En esta segunda entrega, Leticia Valenzuela nos habla de sus proyectos más recientes, en especial de ¡Ah que las hilachas!, obra de su autoría que estrenó el pasado diciembre y que tendrá una nueva temporada a partir del próximo fin de semana.
De algún tiempo a esta parte
El despertar es un bosque de hallazgos,
un milagro que recupera lo perdido y
que destruye lo ganado. Y el día futuro,
una miseria que te encuentra solo:
inventando y puliendo tus palabras.
Caminas y prosigues y atraviesas
tu historia. Mírate extraño y solo,
de algún tiempo a esta parte.
(José Emilio Pacheco)
El año pasado fue muy padre, estuve trabajando en otro monólogo que tengo, que se llama Los sueños de la lluvia, es una historia basada en hechos y en personajes reales, cuenta el proceso de organización y de lucha de un grupo de mujeres de Minatitlán, que vivían en el basurero de la colonia Miguel Hidalgo en condiciones bastante precarias, se quema el basurero y a partir de ese suceso las mujeres deciden organizarse para sacar el basurero de la colonia y una vez que lo logran, se organizan para hacer un centro de salud comunitario y proyectos productivos como construcción de vivienda popular, hortalizas, cooperativas para vender antojitos y otros proyectos que las llevan a tener autonomía. Es una organización bastante antisistémica, llevan 30 años organizadas. Yo las conocí porque fui a darles un taller de expresión corporal, cuando me contaron la historia de estas mujeres, dije yo quiero contarla en el teatro. Tuve la fortuna de contar con el trabajo de Enrique González, del grupo Chicantana, le plantee el proyecto, dijo vamos a hacerlo y estuvimos haciendo una investigación de la historia que contaron estas mujeres en el trabajo recepcional de Emilio Rodríguez, que filmó todo este proceso. Ahí teníamos información para acercarnos a ellas, conocer el carácter de las mujeres de allá, la manera de hablar, los gestos, todo lo necesario para ir haciendo la historia y los diversos personajes.
Quedó un trabajo hermosísimo (risas), está mal que yo lo diga, pero estoy muy contenta de este trabajo, creo que es de las mejores cosas que he hecho. Lo estrenamos en 2016 y el año pasado hicimos algunas funciones, lo llevamos a algunas comunidades e hice algunas temporadas.
Después, estuve trabajando con el Instituto Veracruzano de las Mujeres, presentando El sexo, un buen hábito. Después estuve en el Festival Tzompantli, con un trabajo en el que represento a La Catrina y digo unas décimas. Y terminé el año estrenando otro trabajo que se llama ¡Ah que las hilachas!
Es una obra de títeres sin títeres (risas), los títeres se arman ahí, todo lo que se ve, está armado en el momento. Son dos costureras en su taller que, además de una relación muy larga de trabajo y de vida, tienen la costumbre de contarse cuentos, cada martes se inventa un cuento cada una y se lo cuentan con las cosas que tienen a la mano. La obra se desarrolla en uno de esos martes.
Rosalinda Ulloa y yo somos las actrices, el texto es mío y nos dirige Carlos Converso. Está inspirada en El cuento de la isla desconocida, de Saramago, es una historia muy entrañable de deseos, de esfuerzos, de realizaciones, de amor.
En estos tiempos tan aciagos, es muy rico pensar en una historia que nos muestre otro mundo posible, otra manera de pensarnos, otra manera de sentir, no para olvidarnos de lo que pasa sino para saber que podemos pensarnos de otra manera, esto es muy importante, y saber que dentro de cada quien hay un creador de universos y un creador de posibilidades diferentes, esta es otra de las cosas que valoro en la obra.
A la gente le ha gustado mucho, la estrenamos el primero de diciembre, dimos 9 funciones en La Caja y tuvimos una respuesta muy bonita de la gente, se sintió complacida con el trabajo y con la resolución escénica, con la manera en que se solucionan las cosas, cómo una cosa se puede transformar en otra y en otra y en otra, y se sintió gratificada con esta sorpresa maravillosa que da la imaginación.
Volvemos a presentarla en La Caja durante tres semanas, empezamos el 16 de febrero y terminamos el 4 de marzo. No es una obra infantil, pero pueden asistir los niños y la van a pasar muy bien. Los horarios que estamos planteando son para poder captar el mayor número de gente de diferentes edades: los viernes, a las 8:30 de la noche; los sábados, a las 6:00 de la tarde y los domingos a la 1:00 de la tarde. La entrada general es de 50 pesos.
PRIMERA PARTE: Del smog a la neblina
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