WASHINGTON, (Xinhua) — Un equipo de investigadores en psicología encontró que nuestra confianza en los extraños depende de su parecido a otras personas que conocimos antes.

La investigación, publicada hoy en la edición más reciente de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, demuestra que los extraños parecidos a individuos del pasado que nos resultaron dignos de confianza nos parecen más confiables y que quienes se parecen a otros que en el pasado resultaron poco dignos de confianza no parecen menos confiables.

«Igual que el perro de Pavlov, el cual a pesar de estar condicionado con una sola campanilla sigue salivando con campanillas de tonos similares, así nosotros usamos información sobre la integridad moral de una persona, en este caso si fue confiable o no, como mecanismo pavloviano básico de aprendizaje para emitir juicios sobre los extraños», dijo el principal autor del estudio, Oriel FeldmanHall, quien encabezó la investigación como estudiante de postdoctorado en la Universidad de Nueva York y actual profesor adjunto del Departamento de Ciencias Cognitivas, Lingüísticas y Psicológicas de la Universidad de Brown.

«Tomamos decisiones sobre la reputación de un extraño sin ninguna información directa o explícita sobre él, tomando como base su parecido a otros que hemos encontrado, incluso cuando estamos conscientes de esta similitud», señaló Elizabeth Phelps, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York y otra autora importante del documento.

Los científicos encontraron además que al decidir si un extraño es confiable o no, el cerebro del sujeto recurre a las mismas regiones neurológicas involucradas cuando aprendemos sobre las personas conocidas, incluyendo la amígdala, una región que desempeña un gran papel en el aprendizaje emocional.

Esta conclusión apunta a la naturaleza sumamente adaptable del cerebro pues muestra que realizamos evaluaciones morales sobre los extraños tomando como base experiencias de aprendizaje pasadas.