Lo he dicho en más de una ocasión y lo repito ahora; Miguel Ángel Yunes Linares basó su campaña a la gubernatura en dos promesas seductoras: encarcelar a los que llevaron a la quiebra a Veracruz y devolver la paz y seguridad a los veracruzanos.

Pero no ha hecho ni lo uno ni lo otro.

Ha encarcelado a una docena de sujetos; algunos segundones y no peces gordos. A Duarte lo detuvieron las autoridades federales; Karime Macías anda suelta y connotados ladrones partícipes del saqueo, se convirtieron en sus aliados y gozan de libertad e impunidad.

En el renglón de la seguridad tiene rato que las cosas se salieron de control.

Si bien Yunes Linares es un hombre trabajador y ha puesto a funcionar casi en tiempo récord clínicas, hospitales, escuelas y carreteras, todo eso lo cambiarían los veracruzanos por una entidad segura.

De diez días a la fecha Veracruz ha vivido una etapa inédita en su historia ya que se registraron al menos 25 asesinatos entre los que se encuentran 18 cercenados; nueve de ellos decapitados.

Esta escalada de violencia no se había padecido ni en los tiempos más álgidos de la Revolución, cuando era común ver ahorcados en los postes de energía eléctrica.

Y en medio de esta vorágine, Isabel Miranda de Wallace acaba de decir que en los primeros once meses del gobierno de Yunes se cometieron 343 secuestros en la entidad.

La presidenta de la asociación Alto al Secuestro, dijo que esa cantidad sobrepasa con mucho los 62 plagios que hubo en el mismo periodo durante el gobierno de Javier Duarte. Es decir, las cifras de Yunes rebasan a las de Duarte en más de un 300 por ciento.

Miranda de Wallace agregó que en diciembre, Veracruz se situó a la cabeza a nivel nacional con 29 plagios y en ese renglón, también ocupa el primer lugar nacional por cada 100 mil habitantes.

Lo acepte o no el Gobernador, Veracruz (junto con estados como Nayarit y Guerrero) se ha convertido en nota roja a nivel nacional e internacional.

Con esas credenciales, la cuesta que tiene que subir su hijo Miguel Ángel rumbo a la gubernatura se antoja más inclinada y difícil que la que subirán José Yunes y Cuitláhuac García.

Para colmo, el discurso de Miguel Ángel hijo no lo ayuda mucho en su aspiración por alcanzar la meta.

El joven panista ha machacado insistentemente que la culpa de la violencia es de los anteriores gobiernos priistas. Pero ¿cómo recurrir a ese argumento cuando las ejecuciones se han multiplicado en el primer año de gobierno de su papá?

Este miércoles estuvo en la zona sur, una de las más castigadas por la delincuencia y donde literal, no pasa un día sin que ocurra un crimen violento. Ahí dijo textual: “La verdadera transformación está comenzando”. Y no faltó quién levantara la ceja y lo mirara con cara de interrogación.

¿A qué transformación se refiere el ex alcalde boqueño? ¿A la del Veracruz que fue pacífico por el Veracruz que ahora es violento? Si se refiere a esa transformación, tiene rato que comenzó y no tiene para cuando terminar.

“Los Veracruzanos no quieren promesas, no viven de esperanza, la gente quiere resultados concretos” dijo en San Andrés Tuxtla y tiene toda la razón del mundo. Los veracruzanos ya no quieren promesas y menos como las que hizo su señor padre.

Y en cuanto a resultados, sólo quieren uno en concreto: el fin de la violencia en la entidad. Nada más.

Pero ésta no acaba. Este miércoles hubo dos abatidos en Veracruz; tres más en Acayucan, un ejecutado en Coatzacoalcos y un taxista herido de gravedad en Tuxpan.

Sí, la violencia sigue y esas son malas noticias para el Gobernador y su hijo el candidato.

PD.

Gracias a los lectores que se tomaron la molestia de llamar mi atención sobre una pifia en mi columna de ayer. En efecto, el hallazgo de cinco decapitados cuyas cabezas fueron exhibidas sobre el cofre de un taxi no ocurrió en Tlapacoyan como escribí erróneamente, sino en Tlacotalpan.

Gracias otra vez.

bernardogup@nullhotmail.com