Por Angélica Cristiani

Apreté el paso, como jamás lo hice para llegar a clase, mi objetivo era estar hasta adelante, sin perder detalle, mientras caminaba por la calle de Juárez me preguntaba por el estado anímico de Raciel y Barragán, ¿cómo sobrellevan su duelo? ¿qué les hará falta? ¿cuál es la mejor forma de estar para ellos? ¿cómo continuaron la vida sin la vida de su madre?, ¿cómo continúa la vida del periodismo en México si ya no están Julio Scherer y Rius?.

Me encontré con Cheis, mi compañero de la universidad, de la vida, le advertí que ya íbamos tarde, hecho que se desmintió cuando en un cafecito cercano a la sede estaba Guadalupe Mar, a la espera de Tere Arroyo. Nos encaminamos, hablamos de la traición y benevolencia de los genes, como siempre, le pedí a mi espíritu que se tomara de la mano del alma de Guadalupe Mar.

Así llegamos al Centro de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana, siempre que entro a ese lugar siento un contraste de emociones, por un lado me apasiona y por el otro me da un poco de envidia, desde niña soñé con un día comprar esa casa. En la entrada José Luis Cerdán Díaz, estaba siendo entrevistado por los medios, me detuve un momento a admirar la capacidad que los periodistas tienen para enfrentar una cámara, tanto al frente como detrás de ella, es como si se tratara de un miembro más de la familia, es como ese vínculo humano, es como hablar otra lengua, me apasiona ser testigo de cómo un ser humano es capaz de construir un mensaje, un discurso, me resulta inevitable pensar en la cabeza de la nota al escuchar una declaración.

Pasamos al salón, me senté hasta adelante, me llamó la atención la presencia de una mujer que llevaba un soberbio vestido bordado con coloridos hilos, haciendo contraste con su personalidad, humilde, en su mirada se reflejaba poder, pero no de ese poder ordinario que pudre, sino de ese poder curativo que proviene del estudio, de la experiencia; se trataba de Elvira Hernández Carballido, quien este año funge como Presidenta del Jurado del Premio Nacional de Periodismo, sus declaraciones fueron amorosas, realistas, pero muy amorosas, recomendó leer a Anselmo Estrada.

En el presidium había cabida para Elvira, Guadalupe, Cerdán y para Celia del Palacio, en el público periodistas en formación y en activo. El objetivo principal de la mesa fue incentivar a presentar trabajos periodísticos en las categorías de noticia, reportaje, crónica, fotografía, opinión, caricatura, entrevista y divulgación científica y cultural; ¿el motivo? amoroso, estimular a esos seres que bajo condiciones muy adversas desempeñan responsablemente su labor y así por medio del apapacho persuadirlos a hacer cada vez mejor su trabajo, que logre trascender socialmente. ¡Chingao, la humanidad completa necesita de más y mejores periodistas!

Celia del Palacio Montiel concluyó la mesa con dato duro, habló del Informe del 2016 de Artículo 19, el cual registra 426 agresiones a medios de comunicación, 81 ataques físicos o materiales, 79 actos de intimidación, 76 amenazas, 58 privaciones ilegales de la libertad, 43 casos documentados de hostigamiento y acoso, de estas 226 agresiones fueron por parte de servidores públicos y 31 de partidos políticos. En el 2016, Veracruz ocupa el tercer lugar en agresiones a periodistas y sigue siendo el primer lugar donde esas agresiones son las más graves, los cuales en la actual administración no han cedido, aunados los despidos que se han estado viviendo.

Después de los aplausos, discretamente apareció Raciel Martínez entre el público, como siempre, imponente, enorme, pasó al frente a saludar a los ponentes, me senté a observar, aun no encuentro las palabras para describir el torrente de emociones de las que fui presa. Los periodistas veracruzanos han aprendido a abordar la muerte, tema inevitable a la hora de la convivencia, no sólo de sus colegas, también de sus familias, por causas naturales o viles.

Me acerqué a escuchar las pláticas, con la esperanza de encontrar respuesta a mi recurrente pregunta ¿por qué pinches estudiar periodismo si la retribución es tan ojete? la respuesta que hoy encontré fue: para continuar la vida después de la muerte.