Río de Janeiro, 16 feb (Xinhua) — El gobierno brasileño decidió intervenir la seguridad pública del estado de Río de Janeiro (sureste del país) tras la ola de violencia registrada durante el Carnaval, con robos, asaltos y saqueos en las calles de Río de Janeiro, la segunda mayor ciudad de Brasil y principal destino turístico del país.
El presidente Michel Temer debe firmar esta tarde un decreto para iniciar la intervención, que se prolongará hasta el 31 de diciembre, y que provocará que las Fuerzas Armadas asuman la responsabilidad del comando de la Policía Civil y la Policía Militarizada de Río de Janeiro.
La decisión fue tomada este jueves por la noche en una reunión en Brasilia en la que participaron el propio Temer, el gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, el ministro de Defensa, Raul Jungmann, el de Justicia, Torquato Jardim, el del Gabinete de Seguridad Institucional, Sergio Etchegoyen, el de Hacienda, Henrique Meirelles, el de Planeamiento, Dyogo Oliveira, y el secretario general de la Presidencia, Moreira Franco, además del presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Maia, y el del Senado, Eunñicio Oliveira.
El general Walter Souza Braga Neto, del Comando Militar del Este, será el interventor de la Seguridad Pública en Río de Janeiro. El militar fue uno de los responsables de la seguridad durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016.
La intervención debe ser aprobada por el Congreso Nacional, aunque no se espera que haya sorpresas en las votaciones. El presidente del Congreso, Eunício Oliveira, tiene hasta 10 días para llevar a votación la intervención.
La intervención fue decidida tras la escalada de violencia que hubo en Río de Janeiro durante el Carnaval, con robos en masa y asaltos, así como el asesinato de tres policías, a pesar del refuerzo de 17.000 agentes en las calles de la ciudad.
El gobernador Pezao admitió que hubo un fallo en el planeamiento de la seguridad: «No estábamos preparados. Hubo un fallo en los dos primeros días, y después reforzamos el policiamento. Pero creo que hubo un error nuestro», comentó.
Río de Janeiro, el estado más turístico de Brasil, vive una ola de violencia desde el final de los Juegos Olímpicos. El gobierno federal decidió enviar el año pasado 10.000 militares y policías en el estado para intentar contener los robos, asaltos y homicidios en la región, afectada por una grave crisis económica que provocó una disminución de la policía en las calles.