Santiago, 16 feb (Xinhua) — La calle peatonal Bandera, en pleno corazón financiero y administrativo de Santiago de Chile, se transformó en una colorida galería de arte funcional, única en el mundo, tras la intervención de expertos en diseño.

El Paseo Banderas es un circuito intervenido de 3.300 metros pintados, con elementos colgantes que se unen con el piso y diferentes tipos de mobiliarios que recrean efectos ópticos.

«Lo que quisimos fue crear un espacio que sirviera para que las personas comenzaran a crear sus propios recuerdos. Que fuera un espacio con identidad, un espacio memorable. Y la idea de crear un lugar de calidad, siempre pensando como objetivo de que estuviese al servicio de las distintas personas que convergen en el centro de Santiago», dijo a Xinhua el encargado del proyecto, Dasic Fernández.

El muralista trabajó en este proyecto junto al arquitecto Juan Carlos López, ambos fundadores del Estudio Victoria.

«No encontramos ninguna referencia o algo similar a lo que hicimos», agregó.

«El concepto primordial del Paseo Bandera está pensando en unir profundamente el arte con la arquitectura, cosa que no existiera el uno sin el otro. De cierta manera, la idea fue mostrar lo funcional del arte y luego, por otra parte, proponer una arquitectura sumamente sensible que fuera capaz de apoderarse del sentido del habitante», indicó Fernández, autor de varios murales en Estados Unidos, Brasil y Canadá.

El Paseo Bandera se afinca en el corazón del centro comercial y administrativo de Santiago de Chile. Está a unos pasos del palacio de La Moneda, la casa del poder Ejecutivo, los ministerios de Estado, la Bolsa de Comercio y la casa central de la Universidad de Chile, el centro universitario más antiguo y prestigioso del país.

«Estamos recuperando la ciudad para que sea un centro amigable donde todos transiten. Queremos cambiarle la cara a Santiago y esta intervención de urbanismo táctico, inédita en América Latina, es un primer paso», declaró el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, durante la inauguración de este espacio el pasado martes.

«Con el Paseo Bandera estamos al mismo nivel de ciudades como Nueva York, Londres o Barcelona, que han realizado intervenciones similares», añadió el edil.

Este espacio es un tejido geométrico en el que, a medida que avanza el peatón, se encuentra con mesas, sillas y terrazas, sin importar que en unos costados se levanten edificios administrativos, casas comerciales y sedes gubernamentales.

En el pasado, la calle Bandera era de tránsito de vehículos, pero tras la construcción de una línea del metro, la vía se cerró y se propuso crear el colorido paseo.

Según Fernández, este lugar en el que caminan a diario oficinistas, trabajadores y hombres de negocios ayudará incluso a subirle el ánimo a las personas a través del arte.

«Es un museo abierto», afirmó.

Al ser un proyecto inédito, el Estudio Victoria debió crear todo desde cero e innovar en cada paso, como diseñar el asfalto colorido o prevenir las pintas callejeras.

Incluso, ahora enfrentan otro desafío: mantener la limpieza y la seguridad del lugar, ya que está montado en una calle en la que transitan día y noche miles de personas.

En esta obra destaca el concepto de anamorfismo, una deformación reversible de una imagen producida mediante un procedimiento óptico, que se puede distinguir desde la altura o a varios metros de distancia.

Entre el anamorfismo, una instalación aérea y una propuesta de mobiliario es posible distinguir una sola y gran escena, vista desde un punto de vista fijo, gracias a la sincronía cromática.

Los más de tres kilómetros de vía están divididos en tres partes. La primera representa la «conexión social», donde se genera el anamorfismo, explicó Fernández.

El segundo tramo simboliza la «sustentabilidad» y es donde se levanta un árbol que se ilumina con paneles solares, zonas de descanso y un estacionamiento para bicicletas.

El último segmento, que aún está en proceso de construcción, encarnará el «patrimonio», ya que desemboca en el Museo de Arte Precolombino chileno.

Pese a que se definió inicialmente que esta obra permanezca hasta fines de 2018, los artistas responsables del proyecto esperan que se mantenga de manera indefinida para así llenar de arte y arquitectura a los miles de chilenos y turistas que caminan por esta céntrica calle de la capital del país.