Invetigadores de la Queen’s University en Belfast han conseguido, por primera vez, recrear en laboratorio una versión en minitura de un estallido de rayos gamma, uno de los eventos más energéticos y desconocidos del Universo. De esta forma, se abre una vía completamente nueva para investigar sus propiedades y, de paso, silenciar a los que han querido ver en esa clase de fenómenos una forma de comunicación de civilizaciones alienígenas. El trabajo acaba de publicarse en Physical Review Letters.

Los estallidos de rayos gamma son violentas explosiones de luz y energía. De hecho, las más brillantes observadas en todo el Universo. Sin embargo, su brevísima duración y las enormes distancias a las que suelen producirse (a menudo a miles de millones de años luz de la Tierra) han impedido hasta ahora a los científicos determinar qué las origina y los puntos exactos de los que proceden.

Algunos han llegado incluso a sugerir que podría tratarse de mensajes de lejanas civilizaciones, y ello a pesar de la opinión de la mayoría de los expertos, cuyas predicciones apuntan a que estas poderosas ráfagas de energía se emiten cuando objetos muy masivos, como los agujeros negros, expulsan grandes «chorros» de partículas.

Sin embargo, para que esa teoría funcione, los rayos liberados por los agujeros negros deberían ser capaces de generar fuertes campos magnéticos (algo que hasta ahora no se ha podido demostrar), de forma que la rotación de las partículas alrededor de esos campos fuera capaz de producir las potentes ráfagas de radiación gamma que se observan desde la Tierra.

Ahora, bajo la batuta de Gianluca Sarri, de la Escuela de Matemáticas y Física de la Universidad de Queen´s, los científicos han logrado crear en laboratorio un estallido de rayos gamma a pequeña escala. Y por primera vez han sido capaces de poner a prueba algunos de los fenómenos que se cree que están detrás de estos espectaculares eventos cósmicos.

Para ello, los investigadores utilizaron Gemini, el láser más potente del mundo. En palabras del propio Sarri, «pensamos que la mejor manera de determinar cómo se producen las explosiones de rayos gamma era hacer una réplica a pequeña escala en laboratorio, reproduciendo una pequeña fuente de estos haces y observar despúes cómo evolucionan cuando se les deja libres».

«Durante el experimento -prosigue el investigador- fuimos capaces de confirmar que los modelos actuales usados para comprender los estallidos de rayos gamma están en el buen camino, prediciendo los mecanismos correctos para la generación del necesario campo magnético para la posterior emisión de rayos gamma».

Según los autores del estudio, su investigación podría también desbloquear algunas pistas importantes en la búsqueda de vida extraterrestre. Los buscadores de señales alienígenas inteligentes, en efecto, tratan de localizar mensajes en el espacio que no puedan explicarse de forma natural y que, potencialmente, puedan tener su origen en una civilización lejana.

«Si realmente deseamos buscar transmisiones alienígenas en el Universo -explica Sarri- primero debemos asegurarnos de que comprendemos bien todas las emisiones naturales, para poder descartarlas. Nuestro estudio ayuda a comprender las emisiones de los agujeros negros y los púlsares, de modo que cada vez que detectemos algo, podremos determinar de inmediato si se puede explicar de forma natural o si realmente procede de una civilización alienígena».

Con información de ABC.es