Uno, el local, busca convencer de que ocupa el primer lugar; el otro, nacional, que está en empate técnico con el puntero. Ambos tratan de establecer un escenario propicio entre los electores a partir de encuestas a las que nadie da el mínimo crédito. Los dos pueden tener derrotas importantes el 1 de julio próximo y harán todo lo posible por torcer las tendencias.
El Hombre Araña (o el Hombre Anaya), quien cree que ha dinamitado las expectativas electorales solo con trepar una torre del templete durante su acto de cierre de precampaña el domingo en Coatzacoalcos y que, amparado por papá Yunes, pretendió mostrar poderío en dos de los principales bastiones de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Xalapa y Coatzacoalcos, ha creído que los mexicanos somos tontos y le podemos creer su incontinencia verbal.
Y es que de la nada, justo cuando los escándalos de corrupción han vuelto a envolver su carrera política, supuestamente ha logrado (según la empresa encuestadora que le hace pasteles a su gusto) escalar en la preferencia electoral rumbo a los comicios presidenciales por más de 10 puntos porcentuales y, gracias a ello, colocarse en un empate técnico con Andrés Manuel López Obrador, de Morena.
Por su parte, el hijo de su aliado en Veracruz cree que también puede engañar a los veracruzanos, distraídos por un frío Carnaval en el Puerto, para el que también se inflan cifras de ocupación hotelera y de un desorbitado río de turistas (atraídos no solo por los excesos que suponen las fiestas dionisiacas, sino por los aires de progreso que se respiran en la ciudad gracias al alcalde Fernando Yunes), y ya se alegra de que marcha en el primer lugar de las preferencias, a una cantidad de puntos casi inalcanzables como inadmisibles por arriba de sus dos principales contrincantes: Cuitláhuac García y José Yunes.
Apostar a las encuestas amañadas no significa otra cosa que una preocupación tanto del candidato presidencial como del que busca la gubernatura de Veracruz, porque sus esfuerzos no prosperan en el ánimo de los votantes.
Insulting and unacceptable
Hace ya rato que el organismo electoral de Veracruz ha mostrado un vergonzoso sometimiento al gobierno de Veracruz. No solo ha asediado a empresas periodísticas que publican notas sobre las actividades de los partidos opositores, sino que dolosamente se hace de la vista gorda cuando se trata de actividades abiertamente proselitistas e, incluso, con participación de dineros públicos, a favor de la coalición gobernante y de su candidato.
Durante el dominio priista, la práctica era similar. Lo que inquieta es que las actividades de embozado apoyo por parte del gobierno yunista, quien se jacta de demócrata e imparcial, a la campaña del candidato oficialista se anticipan fuera de serie, y no habrá manera de contener la que se prevé como la más alta inversión pública a favor de un candidato. Ni siquiera fructificarán las denuncias que presenten los partidos opositores, los que ya han recibido los golpes de la complicidad con la coalición gobernante tanto del OPLE como del Tribunal Electoral estatal.
¿A qué candidato cargarán los escandalosos gastos que significó el cínico acarreo de miles de ‘seguidores’ del PAN, el PRD y el Movimiento Ciudadano, que atiborraron los mítines de cierre de precampaña de Ricardo Anaya y Miguel Ángel Yunes Márquez, tanto en Xalapa como en Coatzacoalcos este domingo?
¿Alguien en su sano juicio podrá afirmar que estas concentraciones tuvieron el exclusivo propósito de convencer a las bases de esos partidos para que apoyaran a un precandidato único que no tuvo enfrente a un adversario, y que para nada quisieron impactar en el electorado, lo que estaba explícitamente prohibido por el órgano electoral?
¿Hicieron cuentas de los autobuses contratados para traer a personas de diversos rumbos de la región de Xalapa, o a los de Los Tuxtlas, que participaron en el sur, de la misma manera en que actuaron en todos los eventos de Cuitláhuac o Pepe Yunes, donde registraron hasta los chicles que mascaron los asistentes, la marca y el sabor, y cuánto costará despegarlos de pisos o suelas de zapatos?
Tenga por seguro que no lo hará. Habrá inequidad y bandolerismo político.
Los intercambios políticos en Martínez de la Torre
Si alguna parte del estado puede ser llamado el laboratorio de las transfusiones políticas, de los saltos mortales de un trampolín a otro, de los desapegos ideológicos, todo ello en función de los intereses políticos personales, esa es Martínez de la Torre.
Es cierto que en el país todo se ha infectado: hoy vemos a Morena convertido en el viejo PRI, echeverrista, con todos sus vicios; a un PRD inoculado con virus derechistas; a un PAN decidido a comer en el mismo plato que exmorenistas como las huestes de Dante Delgado, y a priistas deseosos de portar devotamente la camiseta de Morena. Pero es que en Martínez todo ello se vive con extraordinaria nitidez.
Con la postulación del empresario mediático chiapaneco Eduardo Sánchez Macías, quien fue postulado por Movimiento Ciudadano para encabezar la fórmula a la diputación federal del frente, junto con el PAN y el PRD, hace tiempo que los panistas de mucho tiempo han tomado la decisión de apoyarlo públicamente pero hacer todo lo posible para que pierda. Los políticos martinenses siempre se han opuesto a que Sánchez Macías gane una posición y desplace a un lugareño; luego de muchos años en la política de varios partidos (PRI, PVEM, MC), solo ha logrado la diputación local en la pasada legislatura. Su siguiente aventura fue pelear la presidencia municipal por Movimiento Ciudadano y hoy está investido como virtual candidato a la diputación federal.
Pero no la va a tener fácil, pese a que el principal ayuntamiento del distrito lo detenta un panista y que el de junto lo gobierna uno del PRD. Tanto su postulación a la elección federal, como la de la pretendida reelección de Mariely Manterola en la diputación local (con la famosa Lady Vergas, Karla Estrada, expriista, como suplente), han causado molestia entre los panistas y sus aliados. El alcalde suplente Ernesto Callejas Briones ha mostrado públicamente su repudio a la fórmula para la local.
Es rumor de gran volumen que las autoridades municipales panistas están en desacuerdo con las fórmulas local y federal para las diputaciones, y ya se adelanta un voto diferenciado no solo de ellos sino de sus seguidores: todos dan por seguro su voto a favor de Miguel Ángel Yunes Márquez por la gubernatura, pero en el caso de la diputación federal votarán por el candidato de Morena.
¿Le parece una grave deslealtad, una traición a una doctrina política? En Martínez de la Torre se vale todo con tal de lograr un objetivo personal, de grupo o de comunidad. ¿No le parece extraño que mientras el gobernador panista destine tiempo, dinero y esfuerzo a debilitar a Morena, en este sitio se busque apoyar la propuesta electoral de Andrés Manuel López Obrador? El pragmatismo político todo lo puede.
Y es que el candidato de Morena es un personaje local, ligado a la exportación de limón, reconocido ampliamente en la región: Rodrigo Calderón Salas, quien fue un tiempo director de Fomento Agropecuario en el anterior ayuntamiento, de donde salió para entrarle al trabajo político en Morena. Si él gana, perderá Eduardo Sánchez Macías.
Y no hay candidato del PRI. Parece que todos se la piensan demasiado antes de entrarle como abanderado del partido que todo mundo ve en un tercer lugar. Todo indica que fue un rumor que iría como candidato priista otro empresario limonero, Enrique Saavedra Bonilla, quien ya dijo públicamente que no le interesa la política y que está muy entretenido con sus empresas.
¡Vaya entuertos, Batman!
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