Faltan  214 días para el final. De mal en peor economía, empleo, bienestar  y seguridad; y por si fuera poco, se incrementan ineficiencia, corrupción, deuda pública e impunidad gubernamental.

En gobiernos presentes, ya hay responsables y delincuentes, no solo distractores y entretenimientos del pasado. Siguen funcionando licuadoras, aspiradoras y extractoras de recursos públicos.

Debates de lágrimas y risas.

La costosa propaganda oficial. Las simulaciones y ocurrencias. Los insultos y el lodazal partidista; los discursos y promesas de  candidatos, el diálogo y los debates de todo tipo, no son suficientes. Imparables inconformidad y  protesta ganan terreno pues lo fundamental no se atiende, ni se entiende.

Es más, en el debate de la vida diaria, el sentir popular expresa y hace sentir, que la elección no es la solución, apenas su comienzo.

Ante el entretenido y costoso ambiente circense electoral, de  enajenación y  manipulación múltiples,  sobresale y prevalece la cuestión central,  de cómo  concretar atención y ocupación gubernamental, al inocultable malestar y resentimiento social, que con toda razón crecen y se fortalecen en todas partes.

¿Hasta cuándo se atenderán bien y oportunamente,  necesidades y prioridades  impostergables?  ¿Cómo  detener y erradicar  debacles y desastres en  inseguridad; al combatir y reducir en serio la  pobreza y el hambre; y al reactivar y fortalecer la economía y el bienestar social?

Hartazgo racional y emocional, más que justificado ante tantas limitaciones y sacrificios en aumento.

¿Se concretará  la intención de evitar que continúe más de lo mismo y de los mismos?, para facilitar cambio y alternancia,  castigando  y suspendiendo apoyo político y  respaldo en votación,  a  partidos y  gobiernos, del PRIVERDE en el país  y del PANRD en Veracruz.

O por el contrario. ¿Seguirán impunidad, delincuencia e incapacidad gubernamental? ¿Prevalecerá la justicia a modo, para encubrir, favorecer y aprovecharse de unos; o para exhibir y perjudicar a otros? Porque también es  indudable, que los intereses afectados no cederán el poder tan fácilmente.

Para empezar, hay demasiados cargos sujetos a elección, lo que motiva y facilita el voto diferenciado y, además, la incontrolable operación del hampa electoral, que intensifica e  incrementa su presencia y acciones. ¿Delincuencia electoral promovida y tolerada a conveniencia?

Hay que reclamar y alertar. No quitar el dedo del renglón. Ineficiencia, corrupción e impunidad gubernamental constituyen ya, una indudable prioridad pública, que irrita e incrementa el malestar social. Simplemente es inaceptable que lo fundamental no se atienda; y que el remedio se convierta, en parte de la enfermedad.

Individuo y sociedad. Origen y destino

En todo caso, lo fundamental se hace presente en el origen y destino, en la esencia y operación, de la representación y el poder público. Imposible atender necesidades y resolver problemas sociales, sin buenos gobiernos e instituciones eficientes.

Sobre todo, hay que insistir por lo claro y evidente, que no es posible avanzar sin participación y evaluación ciudadana y social. No es suficiente solo elegir al gobierno, si no se ejerce el derecho de evaluarlo y controlarlo, para reafirmar o revocar el mandato popular. La credibilidad y confianza otorgadas a través de la elección, se ha convertido en cheque en blanco; en indiferencia o permiso para que los gobernantes hagan lo que se les dé la gana, hasta ocasionar pérdidas, limitaciones y sacrificios a la población. No es obligatorio soportar ineptos y corruptos. Gobernar al gobierno es esencial en cualquier democracia.

Preciso recordar y tener siempre presente el principio constitucional:” la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno…”

Consecuentemente, es inaplazable ejercer, no solo el derecho de elegir y de ser electo; sino también, al mismo tiempo, el de quitar el apoyo y hasta denunciar, destituir y sancionar a los malos o pésimos gobernantes y servidores públicos en general.

En ningún momento se está obligado a sostener y soportar malos y peores gobiernos.

Elección y revocación, votación y remoción son, entre otros,  derechos que se abren paso en las incipientes democracias como la nuestra. Otorgar mandato y representación,  debe ser tan común, como revocarlo y despedir a electos o nombrados. Presente, la conocida sentencia y aspiración popular de que: “no hay mal que dure seis o tres años, ni pueblo que lo aguante”.

En fin, impostergable combatir y erradicar  ineficiencia y delincuencia. Urgen gobiernos capaces y previsores, no sólo simples administradores de la rutina burocrática o de la urgencia de lo inmediato. Costoso e injusto mantener servidores públicos, que no sirven, en espera de respuestas y soluciones que no llegan.

El derecho a elegir y a ser electo, así como el de evaluar para respaldar o revocar, se fundamentan con el de informarse todo el tiempo, para participar activamente, asegurar logros y corregir errores o fracasos.

No a la adulación y servilismo. No a la negación por principio. Ni exagerar,  subestimar o sobre valorar. Asegurar el acceso a  la información y fortalecer la participación. Al gobierno hay que gobernarlo.

Apoyar  y facilitar  participación y evaluación social; insistir, que todo servidor público está obligado a respetarla, fomentarla y protegerla. Empezando por garantizar información actualizada y confiable, accesible y disponible de las actividades gubernamentales.

En el caso de la opacidad dominante en Veracruz. Obligado insistir. ¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado por el gobierno actual? ¿A cuánto asciende el total-total de deuda pública estatal y municipal? ¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos? ¿Y los resultados de la entrega recepción? ¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van? ¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes? ¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda? ¿Es obligatorio sostener a funcionarios ineptos o mediocres con ofensivos supe sueldos y beneficios especiales?

Inútil y costoso pretender imponer verdades o mentiras oficiales. Absurdo defender y presumir lo que no se informa y no se sabe.

-Academico.IIESESUV@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH