Ni va a ser una decisión de repercusiones tersas en el panismo ni va a ser una hecatombe de proporciones bíblicas: la renuncia de Margarita Zavala Gómez del Campo al partido al que dedicó más de 30 años de militancia activa constituye, de entrada, un cuestionamiento severo a la dirigencia de Ricardo Anaya Cortés, envuelto en escándalos de corrupción y de uso del puesto para colocarse como el candidato presidencial del nuevo Frente Ciudadano por México (que de ciudadano solo tiene el mote del partido de Dante Delgado).

Muchos analistas consideran que no tendrá ningún efecto en 2018 la decisión de la esposa del expresidente Felipe Calderón de abrirse a tiempo del PAN para optar por la candidatura independiente. Nada tan absurdo como eso.

Detrás de Margarita, y de frente a un Anaya cuestionado, miles de panistas y ciudadanos simpatizantes del blanquiazul voltearán la mirada hacia otras opciones, sean independientes o incluso del PRI, en caso de que este partido opte (como todo parece indicar) por postular a un antiguo funcionario del gobierno federal panista, José Antonio Meade Kuribreña, quien no milita en partido alguno.

No hay que olvidar que dentro del PAN se mantienen dos fuerzas importantes que están por minar el poder de Ricardo Anaya, conocido como joven maravilla, y que echarían por la borda la burda fabricación de su frente con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC).

Estos dos grupos con mucho protagonismo y fuerza política son, por una parte, el de los senadores calderonistas, integrado por Ernesto Cordero, presidente de la Mesa Directiva del Senado para el último periodo ordinario de sesiones (contra la voluntad del dirigente nacional del PAN); Javier Lozano Alarcón, Roberto Gil Zuarth, Salvador Vega Casillas y Jorge Luis Lavalle Maury; y por otro, el equipo que impulsa la candidatura del exgobernador poblano Rafael Moreno Valle, quien se ha lanzado a exigir una elección transparente del candidato presidencial en las turbias aguas del Frente Ciudadano por México.

Las fuerzas divididas, en fase de alerta

Y los movimientos que ocurran en el ámbito de un PAN dividido y confrontado tendrán necesariamente consecuencias para quienes estén en uno u otro grupo. A partir de este momento, con la salida de Margarita Zavala del partido, la incorporación a la disputa (aunque no en lo que toca al candidato presidencial) del PRD y el MC, y la inminencia de la decisión sobre el candidato, las cosas se pondrán más calientes.

Ricardo Anaya ha logrado la fuerza mayoritaria de consejeros y es apoyado por los gobernadores que llegaron a sus puestos en su dirigencia, como los de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, que marcha viento en popa para imponer a su hijo como candidato a la gubernatura; de Quintana Roo, Carlos Joaquín, también expriista, y de Guanajuato, Miguel Márquez. También, los excandidatos fracasados como Josefina Vázquez Mota (quien lleva el record de derrotas: para la Presidencia y para la gubernatura del Estado de México), Guillermo Anaya (candidato por Coahuila) y Antonio Echevarría (por Nayarit), además de los coordinadores del PAN en el Senado, Fernando Herrera, y en la Cámara de Diputados, Marko Cortés.

Aunque con un tercio de los consejeros que Anaya, Margarita Zavala no solo era la aspirante más aventajada dentro del PAN según las encuestas sino que contaba con la simpatía (que bien puede disiparse tras su renuncia al PAN) de los gobernadores de Tamaulipas, Francisco Cabeza de Vaca; de Baja California, Francisco Vega; de Aguascalientes, Martín Orozco, y de Querétaro, Francisco Domínguez, además de los exgobernadores de San Luis Potosí, Marcelo de los Santos; de Baja California, José Osuna Millán y Alejandro González Alcocer; de Nuevo León, Fernando Canales Clariond, y de Jalisco, Alberto Cárdenas, a quienes se debe agregar el senador Ernesto Cordero.

Rafael Moreno Valle tendría el respaldo del expresidente nacional del PAN, Gustavo Madero; del gobernador de Puebla, Antonio Gali, y del senador Javier Lozano, además de unos 47 consejeros panistas.

Cada uno de los dirigentes, gobernadores, exgobernadores, senadores y diputados que han puesto su pica en Flandes, seguramente influirán a favor de uno u otro lado porque, para desgracia del PAN, la dirigencia de Ricardo Anaya ha sido consistente en generar profundas diferencias, algo que no podrán subsanar sus alianzas con el PRD y el MC, además de la anunciada adhesión del Partido Nueva Alianza (Panal).

El factor Meade

Un algoritmo que está en la preocupación del nuevo frente es, sin duda, José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Hacienda con Enrique Peña Nieto, además de secretario de Desarrollo Social y de Relaciones Exteriores, y quien con el panista Felipe Calderón fue titular de las secretarías de Energía y de Hacienda.

Independientemente de la postulación como candidata independiente de Margarita Zavala, muchos de los panistas críticos han externado elogios para este técnico de cepa que no está afiliado a ningún partido pero que ya se considera el virtual candidato del PRI para suceder a Peña el próximo año.

En efecto, tanto Javier Lozano como Ernesto Cordero, ambos senadores panistas, y quienes fueron compañeros de gabinete con Felipe Calderón, elogiaron a Meade, al que calificaron como un excelente político que sería “un gran presidente”. No es mentira el temor que existe en la dirigencia panista de que el grupo de Calderón y algunos de los denominados rebeldes opten por impulsar a Meade, usando la figura del voto útil, para buscar un tiro de dos bandas: no promover a Anaya, si es el candidato presidencial del Frente, y evitar la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia.

El impacto en Veracruz

Es obvio que Miguel Ángel Yunes Linares se irá con Ricardo Anaya Cortés como candidato presidencial. Hay que recordar que, tras unos titubeos, Anaya ha autorizado para que el alcalde boqueño, hijo del gobernador, se mueva de inmediato para darse a conocer en la entidad y logre primeramente atraer el apoyo de los grupos regionales panistas y, después, armar el tinglado para atraer el apoyo de los votantes. Ya hemos visto que, tras su aparición en las regiones, llega el papá a anunciar obras y a comenzar otras, prodigando sonrisas y ordenando a sus funcionarios que repartan despensas oficiales.

El vocero del PAN estatal, José Manuel Siu Vargas, se ha apresurado a salir a los medios para descartar fugas de panistas para apoyar a Margarita Zavala como candidata independiente; aunque reconoció que Margarita contaba con simpatía de muchos panistas, “primero es el PAN y después la simpatía por algún liderazgo”

Sin embargo, esas simpatías por Margarita Zavala, que pueden unirse a los afanes autoritarios de Ricardo Anaya por imponerse como candidato presidencial, reduciendo la participación de panistas de renombre, y de Miguel Ángel Yunes Linares por imponer a su criatura, seguramente determinarán el destino del voto y de la actividad proselitista, abierta o soterrada, de muchos panistas veracruzanos que han sido desplazados, en algunos casos violentamente, y que se la cobrarán al yunismo, que pretende encumbrarse como el nuevo cacicazgo en la entidad.

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