En esta segunda parte de la conversación, Alex Lozano habla de sus primeras impresiones en Xalapa y de su incursión en la escena jazzística de la ciudad.

Tierra de gigantes

En el 2013 llegué aquí a Xalapa a hacer mis exámenes para los Cursos Preparatorios y entré a JazzUV. Haber entrado a esa escuela sí fue un cambio muy grande en las cosas que estaba yo viviendo y haciendo, fue llegar a un escenario en donde había un montón de gente de la cual aprender, un montón de gente con mucha experiencia y con cosas nuevas para mí. Para mí era impresionante todo lo que decían y hacían músicos como Renato Domínguez, Édgar Dorantes, Vladimir Coronel, Guillermo Barrón. Conocer a ese tipo de músicos, para mí sí fue así como ¡wow!, aquí hay gente realmente muy brillante.
Entré a los Cursos Preparatorios y mi primer maestro de batería fue Renato Domínguez, en un principio fue un montón de información nueva, estaba viendo a una persona tocar el instrumento de una manera que yo jamás me hubiera imaginado pero increíble. A Renato siempre le ha gustado meterse en problemas con la música, me refiero a que es muy clavado, siempre trata de resolver los misterios del tiempo y del ritmo, y entrar con él sí fue difícil porque es un maestro que siempre te está presionando para que seas creativo, pero al final siempre fueron muy fructíferas todas las cosas que él me enseñó.
Renato era el maestro personal pero Vladimir Coronel en esa época estaba dando clases de Ensamble y escucharlo tocar también era impresionante. Vladimir fue también uno de los primeros maestros de batería que tuve aquí en Xalapa y uno de los primeros mentores y una de las personas de las que aprendí demasiado.
También estaba Guillermo Barrón, era mi maestro de Teoría pero también fue mi maestro de batería un tiempo, él toca muchos instrumentos de percusión. Esos fueron mis primeros maestros de batería y realmente aprendí muchísimo de ellos, muchísimo. Ellos también me motivaron para que entrara a la Licenciatura y me ayudaron a preparar mi examen lo mejor posible.

Convierte el aire en jazz natural

Cuando llegué, no sabía absolutamente nada de jazz, no sabía nada de blues ni de las formas ni nada, para mí todo era nuevo, no podía ni subirme a un jam porque no conocía bien las formas, no sabía bien cómo era la onda de acompañar a los demás, de escuchar, tenía los oídos abiertos para las cosas que venía escuchando, pero no la sensibilidad que se necesita para tocar este tipo de música, el jazz, que es otro approach totalmente diferente, y aquí fue realmente donde empecé a aprender todo desde el principio.
Cuando entré a los Cursos Preparatorios, yo veía a los chavos de Licenciatura como la gente con la que quería tocar, y no solo a ellos sino a la escena en general, decía me gustaría algún día poder tocar con él, poder tocar con él, poder juntarme con ellos y hacer música. Cuando estaba terminando los Cursos Preparatorios, me hablaron alumnos de la Licenciatura para que les ayudara a grabar sus tareas, creo que de Composición, uno de esos chavos era Aldo Rivera, fue la primera ocasión que tuve de tocar con él y me quedé impresionado cuando lo escuché por primera vez, porque además en aquel entonces estaba mucho más joven. Y no solamente estaba emocionado de tocar con él, sino con toda esa gente que me estaba invitando a grabar sus tareas, para mí era como wow, este es el primer paso. Algunos de esos personajes ya no están en Xalapa, pero todos eran grandes músicos.

En caza de la casa del jazz

Entré a licenciatura un año después de haber llegado a Xalapa, en 2014, y unos meses después, esos mismos chavos me volvieron a llamar para tocar en huesos, me decían oye, vamos a tocar en la Galería de Artes ¿nos quieres acompañar?, y yo decía órale, voy a tocar con los meros, meros. Era toda la banda de la Jazz House y poco a poquito me fueron involucrando con ellos. Me acuerdo que tenían un proyecto que se llamaba Tightrope, La Cuerda Floja, creo que se lo pusieron en honor a un contrabajista que siempre estaba de riesgo en muchas situaciones de la vida, como tambaleante (risas). Esa relación desembocó en uno de los proyectos en los que ahora estamos trabajando ya de manera más formal y seria, Jazz House Collective, es un noneto de aquí de Xalapa integrado por estudiantes y egresados de JazzUV, es un ensamble que representa mucho a todo el movimiento de JazzUV.
La Jazz House era -porque ahora ya no existe- el lugar donde se hacían las fiestas, pero no eran fiestas cualesquiera sino que había jams con mucha gente tocando. En esa época estaban llegando muchos músicos a Xalapa y sigue llegando mucha gente de todas partes de la república, ahorita es todavía muchísima más la gente que se está viniendo, de hecho es poca la gente que es de aquí de Xalapa, casi todos son de fuera.
Ahí vivió Mario Montes, que fue el primer egresado de JazzUV, Aldo Rivera estuvo un tiempo ahí, también vivieron ahí Nain Solana, David Barrera, Agustín Yañez, Abraham Isaac, Martín Atreyu, un montón de músicos, ellos eran los que organizaban esas jam que se hicieron muy famosas entre la comunidad de músicos, todos llegaban ahí a tocar, era el after de los conciertos de los festivales.
En la casa no era solo cotorreo sino que también era un hervidero de ideas porque se preparaban las titulaciones de gente que ya salió y además, no sé por qué pero todos querían ensayar ahí, incluso gente que no era de la casa decía:
-¿Dónde va a ser el ensayo?
-Pues en Jazz House
Yo no sé cómo le hacían esos cuates para vivir ahí con todo el desmadre y toda la gente pasa y pasa todo el tiempo, no sé cómo le hacían para estudiar y ponerse las pilas.

Que la vida es un festival y es más bello vivir jazzeando

El primer festival en el que toqué fue el Jazzatlán 2015, me invitó Ramiro González a tocar la Suite del Noreste de México. Francisco Lozano es contrabajista de aquí y también fue de las primeras personas que me invitaron a tocar su música, él tiene un proyecto de música electrónica que se llama Impulso y recuerdo que una vez se ganó un espacio para ir a tocar a Jazzatlán y nos invitó a varios, fueron Silvana Estrada, Alán Ibarra, Rubén Matus. Francisco Lozano es amigo de Ramiro González y andaba acompañándolo en su proyecto de la Suite del Noreste de México, es un proyecto de composiciones tradicionales mexicanas pero con ondas de blues y de jazz, es una loquera y para mí era nueva en aquel entonces. Un día que no tenían baterista, Paco le dijo a Ramiro oye, conozco este bataco igual nos puede tirar paro para resolver esa fecha, y Ramiro me invitó. La primera vez que escuché su disco fue una voladez, yo nunca había escuchado nada parecido y me intimidaba mucho la idea de tocar con Ramiro porque también él es un músico muy brillante.
Tocamos la Suite del Noreste en el Jazzatlán del 2015, también estaban ahí Paquito Cruz en el piano, Aldo Rivera en el acordeón (risas) y Francisco Lozano en el contrabajo. Tocamos en un kiosco en la plaza de Cholula, fue una loquera pero estuvo bastante divertido.
En octubre de ese mismo año, participé en Sexto Festival JazzUV como parte de tres ensambles. Siempre me ha tocado que en los Festivales JazzUV todo mundo quiere meter su proyecto y resulta que yo ando como en dos o tres y esas semanas son difíciles pero muy fructíferas. Ese año acompañé a un gran músico amigo que también fue de los primeros que me invitaron a colaborar con él, Abraham Rendón, en aquel entonces tenía su quinteto y nos dieron un espacio para tocar en el Festival. También estuve en un ensamble grande, como de 10 personas, de Tonatiuh Vázquez, tocábamos arreglos y música de Gil Evans, compositor de Estados Unidos que falleció en Cuernavaca, su música es toda una estética y los arreglos eran muy muy bellos.
JazzUV siempre ha tratado de meter en su programación a grupos y proyectos de los alumnos y ese año también le dieron un espacio a Jazz House. Fue el primer concierto del grupo, se formó como tres meses antes de esa edición, en el verano del 2015, con la idea de hacer un ensamble para tocar composiciones y arreglos de la escuela, y también para resolver las primeras titulaciones de JazzUV.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: Urgencia interna
TERCERA PARTE: La ciudad de las flores



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