicidad y estoy segurísimo que a partir de que pasa por ahí, se vuelve más grande, yo puedo tener una idea pero cuando pasa por el filtro de ellos se amplifica, se hace mayor, se hace enorme.
En el disco hay músicos que hoy por hoy tocan con Arturo Sandoval como Kemuel Roig, pianista, e Hilario Bell, baterista que ahora vive en Miami. También está Eugenio Dinza, trombonista cubano que vive en el DF. Mucha gente que colaboró es muy importante y para mí es un honor tenerlos ahí, como digo en los agradecimientos: quiero agradecer que quisieron convivir por un ratito en esta isla que se convirtió el disco.
Este disco tiene 12 canciones, todas de mi autoría, y muchos de los arreglos también son míos, y a partir de que lo hicimos emprendí el viaje en el que estoy ahorita intentando llevárselo al público. Me acompaña una banda excelente, todos son músicos mexicanos, son de diferentes partes de la república pero todos viven, y además son muy reconocidos, aquí en Xalapa. Está Ramiro González, del grupo La Manta, en el saxofón; Luis Rodríguez en el piano, él es maestro de JazzUV; Gerardo García el Oaxaco, de la Xalli Big Band, en las percusiones; en la trompeta tengo a Omar Cruz, que se está graduando ahora en la Facultad de Música; en el bajo está Carlos Zambrano el Pachi, también de La Manta; en la batería está un alumno de JazzUV que se llama Alex Lozano. De Veracruz tengo, también en las percusiones, a Alex Acosta, él se acaba de graduar en el EMBA [Escuela Municipal de Bellas Artes], y el trombonista es un santiaguero, Arnaldo González, al que yo vi nacer, ¿tú puedes creerlo? Su mamá fue mi profesora de piano, su papá fue mi profesor de música, su tía, hermana de su mamá, fue mi primera profesora de solfeo. Imagínate qué lazo tan bonito hay, qué hermosa hermandad y él está en el proyecto. Yo estoy en la voz, la dirección y la producción. Estoy orgulloso del grupo que tenemos, estoy orgulloso del resultado que hemos tenido con el grupo. También hicimos un video maravilloso aquí en Texolo, está en YouTube, es un video hermoso, Mi propia vida.

Sonero y jarocho, trovador de veras

Lo primero que me impresionó con la música jarocha a gran formato fue el proyecto Jarocho, cuando nació, el Gobierno del Estado hizo un súper show en Veracruz, en el World Trade Center, que era por invitación, yo fui a ver aquello y dije ¡wow! Compré los dos discos, el Volumen 1 y el Volumen 2. Me impresionó el alcance que podía tener el son jarocho porque lo que yo veía en el puerto era lo pequeño.
Tengo una conexión directa con el son jarocho, trabajé mucho tiempo con Delfino Guerrero, el arpista, tengo amigos entrañables como el maestro Mario Rosales, que es un constructor de arpas jarocho, día fui a tocar al Casino Naval de la Ciudad de México a un cumpleaños de un presidente, iban a tocar un grupo jarocho y un mariachi de la Secretaría de Marina, estaba esperando y cuando empecé a ver los instrumentos, logré identificar que todos eran de Mario Rosales, los instrumentos, los estuches, todo. Fui para allá y le pregunté a un músico oye, dime una cosa, ¿todo esto es de Mario?, y me dijo sí, son de Mario, él nos hizo todo. Todos los instrumentos de Tlen Huicani son de Mario, es increíble ese señor.
Yo decía bueno, puedo hacer una canción pensando en el son jarocho pero no es lo mismo si la hago desde la jarana, entonces me compré una jarana y estoy empezando a rascarle. Con el grupo de son, ya le hice una canción a Coatepec, quiero adentrar más a Veracruz en mi obra por un simple hecho, todas mis canciones se están haciendo desde que estoy aquí, no me quiero apartar de eso y lo quiero agradecer también. Este disco que acabamos de hacer está desfasado, tiene canciones de hace 17 años, ya me puse al día con lo rezagado y a partir de ahora viene una nueva visión, una nueva producción que me imagino que no va a tener tanto esta vestidura virtuosa de la que te acabo de hablar porque todas esas cosas son producto del devenir histórico mío, de donde vengo, a partir de ahora ya hay más tiempo, hay más madurez y hay mucho México en mí.
A título personal he tenido, no roces pero encuentros desafortunados con gente que me ha dicho es que tú ya estás ajarochado, yo le digo mira, ponle como te dé la gana, compadre (risas). Yo no me voy a olvidar nunca, ni pretendo, ni va a ser, ni voy a dejar nunca de ser cubano, eso me queda claro, por eso trato de quitarme la etiqueta, pero eso es algo que ya viene en mí.

PRIMERA PARTE: El cultivo de las alas
SEGUNDA PARTE: Este arroz ya se cuadró



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