En esta entrega final, Nehuián Anaya nos habla de su retorno a Xalapa y de sus proyectos actuales.

Al primer amor

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve al primer amor
(Carlos Gardel)

Al final de la beca del Fonca, otra vez tuve un momento difícil de no tener financiamiento, de no saber exactamente cómo sobrevivir si no quería prostituir mi arte a cambio de dinero. Estuve un año más en el DF y un día dije si está así de difícil la situación como artista, más como bailarín -creo que ganamos menos que los poetas-, va a estar muy difícil a la larga. Me asusté y decidí detener un poco las ganas de avanzar y avanzar y ser eminente en la escena del arte, y regresé a Xalapa hace año y medio.
Cuando regresé, mi mamá me dijo ¿sabes qué?, a la larga te va a ir bien, pero necesitas tener tu título por cualquier situación que te venga en el futuro. Entonces dije tiene razón, voy a ver qué puedo hacer con lo que ya tengo y adelantar unos buenos años de la carrera. Entonces, ya sin querer tener una escuela élite ni un título muy increíble, decidí volver a la Facultad de Danza, aunque para mí, ya conociendo muchas otras cosas, no es un gran orgullo, la verdad, pero estoy aquí, de aquí soy, tengo facilidades aquí, mi estado me puede apoyar si yo lo solicito y mi familia es de aquí y, al final, hay algo en Xalapa que siempre me hace volver.

El eterno amanecer

El baile es el ritmo de todo lo que
muere para volver a nacer otra vez,
es el eterno amanecer del sol
(Isadora Duncan)

Volví a la facultad, hice una revalidación y resultó que, con el nuevo sistema, no tenía que hacer nada de las materias prácticas, solo tenía que cursar las materias teóricas y hacer mi proyecto de titulación, que es lo que estuve planeando desde el inicio porque dije no me voy a quedar inactiva como coreógrafa aunque sea estudiante otra vez, voy a aprovechar para hacer las cosas que no he podido hacer por fuera porque es muy difícil tener todo el varo para hacerlas. He probado unas cosas, he investigado otras, he tenido proyectos con gente independiente, pero nunca había podido trabajar con muchísima gente. En el proyecto de Querétaro tenía 16 personas como escenografía, pero fue por un tiempo muy corto, cuando volví a la facultad dije quiero hacer una obra de mucha danza, quiero probar todo lo que sé, quiero hacer que la gente se mueva, quiero que bailen mucho y que sean un montón y eso no lo puedo tener afuera porque no le puedo pagar a nueve personas para que trabajen nueve meses, o los días que yo quiera, para mí, porque no es justo, yo creo que hay que buscar maneras de llevar un arte digno, que sea remunerado y que te enorgullezca que haces esto.
No les voy a pagar porque son estudiantes, pero abrí un taller de improvisación y de exploración dentro de la facultad, siempre guiado porque, al final, yo los estaba invitando a trabajar en mi proyecto, que era una obra muy bailable, con muchos bailarines y yo los iba a entrenar por un año. Tuve una respuesta muy buena porque la gente de la facultad tiene muchas carencias y ellos lo saben, entonces tienen mucha hambre de aprender más cosas que no les están dando ahí. Yo no llegué a la facultad con ideas de reformar su estructura UV ni sus problemas, porque a mí no me interesa, prefiero trabajar y si puedo agarrar experiencia siendo estudiante, mejor para mí porque después ya no tengo que estarla buscando como experiencia sino ya como trabajo.
Eran nueve personas, con ellos hice una obra muy bailable y todos estaban felices de participar, no había ni un solo bailarín que estuviera ahí por obligación, porque los traté de la forma más profesional posible, aunque no había dinero, les di algo a cambio, les enseñé todo lo que yo sabía y quería hacer para esa obra, hay mucho más que puedo enseñar, pero para esa obra les di mucha información. La estrenamos en diciembre y me titulé, me dieron las peores fechas que pudieron, un lunes y un miércoles, pero logré que esa obra llamara la atención para ser presentada en el J. Herrera cuando se inaugure.

El camino al paraíso

La danza aparenta ser glamorosa,
fácil y encantadora. Pero el camino
al paraíso del logro no es el más fácil.
Hay una fatiga tan grande que el
cuerpo puede llorar, hasta en el sueño.
Hay momentos de pura frustración,
hay pequeñas muertes a diario
(Martha Graham)

Este año ya no soy estudiante y tengo el proyecto de darle vida a las obras que he estado haciendo mientras he estado en México, no he podido darles seguimiento porque no he encontrado una manera exacta de gestionar que se puedan presentar continuamente, sin que haya interrupción. Este año, por suerte, ya están cayendo cosas como las presentaciones en México y aquí en Xalapa, con el Ayuntamiento tengo otros proyectos de danza para la comunidad, va a ser para orfanatos, casas-hogar, hospitales.
Creo que la danza en México está estancada porque merece estar ahí, porque no se ha hecho el trabajo correcto, hay que hacerla relevante, no solo hay que encontrar nuevos públicos sino hay que ser coherentes con lo que estamos haciendo para poder ser empáticos con la gente que lo recibe y que nos entiendan. Yo sé que bailo bonito, yo sé que soy una bailarina bonita pero no bailo por eso, no me interesa que la gente diga que soy bonita, eso no va mucho más lejos que eso, a mí me interesa hacer trabajo comunitario y hacer la danza accesible, sin las sangronadas de la gran ópera y el ballet elitista o la danza bella, eso, para mí no tiene sentido, no es suficiente para darle valor, me interesa hacer trabajo que se relacione con lo cotidiano, con las personas normales (risas), no trabajar solo fantasía y abstracción, que es lo que más noté cuando volví a México, el exceso de abstracción en la danza, iba a ver obras y decía no entendí nada -y sigo sin entender nada (risas)-, ¿de qué se trata esto? No tiene que ser así, yo he visto muchas cosas, me he encargado de ser un buen espectador en todos los lados a los que he ido, y he dicho el ballet es esto, la danza moderna puede ser esto, el teatro hace esto, entonces, ¿por qué la danza en México es tan abstracta?, no entiendo de qué se trata. La danza en Europa, por ejemplo, mezcla mucho el teatro, entonces hay una manera muy inteligente de incorporar un arte abstracto con un lenguaje más concreto y hacer que sea completamente entendible.
Lo que quiero es hacer trabajo comunitario y aterrizar la danza en un sentido más de composición coreográfica para que sea entendible, vendible, accesible, divertida, todas esas cosas. Ahorita estoy trabajando en echar a andar eso, no estoy tan activa como bailarina porque hay mucho trabajo de gestión que hacer, mucha dirección. Mi tirada es, dentro de dos años ya tener mi estudio, no pagarle renta a nadie ni estar haciendo intercambios con la Facultad de Danza para que me dejen usar sus salones.
A veces no estoy segura de qué me depara el destino como bailarina, sé que no estoy bailando mucho porque no puedo estar en todos lados a la vez. Pero sí bailo mucho en mis montajes, en mis laboratorios, en todos los ejercicios, yo le entro, yo estoy ahí, yo los hago, yo los propongo, yo participo y meto material que es mío, y aunque yo no esté en escena, yo sé que estoy bailando.
De ser coreógrafa, le he sacado un gusto muy grande a ver cómo la gente encuentra algo en todo lo que yo estoy proponiendo, hay un momento en que las obras ya pasan a ser de ellos y depende de ellos si brilla o no el trabajo, de que ellos encuentren algo. Creo que es acorde para mí ser creadora porque veo que hay una respuesta a mis trabajos, del público y de la gente que participa en ellos, entonces, aunque yo esté en cabina o en la penumbra y no me toque ser la cara, veo que algo bueno está pasando, que tiene sentido, que aunque no siempre gane dinero o no siempre sea fácil, estoy aportando algo a las personas.

PRIMERA PARTE: Crecimiento y celebración
SEGUNDA PARTE: An-danzas

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