El sábado por la madrugada, unas horas antes de que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública diera a conocer su informe sobre la incidencia delictiva correspondiente al mes de septiembre, en Medellín de Bravo fueron hallados los cuerpos de dos personas que presentaban huellas de brutalidad extrema.

Ese mismo día, el sábado, un adolescente de Tierra Blanca fue asesinado y rematado con el tiro de gracia, en una zona que durante los años recientes se ha caracterizado por el alto nivel de violencia e inseguridad.

El problema es que prácticamente todos los días hay hechos de violencia en la entidad; desde hace al menos tres o cuatro años la población veracruzana comenzó a observar un incremento en los índices delictivos, lo que terminó por verse como “normal”.

Sin embargo, de ninguna manera puede considerarse “normal” que en un mes, como septiembre por ejemplo, se hayan registrado en territorio estatal 155 homicidios dolosos, 90 de ellos con arma de fuego.

Esa estadística nos indica que cada día, tres personas mueren en Veracruz por agresiones con armas de fuego; es uno cada ocho horas.

Las cifras oficiales del homicidio doloso consignan 155 muertes durante septiembre; es decir, cada 4 horas y media hay un caso de asesinato en la entidad.

En los primeros 9 meses de 2016 se han contabilizado mil 208 homicidios dolosos, para un promedio de más de 134 cada mes; casi 5 diarios; una locura.

Algo muy parecido ocurre con el delito de lesiones dolosas; el Secretariado Ejecutivo informó, en su reporte difundido este sábado, que sólo en septiembre hubo en Veracruz 349 casos de este ilícito, en tanto que en el acumulado del año van 3 mil 239.

Si a esas cifras agregamos el vergonzoso primer lugar nacional en casos de secuestro, con 14 en septiembre y 133 en nueves meses, el cuadro resunta aún más dramático en una entidad que hace una década no tenía un nivel considerablemente alto en el índice delictivo.

Por otro lado, esa escalada de violencia y muerte ya lleva años; y no se observa mejoría alguna en la entidad.

Terminó hace poco menos de un año el sexenio de Javier Duarte; y van casi 11 meses de la administración de Miguel Ángel Yunes, con las mismas lamentables estadísticas.

El tema fue retomado hace dos días por el senador José Francisco Yunes, quien apuntó que resulta inaceptable que todos los días haya nota roja en Veracruz.

Opinó que es necesario mantener la coordinación entre la Federación y el Estado para resguardar la seguridad de los veracruzanos.

En ese contexto, el legislador de la Cámara Alta propuso que se extienda el convenio de colaboración que vence en 2018, entre el gobierno estatal y las secretarías de la Defensa Nacional y Marina-Armada de México, para que dichas instituciones de la Federación sigan apoyando a la entidad en materia de seguridad pública.

Uno podría pensar que el despliegue del Ejército, la Marina y la Policía Federal de muy poco han servido en el combate a la delincuencia en la entidad; sin embargo, dicha aseveración podría resultar simplista, dado que nunca como hoy la violencia había estado tan desatada en Veracruz y en todo el país.

Por cierto, este domingo 22 del presente el gobernador Miguel Ángel Yunes presentó el Sistema Estatal de Videovigilancia, casi 6 mil 500 cámaras como una herramienta para frenar a la delincuencia.

Recordamos que como como gobernador electo, Yunes Linares pidió a los veracruzanos seis meses para acabar con el flagelo de la inseguridad en el estado. Casi un año después, el ejecutivo dijo que el sistema de videovigilancia quedará completamente implementado en seis meses, a fines de mayo de 2018, y que “seguramente la situación de inseguridad cambiará de manera radical”.

Otros seis meses.

Lo peor es que no existen bases para creer que un problema de la magnitud del que se registra en Veracruz en materia de inseguridad y delincuencia pueda frenarse en ese lapso. @luisromero85