Gilbert Francisco Torres Morales, investigador del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV), advirtió que ante futuros eventos sísmicos que pudieran registrarse en la entidad veracruzana se vislumbran aceleraciones máximas y riesgos a nivel estructural, principalmente en zonas urbanas como Veracruz, Xalapa y Orizaba, donde existen antecedentes históricos de eventos sísmicos ocurridos en el siglo pasado.

Estos planteamientos derivan del estudio “Amenaza sísmica probabilística considerando efecto de sitio en zonas conurbadas del estado de Veracruz”, realizado con el objetivo de distinguir zonas con mayor amenaza sísmica, en especial áreas tendientes a experimentar efectos de sitio (donde los suelos amplifican mayormente las ondas sísmicas).

La investigación fue realizada por el CCT y financiada por los Fondos Mixtos del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt) y el Gobierno del Estado de Veracruz. También contó con el respaldo de investigadores y estudiantes de la UV y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Al respecto, Torres Morales informó que gracias a estudios previos de microzonificación sísmica efectuados en zonas de Xalapa, Veracruz y Orizaba, ya se contaba con un recuento de datos del área urbana, hidrografía, geotecnia, así como diferentes tipos de suelo.

Detalló que la microzonificación sísmica se define como la metodología de trabajo que integra información disponible de los suelos en un área urbana y determinación mediante análisis de vibración ambiental de sus características dinámicas, para poder identificar zonas donde los suelos amplifican las ondas sísmicas, lo que contribuye en la reducción del riesgo sísmico en ciudades.

Los resultados preliminares de la investigación, que pueden apreciarse a través de mapas de peligro sísmico, muestran que en el estado de Veracruz  se obtendrían aceleraciones máximas del terreno para periodos de retornos establecidos y estructurales ante un evento sísmico.

Es decir, el conocimiento de las condiciones regionales de ocurrencia de eventos peligrosos, así como las características reportadas sobre eventos históricos, proveen una primera idea del potencial de los fenómenos que amenazan la región. También permiten conocer de manera preliminar y aproximada los periodos de retorno de los eventos más importantes.

Resaltó que la entidad veracruzana ha sufrido daños importantes debido a sismos de gran intensidad, pues después del ocurrido en la Ciudad de México en 1985 con seis mil víctimas, el de Xalapa sucedido en 1920 ocupa el segundo lugar del país con 650 personas fallecidas, y el de Orizaba de 1973 es el tercero, con 539 muertos.

El experto abocado al estudio de la ingeniería sísmica, precisó que para Xalapa el periodo de retorno (tiempo en que volvería a repetirse un evento sísmico similar) es de 100 a 150 años y para Orizaba entre 75 y 100 años, aproximadamente. En este último municipio, por ejemplo, el sismo fue de profundidad intermedia de subducción intraplaca, que para la región central del estado de Veracruz son de los más dañinos.

Sin embargo, en la década de los setenta la mayoría de las viviendas eran de un solo piso y en la actualidad se pueden observar edificaciones de hasta tres o cinco niveles, lo cual representa un riesgo estructural de altas proporciones, dijo.

“Se ha identificado que el periodo fundamental del suelo en muchas partes de estas áreas urbanas coincide con el periodo de las estructuras, por tanto las aceleraciones serían más intensas.”

Entrevistado sobre la investigación que en breve será dada a conocer ante autoridades estatales para la toma de decisiones, Torres Morales aseguró que la identificación de las amenazas constituye uno de los primeros pasos en el análisis de riesgo.

Por tanto, gracias a este trabajo se contará con un compendio de información que incluye, además de la amenaza sísmica probabilista, aspectos de inundaciones y deslizamiento de laderas. También contribuirá a enriquecer los atlas municipales y estatales de riesgo, estudios con los que pocos estados y municipios en el país cuentan.

Al respecto, dijo que los sismos y los fenómenos extremos  hidrometeorológicos desencadenan deslizamiento de laderas. “El número de víctimas del sismo de 1920 fue a consecuencia del deslizamiento de laderas”.

En este sentido, la recomendación a las autoridades es impulsar más estudios detallados de microzonificación sísmica, trabajar en áreas urbanas con estudios de vulnerabilidad sísmica estructural, con el fin de saber qué edificaciones se encuentran en riesgo de sufrir daños o incluso colapsarse ante un evento sísmico. Asimismo, sería importante invertir en equipo sofisticado de monitoreo para instalarse en zonas urbanas.

Reiteró que el riesgo es alto, pero lamentablemente el problema radica en la falta de estudios que permitan identificar los posibles efectos de los fenómenos naturales –como el sismo–, lo anterior con fines de reglamento.

“Es importante que se tenga conciencia de los sismos pasados y su inminente ocurrencia en el futuro.”

Ante este panorama, se requiere hacer un análisis de las edificaciones antiguas y altas que son las más peligrosas, de ahí la necesidad de reglamentar para contribuir a que se construyan estructuras más seguras, propuso. Citó los casos de ciudades como Xalapa, Orizaba y Veracruz, que además tienen edificaciones históricas y requieren de estudios de vulnerabilidad.

Torres Morales reconoció el apoyo fundamental de estudiantes de las carreras de Ingeniería Civil, Instrumentación Electrónica, e Ingeniería Ambiental de la UV; así como de especialistas del Instituto de Ingeniería de la UNAM, y alumnos de la Licenciatura de Geofísica de la misma institución, en el desarrollo de técnicas de registro de vibración ambiental, experimentos geofísicos y análisis de suelo.

Puntualizó que la investigación sobre amenaza sísmica probabilística representa un instrumento para generar información a partir de los estudios clásicos de microzonificación sísmica, y su cálculo proporciona valores y parámetros útiles para el diseño de obras de ingeniería.

“Con toda la información generada se podrán  proponer parámetros para reglamentos de diseño sísmico.”

Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV