Una vez que se presente el primer informe de gobierno de la administración de Miguel Ángel Yunes Linares, comenzarán las comparecencias de los integrantes del gabinete.

Los secretarios de despacho y los titulares de algunos organismos públicos estatales serán llamados a rendir cuentas ante el Poder Legislativo, en lo que se denomina la glosa del informe.

El 15 del presente mes, este miércoles, Yunes Linares entregará su informe de gobierno a la Mesa Directiva de la Legislatura del Estado, que preside la diputada María Elisa Manterola Sainz; y dos días después, el viernes, iniciarán las comparecencias de los secretarios.

Como siempre, el funcionario que abrirá la glosa es el secretario de Gobierno. Rogelio Franco Castán acudirá ante los diputados para hablar de las áreas que le corresponden, básicamente gobernabilidad.

Esa comparecencia es una buena oportunidad para recordar dos puntos que tiene a su favor la actual administración veracruzana: la relación con los grupos políticos, sindicales y sociales; y el evidente control que se refleja en la ausencia de bloqueos a las vías de comunicación.

En el primer punto, habría que comentar que la interlocución del gobierno estatal con los grupos sociales, políticos, agrarios y demás ya no pasa por la entrega de los recursos públicos, como ocurría en años anteriores.

A diferencias de los dos sexenios pasados, el de Fidel Herrera y el de Javier Duarte, cuando se dilapidaba el dinero del erario en la compra de organizaciones, hoy el gobierno estatal circunscribe la relación a un tema institucional, pero no a una compraventa de simpatías y apoyos; sobre todo porque los recursos han sido muy limitados y ello obliga a que el gasto sea mucho más eficiente.

Ese es un punto que tiene a su favor el gobierno estatal, en lo general, y la Secretaría de Gobierno en lo particular.

El otro punto tiene que ver con el control político y la eficiencia en la interlocución. Probablemente, a muchos veracruzanos y a los xalapeños se les olvide lo que ocurrió en 2016, cuando el estado perdió la gobernabilidad; por eso valdría la pena hacer un recuento:

En los últimos dos años de la administración de Javier Duarte, las marchas, manifestaciones, bloqueos carreteros y obstrucciones a las más céntricas vialidades de Xalapa eran frecuentes. A veces sólo el domingo no se registraban esas expresiones, pero por lo general no había día en que el centro de la capital del estado no fuera cerrado.

Durante 2016 hubo en Xalapa cientos de bloqueos a las vialidades y tomas de oficinas gubernamentales, debido a que el gobierno de la entidad decidió capitular en su obligación de mantener el orden. Lo común era ver la calle Enríquez con grupos de personas que casi hacían fila para protestar frente a Palacio. Nadie en la estructura de la administración veracruzana hizo el mínimo esfuerzo por dialogar o al menos por escuchar.

La Secretaría de Gobierno se redujo a una oficina burocrática, donde todos nadaban de muertito o donde los problemas se resolvían a punta de billetazos, utilizando el dinero público para cubrir las cuotas que tenían asignadas algunas organizaciones.

Hoy las cosas son diferentes; y lo común es que si se registra alguna manifestación, ésta se desarrolle sin obstruir la vialidad y la libre circulación de las personas.

En Veracruz, el gobierno del estado ha sido blanco de justificadas críticas por temas como la inseguridad y la violencia; sin embargo, habría que comentar que los días en los que la relación con organizaciones y grupos políticos y sociales se basaba en el dinero, afortunadamente han quedado en el pasado, al igual que los bloqueos a las vialidades.

Probablemente ese sea uno de los principales logros del gobierno del estado durante su primero de dos años.  @luisromero85