Cuando una persona se entera que padece una enfermedad, lo primero que viene a su mente son las medicinas que puede ocupar para curarse o, al menos, reducir los síntomas. Olvidan que los avances tecnológicos también juegan un papel relevante en el proceso de curación, como ocurre con las arritmias.
En el mundo se han detectado cuatro tipos de arritmia, es decir, una anormalidad en el latido o ritmo del corazón, y en México la que más destaca es conocida como fibrilación auricular, porque 25 por ciento de la población que ha llegado a los 40 años tiene el riesgo de desarrollarla.
Johnson & Johnson Medical Devices es una de las empresas que se ha enfocado en usar las nuevas tecnologías para desarrollar procedimientos que curen este tipo de padecimientos.
En particular destaca la ablación por catéter.
“El método que hemos desarrollado es seguro y efectivo, es una verdadera cura y no tiene riesgos asociados como las drogas anti-arritmia”, aseguró el presidente del grupo de Soluciones Cardiovasculares y Especialidades de Dispositivos Médicos de Johnson & Johnson, Shlomi Nachman.
Explicó que la tecnología que utilizan para hacer la ablación por catéter tuvo su origen en la industria militar.
El procedimiento implica insertar un catéter, guiarlo a través de las venas hasta llegar al corazón y ahí encontrar el punto donde se origina la activación eléctrica anormal para eliminarlo.
Lo que la gente no suele saber es que esos catéteres contienen varios sensores para mapear el cuerpo, recrear la zona en tercera dimensión y más recientemente para saber en tiempo real cuánta presión se ejerce sobre los tejidos.
“Necesitamos todo eso para reconstruir una imagen de la zona y así el médico pueda guiarse para realizar el procedimiento sin lastimar al paciente”, comentó.
LOS RETOS
Este procedimiento está adoptándose cada vez más en países desarrollados y dejando de lado el medicamento que únicamente controla los síntomas, en cambio en México su uso es limitado.
El presidente del grupo de soluciones cardiovasculares indicó que esto se debe a que la inversión en infraestructura para las ablaciones es baja, sobre todo en el sector público.
A lo que se añade que el número de doctores actualizados y capaces de hacer este procedimiento son pocos para el tamaño de población que existe.
Con información de Excélsior