«A muchos adultos les da miedo y hasta ansiedad imponer disciplina a sus hijos»
Hoy, 6 de octubre, se conmemora el 110 aniversario del natalicio de Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri-Cri, un compositor veracruzano que puso su técnica artística al servicio de la representación de un universo infantil.
Las tramas de las historias de Cri-Cri atrapan el interés de los niños porque le dan vida artística a escenas cotidianas y, por lo tanto, cercanas para muchos menores, pero aderezadas con fantasía. La muñeca habla con la escoba, un ratón se comunica en inglés y se niega a permanecer en la cárcel. Además, la tensión de sus historias está bien sostenida por música de ricos matices y composiciones creativas. Por todo ello, Cri-Cri no pasa de moda, sigue vigente entre los que quieren ofrecerle a sus hijos una nutrida experiencia sensorial y de valores.
Por otro lado, Cri-Cri muestra en sus canciones ideas o reglas de una educación de otros tiempos, pero que tenía la virtud de no temerle a la disciplina como método de formación. En la obra del compositor nacido en Orizaba escucharemos al niño mal criado que no quiere tomar su leche, pero el personaje sufrirá el castigo y por ahí se le escucha llorar dramáticamente, lo que, por lo menos a mi pequeña hija, causa temor, un recurso desde luego nada recomendable en la educación de los menores.
Sin embargo, el concepto de crianza que está en las canciones de Gabilondo Soler también apela a los buenos modales y la obediencia, pero, sobre todo, a un tipo de relación familiar en la que los padres no temían mostrar su autoridad, incluso su superioridad frente al niño, como en la canción “Papá elefante”. Lo que contrasta con las paternidades de hoy, en las que a muchos adultos les da miedo y hasta ansiedad, imponer disciplina a sus hijos, pues aquella, de entrada, no les gusta a los chicos, pero, tal vez, en el futuro sea una herramienta para que ellos puedan alcanzar sueños.
Si bien es cierto que muchas metas se logran con disciplina, esfuerzo, trabajo y hasta sacrificios, yo sólo agregaría que tan fundamental como todo eso para alcanzar objetivos es infundirle al niño o a la niña confianza en sí mism@. Hay que decirle a la hija que sí se puede, ayudarle para que así sea y no ser, por lo contrario, el obstáculo para que llegue hasta donde quiere llegar. Pero dar confianza no es sólo decir: “Sí hijita tú puedes, sí, lo haces bien, eres la mejor”, sino darles tu tiempo, tu energía y un buen ejemplo. Evidentemente, esto último cuesta mucho más que llenarlos de palabras de aliento o de dinero. Por ello, muchos no podemos o no queremos ser el papá o la mamá que impone disciplina dejando en ello su energía y es probable que el resultado sea que el menor se convierta en un adulto tan frustrado como lo fueron sus padres y sus abuelos.