Todos, vivos o muertos (y si, generalmente muertos), llegamos a ser centenarios. 1917 fue un año fundacional, se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y quienes entonces nacieron se vieron marcados por este hecho. En 2017 se cumplió el centenario de varias figuras prominentes de la cultura mexicana, algunos fueron muy conmemorados (como Juan Rulfo), otros no tanto (Guillermo González Camarena), y unos más fueron objeto de cierta polémica.
Entre las figuras populares, las de un México bucólico, inmerso en la oscilante fantasía identitaria de utopías rurales y héroes que el cine erigió y promovió, destacan dos de los nacidos en aquel 1917: Pedro Infante Cruz y Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo”.
Ambos íconos formaron parte del bastimento de particularidades que definirían la mexicanidad del siglo XX. El Santo protagonizó más de 50 películas y Pedro Infante más de 60.
Hoy en día, la competencia feroz del liberalismo económico y la globalización ha sustituido los ideales que encarnaban. Ya ni el cine se hace como entonces, pero queda su presencia unida a las cintas de celuloide como fantasmas de un México que quiso ser.
Casa del Lago UV rinde un modesto y tardío homenaje proyectando seis películas en un ciclo denominado Cine de Barrio, a realizarse los días 11 y 12 y 18, 19, 20 y 21 de enero, con funciones gratuitas a las 19:00 hrs., en el Foro Miguel Herrera.