En el año de 1998, después de tener un espacio y un proyecto auspiciado por el Ayuntamiento de Cosoleacaque, del exsacerdote Darío Aburto como alcalde, después de una dinámica cultural que dio vida a grupos hoy importante en el son jarocho como Los Pájaros del Alba y Los Cojolites (tres veces nominados a los premios Grammys, Oscar por banda sonora de Frida, etc.), de ver nacer en esa dinámica a Nigan Tonogue (Aquí estamos), el taller hoy centro cultural de Tía Cayita, Leocadia Cruz Gómez, ganadora al Premio Nacional de Ciencia y Artes 2006, pues nada que de repente nos quedamos en la calle literalmente, la nueva administración municipal canceló el proyecto por lo que le dimos continuidad en una banqueta, donde sacábamos los instrumentos, la tarima, los telares, empecinados que aquello no debería morir hasta que un día el presidente municipal de Jáltipan, un joven profesionista amigo de siempre, Lucio Arturo Martínez, paso por allí y me llamó para preguntar que hacíamos en la calle. Con su apoyo nuestro proyecto se trasladó a Jáltipan y en la cabeza de nosotros empezó a engendrar la necesidad de tener un espacio propio no ligado al vaivén de la política.
Un día transitando por la calle de Madero, en un vochito que manejaba Noé, le pedí se detuviera en una vieja edificación abandonada. Nos metimos en su patio, es una edificación grande donde dormían los teporochos del pueblo. Por dentro sentía una emoción y le dije a Noé: “Aquí viviremos, este será nuestro centro cultural”. Ese mismo día, viniendo de Coatzacoalcos le pedí que se metiera a Minatitlán y lo fui guiando hasta la casa donde vivía el tocayo Ricardo, dueño del viejo edificio. Me escuchó con atención lo que pretendíamos hacer. No dijo nada, se metió al interior de su casa y al rato salió extendiendo su mano y dándome una llave, la única del único cuarto mas o menos arreglado del viejo edificio: “Conozco a tu familia, tu hermano es mi medico y confió en ti”, me dijo. Arreglamos darle un pago de renta simbólica mientras arreglábamos al edificio y ver la posibilidad de la compra. Ahora teníamos donde vivir Los Cojolites, pues desde lo inicios habíamos vivimos comunitariamente, y lo principal, teníamos donde trabajar para y por la cultura de nuestro pueblo.
Pasaron los años y hace ocho, mi hermano medico me habló para decirme que mi tocayo le habían detectado cáncer fulminante en los pulmones y estaba muy avanzado, un mes de vida, ¿Qué vas a hacer?, me dijo. Intentamos que el gobierno del estado interviniera, llevamos un notario para hacer el papeleo pero tenía una esposa ausente por cuarto de siglo algo lejana, que se hizo presente una semana después del sepelio para decirnos: “Tienen hasta diciembre para pagar o desocupar”.
Eugenia León fue muy importante para lo que siguió pues gracias a su generosidad logró hacer que un sin numero de artistas e intelectuales del país firmaran un documento solicitando al gobernador de Veracruz la donación del inmueble, cosa que nos dio estabilidad, mientras nuestra música se gestaba en estas paredes, nuevos discos, la preparación de los niños y jóvenes, el impulso de nuevos grupos juveniles como Flor de Uvero, JarochoBarrio, Alebrijes y Pata de Vaca a quienes llevamos a los grandes teatros de Veracruz y al Teatro de la ciudad de México para celebrar juntos los 20 años de Los Cojolites, abrir las puertas también para ellos. Y este año de 2017, a punto de salir nuestra producción Rema Rema en donde participa Natalia Lafourcade como invitada, en esas estábamos cuando se suscitan los sismos de septiembre y sus interminables replicas que acabaron con los sueños de millones de mexicanos, inmensas lagrimas vertidas por los idos y por lo que permanecen en pie, que no tienen casa ni nada donde existir.
El sismo del 7 sacudió fuertemente al sur de Veracruz, nuestra cercanía al istmo oaxaqueño (217 km a Juchitán) nos hizo también vulnerables. Las estructura del viejo edificio del Centro de Documentación del Son Jarocho y nuestras casas empezaron a fracturarse, el daño es irreversible, las columnas están partidas, la edificación había aguantado el sismo del 56 que destruyó Jáltipan, pero ahora su vejez también contaba. Ardua tarea la nuestra de salvar todo el patrimonio que hemos acumulado por tantos años, documentos y libros importantes para la historia del sur de Veracruz, un acervo importante de videos, fotos, obra plástica y de los artesanos del sur de Veracruz, etc. Buscar casas donde colocar tanto cosa y donde colocarnos.
Volvimos al principio pero ante tanto dolor de mucha gente en nuestro México no nos vamos a quejar, vamos a trabajar de nuevo para levantar este edificio para la enseñanza y conservación de nuestra cultura.