Por Weber Canova, vice-presidente de Tecnología de TOTVS | La velocidad de surgimiento de nuevas tecnologías y de adopción de ellas es cada vez mayor. Esta evolución trae un crecimiento exponencial de superficies posibles de ataques, al mismo tiempo que ofrece innumerables oportunidades a las empresas. Ante el inmenso volumen de datos que necesitan ser procesados, los algoritmos avanzados simplifican el análisis y la toma de decisiones.
La inteligencia artificial es la tecnología más adecuada para superar este desafío, pero trae consigo un temor: ¿cómo queda la seguridad y la privacidad de mis datos al adoptarla?Creemos que la inteligencia artificial es una tecnología con un funcionamiento muy similar a Waze, que se diferencia del GPS y otras aplicaciones de mapas y rutas porque existe la colaboración entre los usuarios. No comparten información personal, como el color o la placa del coche, pero comparten datos relevantes sobre el trayecto, como la velocidad del tráfico, accidentes e incluso el precio del combustible en una gasolinera. Esta información beneficia a todos.
Es exactamente eso lo que sucede con la inteligencia artificial. Los datos siguen siendo de las empresas usuarias, pero todas se beneficiarán de un proceso acelerado de evolución de la tecnología. Esto es porque la misma plataforma es usada por numerosas empresas y, como ella tiene capacidad de aprendizaje, cuanto más estas organizaciones usen la tecnología, más inteligente se quedará. Por lo tanto, si la máquina aprende a calcular el churn de una compañía, esa inteligencia será compartida y, a partir de allí, ayudará a todos los usuarios.Más que eso, el intercambio de información también posibilita un benchmarking con el mercado en general – no sólo con una empresa específica. Esta colaboración ayuda a las organizaciones a conocer mejor el mercado en el que actúan y tomar decisiones más acertadas para un crecimiento sostenible.
Sin embargo, creemos que, al igual que en Waze, necesita haber un equilibrio entre la privacidad y la colaboración. La privacidad es fundamental para la seguridad de la información de las compañías y para una mayor adopción de la inteligencia artificial. Por otro lado, la colaboración es la clave para la evolución de la plataforma, y si no hay cooperación, este proceso será muy lento.
Otra cuestión que preocupa a los gestores es la seguridad de la información. Con la digitalización de los negocios, habrá más sistemas y cosas conectados y, con ello, puertas abiertas para ataques. En el caso de inteligencia artificial, así como en otros sistemas, una de las formas de garantizar la seguridad de los datos es el control de acceso a ellos por medio de políticas y contraseñas.
Es posible, por ejemplo, determinar restricciones de acceso por personas, cargos o áreas. Además, la tecnología permite definir qué aplicaciones o, incluso, campos pueden ser visualizados por los usuarios. Para tener una idea, en el sector de salud, esa restricción permitiría que sólo el médico tuviera acceso a sus exámenes.
Aunque existe un anhelo enorme en relación con los beneficios de tecnologías innovadoras, como la inteligencia artificial, todavía hay mucho temor hacia ellas. Sin embargo, las empresas deben ser conscientes de que adoptar la inteligencia artificial no significa que se van abriendo más o menos y que estarán más o menos seguras que antes. La tecnología impacta el poder de inteligencia de las organizaciones y adoptarla puede ser fundamental para la supervivencia de su empresa en el mercado.