Se recrudece la violencia criminal en Veracruz

Aunque 2011, primer año del gobierno de Javier Duarte, se consideraba el más fatídico para Veracruz (y para el país), en los primeros meses de 2017, con un personaje que se decía experto en seguridad al frente del gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, las cifras se han multiplicado de manera preocupante y no parecen haber llegado a su máximo pico.

En los primeros 10 meses del año ya supera en 37.5 por ciento los homicidios cometidos en aquel inicio sangriento del ahora preso del Reclusorio Norte. En el caso de los homicidios dolosos, la situación es aún más desoladora: la cantidad es casi del doble (más de 84 por ciento) de los ocurridos en los primeros meses de 2011, y en el caso de los asesinatos con arma de fuego, la situación es peor: han crecido casi en 142 por ciento. En cuanto a secuestro, el drama de las familias de las víctimas ha crecido a tal grado que ya somos el estado líder del país en la incidencia de este delito.

Y hablamos de enero a octubre, cuando ya noviembre parece que hará honor a sus dos primeros días, los días de Muertos, porque la situación se ha descontrolado: la violencia criminal no solo ha tocado a la puerta de Palacio de Gobierno, al regar en Xalapa los cuerpos desmembrados de cinco personas, sino que ha puesto en la agenda el libre accionar de grupos fuertemente armados, como el que dio muerte al alcalde electo de Hidalgotitlán, Santana Cruz Bahena, en el sur de la entidad, en un asunto aparentemente vinculado con el robo de combustible pero que también tiene tintes políticos.

Si vemos fríamente las cifras de los primeros 10 meses de 2011 y las comparamos con las de 2017, vemos que Yunes Linares ha acrecentado su enorme deuda con los veracruzanos. El número de carpetas de investigación por homicidio pasó de 1 mil 472 en aquel año a 2 mil 024 en el presente, con un octubre que ha superado a los precedentes al cobrarse la vida de 225 veracruzanos, la cifra más alta en lo que va del presente gobierno.

POLVO DE GIS

Las ofensas a la prensa. Muy bien que los reporteros que cubren el Congreso hayan puesto un hasta aquí a la diputada de Morena, Carola Viveros Cházaro, por ofenderlos al llevarles un pastel que originalmente era para el diputado panista Bingen Rementería, como si los reporteros fueran unos muertos de hambre. Ahora faltaría que el gremio se inconforme con el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares que ha barrido con todos los periodistas al tratarnos permanentemente de chantajistas, aduciendo que nuestra crítica, además de falsas y malintencionadas, solo buscan sacarle convenios.

Se incrementaron en octubre los homicidios dolosos

Con base en el informe sobre incidencia delictiva del orden común, publicado por el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), los homicidios dolosos pasaron de 720 en 2011 a 1 mil 382 casos reportados este año, y lo más grave, los cometidos con arma de fuego pasaron de 320 a 774.

Tanto en homicidios dolosos como en homicidios dolosos cometidos con armas de fuego, las cifras de octubre son las más altas del año, con 174 y 106 casos, respectivamente, lo que pone en entredicho las constantes declaraciones de Yunes Linares sobre el impacto positivo de las estrategias de combate a la violencia acordadas en el Grupo de Coordinación Veracruz, que reúne cada domingo a las policías estatales y federales, además de Ejército y Marina, para evaluar las acciones emprendidas.

Según un análisis comparativo, con base en las cifras del SNSP, el número de homicidios reportados en octubre coloca a Veracruz en el quinto lugar nacional, con 225 asesinatos, por debajo de Guanajuato (325 homicidios), Estado de México (277), Baja California (231) y Guerrero (243). Sin embargo, en el acumulado del año, se sitúa en cuarto lugar, con 2 mil 024 casos, debajo de Guanajuato (2,747), Estado de México (2,516) y Guerrero (2,386).

En resumen, en promedio por mes, en Veracruz se han cometido 202 homicidios en general (contra 147 en 2011) y se han reportado 138 homicidios dolosos (contra 72 en el primer año de Duarte): 77 de estos con arma de fuego, mientras que en 2011 se reportaron 32 en promedio al mes.

En cuanto a los homicidios dolosos, la situación de Veracruz en el ámbito nacional es parecida a la de los homicidios en general. En quinto lugar durante octubre (después de Guanajuato, Estado de México, Baja California y Guerrero), y en cuarto sitio en los 10 primeros meses del año (detrás de Guanajuato, Estado de México y Guerrero).

Veracruz, líder en secuestros

El primer año de Miguel Ángel Yunes Linares nos ha colocado en un lugar de poco privilegio: el primer lugar en comisión del delito de secuestro, un ilícito que afecta gravemente la estabilidad económica y emocional de las familias y que representa, además del homicidio, uno de los argumentos para alejar inversiones y provocar la migración interna y externa de familias enteras, que huyen de las zonas calientes por miedo a ser víctimas de una acción delictiva que, en muchas ocasiones, termina en la muerte del secuestrado.

En el presente año, la industria del secuestro ha crecido desmesuradamente ante la incapacidad de las autoridades estatales de seguridad para desarrollar acciones de inteligencia que permitan identificar y nulificar a bandas de secuestradores que se han multiplicado por todo el territorio, pese a las últimas noticias en que se ha dado a conocer la captura de integrantes del crimen organizado dedicadas, entre otros, a este delito.

En promedio, cada mes se cometen cerca de 15 secuestros (cuando en 2011 eran 5). En el mes de octubre, Veracruz ocupó el primer lugar, con 13 plagios, desbancando al Estado de México, Tamaulipas y Tabasco, tradicionalmente colocados en la punta a nivel nacional. En los primeros diez meses del año, también marchamos en primer lugar, con 146 secuestros, lo que nos puede convertir en líderes absolutos a finales del año si no se hace un esfuerzo mejor encaminado.

Son estas cifras las que están hablando muy mal de Veracruz, aunque el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y su secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, se empecinen en echarle la culpa a la prensa de la mala imagen de nuestro estado.