«Mágica tinta que le das vida a lo que escribo,
no te acabes nunca»

Ese par de versos, que podrían haber emergido de la pluma de cualquier poeta consolidado, son una muestra del talento de Avryl Castelán; en esta segunda entrega dedicada a la jovencísima instrumentista, cantante, compositora, escritora y narradora oral, presento dos de sus textos.

GENEROSIDAD SIN GÉNERO

Avryl Castelán Martínez

Abro mis ojos; apenas son 4:57 am y… soy observada. Me miran dos pares de ojos… Un par de ellos ¡ansiosos, cariñosos y brillantes!; los otros eran cuestionadores y muy extrañados de «¿por qué duerme tanto?» ¡Jajajajajajajaja! Son Kira (mi perrita) y Gospell (mi gatito); son un par sin igual. Kira es una terrible Pitbull (es un terrón de azúcar) y Gospell un gatito de «muy buena suerte» (es de color negrito)… ellos esperaban a que yo abriera mis lagañosos ojos… ¡cómo me encantan los dos!

Yo soy una niña de 10 años llamada Beyi y vivo con mi papá Rick y tengo mis mascotas: Kira, Gospell, además de un pez perico rosa llamado Fonkeér y una iguana llamada Onka, todos, sin importarnos nuestra especie, raza o género, convivimos de maravilla.

Siento que a muchos les extraña y otras veces tampoco les gusta a los seres humanos, muchas veces, si no es alguien cercano o de quien quiere obtener algo, les sorprende ver que la gente se lleve bien, sea amable o simplemente que trate bien y de igual a igual a los demás sin importar quién o qué especie sea… nos extraña «la generosidad».

Yo siempre he escuchado la frase «todos somos iguales», cuando queremos ser bien tratados, pero yo con el tiempo y las enseñanzas de papá considero que «no, que no somos iguales», ya que en lugar de pedir «igualdad» debemos pedir y promover «equidad», pues buscar el equilibrio es ir en búsqueda de lo justo de manera armoniosa y ése debería ser el plan a nuestro alrededor, el equilibrio del respeto y el amor hacia cada individuo.

Papá me ha explicado que la misma palabra lo dice: Individuo=Individual, o sea que somos únicos e irrepetibles, que todos tenemos diferentes habilidades pero que todos somos inteligentes, con virtudes y defectos, y algo que se me quedó muy grabado es que somos como nuestras huellas digitales o como las rayas de las cebras, que no existe una idéntica a otra.

Con todo esto entendí que como especies somos distintos, pero que vivimos en un planeta, creados para convivir y tratar de ser mejores cada día y qué mayor ejemplo que mis mascotas que se llevan de maravilla y no ven especie, color o género para tratarse bien… se dan amor a su manera con características diferentes pero tan lindos y lo mejor: saben convivir.

De todo esto surgió mi superduda ¿cómo los seres humanos (hombres y mujeres) muchas veces se llevan tan mal? ¡Ufff! Si no es por dinero, religión o por uno de los peores, por «género», el querer estar por encima de los demás. Yo me siento muy capaz de realizar muchas cosas sin importar si fueron hechas esas cosas para el «hombre» o para la «mujer», pues así me lo han enseñado, y confirmo cada día que lo más importante es la equidad y la generosidad con que seas tratado, a todos se nos facilita o dificulta algo pero todos podemos intentarlo; eso es maravilloso.

Mi visión es ver a la Humanidad como un gran mundo donde todos participen y practiquen y promuevan la equidad, entender que no somos iguales ni física ni mentalmente; tal vez como especie estamos conformados con muchas cosas similares pero cada quien podemos aportar muchas cosas. Los niños, por ejemplo, fuerza, firmeza; y las niñas, armonía, belleza o estética, tantas habilidades, experiencias, conocimientos y actividades que podemos compartir…

Cuando aprendamos a ayudar y a dar «generosidad sin género», ese día, ese gran día…

¡Awwww!, me lo imaginé todo tan bonito que recordé una patita y una gatita que tuve, las cuales me dieron un ejemplo de amor, bellísimo. La patita puso huevos y cuando nacieron siete patitos, ella salía a comer y la gatita se metía a cuidarlos; después de un tiempo, la gatita tuvo dos gatitos que nacieron en el nido de la patita y cuando salía a comer… ¡síiii! La Patita se metía a cuidarlos. Mi papá les decía «Las comadres», ¡jajajajaja!

Son las 10:00 horas. Me fascina escribir, tomar nota de lo que voy sintiendo, de lo que me enseñan en el día, pues cada vez que lo leo, lo entiendo mejor:

Mágica tinta que le das vida a lo que escribo, no te acabes nunca, ayúdame a recordar siempre lo extraordinaria que soy.

* Con este cuento, Avryl fue ganadora del Primer Lugar en el Segundo Concurso de Niñas Extraordinarias.

 

* * *

AMO EL QUESO

Avryl Castelán Martínez

Un día, desayunando recordé varios momentos de mi niñez. Recordaba cómo me decía papá: «¿quieres queso, ratona?». Y bueno, así es, ¡me encanta el queso! (de preferencia el de hebra) y justo hoy, en el desayuno, me decía mi mamá:

–Oye, ¡no comas tanto queso!, siempre te lo he dicho.

Y yo le dije: Te recuerdo que me encanta el queso.

–¿Te acuerdas que desde pequeña te decía que te iba a casar con un vaquero para que siempre tuvieras queso?– dijo mamá.

–Mmmm, sí, lo recuerdo…– pensé, –pero ¿sabes?, yo tendré mucho dinero y tendré muchas vacas, ¡y haré mi propio quesitooo!, así que no tendré la necesidad de ningún vaquero…

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: Y los sueños, ciertos son
TERCERA PARTE: De presagios, cataclismos y esperanza

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