El tejido social
La gobernabilidad democrática, implica una política, que permita a la sociedad, certeza; con reglas claras, respetadas y cumplibles del Estado de Derecho. Que equilibren los intereses y responsabilidades, en una continua búsqueda de acuerdos como forma privilegiada para la convivencia.
Esto en una cultura de participación responsable y consciente del deber democrático.
Esta importancia, de la gobernabilidad, es la entendida capacidad y eficiencia, del ejercicio del poder público, que garantice la operatividad de un sistema social.
La eficiencia, de las democracias, tiene que ver con la forma en que se encuentran estructurados los poderes sociales, en donde las mayorías, sean capaces de tomar decisiones de interés individual y colectivo.
La atención del tejido social, no ha sido estructurada para el desarrollo de esta sociedad, sino, como una especie de beneficencia, en donde se utilizan los recursos dádivas, para someter las voluntades a intereses mezquinos de quienes ostentan el poder de un gobierno.
Estas acciones, obstaculizan los vasos comunicantes entre gobernanza y desarrollo social.
Siendo que desde el poder gubernamental, se interpreta, como una acción, que implica institucionalidad para mitigar las necesidades apremiantes. Lo cual, no es así.
Porque va generando un individualismo, dentro del colectivo, que encausa a la pugna entre los necesitados, por preferencias de los intereses de facciones, en donde con ese recurso, se crean falsos liderazgos y una creciente inestabilidad. Perjudicando la esencia de la estructura social.
En un análisis del sociólogo, David Popenoe, profesor de la Universidad de Rutgers, titulado The family condition of America (1994), menciona, que se requiere una especie de terapia social, ante el creciente individualismo de las sociedades, como estrategia para alimentar las actitudes de solidaridad comunitaria, que contrarresten, la tendencia atomista de los núcleos poblacionales. Por lo que es conveniente, desarrollar programas de ocupación laboral como especie de terapia social.
Y no solo sería terapia social, sino que es la forma adecuada para generar mayor productividad parea el desarrollo económico.
Un bien común de producción, del cual se carece, y que se vive en constante penitencia.
Del Cardenal Julio Mazarino (1602-1661)
Si se te considera el promotor de decisiones impopulares, concédele ostensiblemente al pueblo algunos beneficios.
Si estás pensando en algo absolutamente innovador, reúnete primero y en privado con un experto y ponlo de tu parte para que, a ojos de la gente, parezca que sea él, quien te esté convenciendo, incitando e incluso obligando a llevar a cabo el proyecto.
Si has de promulgar leyes nuevas, demuestra que son necesarias y consulta con hombres sabios sobre su implantación. O simplemente haz correr el rumor de que has seguido sus consejos sabiamente.
Suele suceder, que cuando alguien llega a un lugar en el que no ha estado nunca, se pone a cantar las alabanzas de las personas y de las costumbres del lugar de donde viene. Cuídate tú de caer en este error tan común.
Si has averiguado algo, finge no saberlo.
Si te enteras de que ha hablado mal de ti, uno que supuestamente era amigo tuyo, no se lo reproches: te granjearás la enemistad de quien hasta entonces era neutral.
No quieras saber todos los secretos de los poderosos: en caso de que se divulguen, se sospechará de ti.
De Froylán Flores Cancela
Un rico que respeta su memoria, piensa, que antes de ir al cielo, deberá ir al banco.
Los dedos no sirven para pensar, pero qué tal para tentar.