Al asqueroso estilo del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, quien en un arranque de locura prolongada ordenó que todo lo que fuera gobierno estuviera pintado de rojo, hasta los calzones de los funcionarios, so pena de ser despedidos, el alcalde panista de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, quien se ha hecho famoso por sus modales exquisitos (ha buscado exterminar a las palomas para que dejen de cagarle el zócalo y ordenado la desaparición de gatos en el parque ecológico), a tal grado que ha arrojado aromatizante a las alcantarillas cercanas a sus oficinas o eventos para que no le llegue el tufo del puerto, ha ordenado pintar con el abominable azul panista el edificio del Teatro Francisco Xavier Clavijero, un recinto histórico y cultural de Veracruz, lo que ha generado una multitud de críticas en las redes sociales. Los jarochos temen que pronto el Foro Boca, hoy con estructuras color cemento, también lo pinten de ese color y, en una de esas,  hasta el Castillo de San Juan de Ulúa, usado por el delicado alcalde para tomar protesta. ¡Vaya maldición le ha caído a Veracruz en los últimos 14 años!