Para quienes dicen que la detención de Xóchitl Tress Rodríguez es una venganza del Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, por un pleito que trae con el papá de la criatura, puede que tengan razón. Y es que nomás hay que ver la rapidez con que la detuvieron, la presentaron ante un juez y la encarcelaron, para intuir que algo hay de cierto.

También es cierto que la Fiscalía estatal le andaba pisando los talones porque descubrieron que en los pocos meses que trabajó (es un decir) como Directora de Espacios Educativos de la SEV, su fortuna se incrementó una barbaridad.

La Fiscalía la acusa de enriquecimiento ilícito porque no entiende cómo es que si devengó 600 mil pesos por ocho meses de presunto trabajo, le aparecieron propiedades por 8 millones.

¿Magia? No, suerte.

Ayer por la mañana Xóchitl fue ingresada a la cárcel conocida como El Penalito en el puerto de Veracruz y el juez le empujó dos años de prisión preventiva en lo que se aclara el asunto.

Xóchitl viste y se enjoya muy bien, usa zapatos que cuestan la quincena de diez burócratas, viaja en primera clase, se hospeda en hoteles caros, se mueve en una camioneta que quita el hipo y vive en una residencia de esas para gente grande. En fin, sabe para lo que es el dinero.

Quienes la han tratado dicen que ya era un higadito desde antes de conocer al galán. Después, simple y sencillamente se volvió insoportable.

Pero si alguien puede aclarar el lío con esos millones es la misma Xóchitl. Basta con que diga: “Esta Land Rover me la regaló el gordito, lo mismo que esta casita, estas joyas, esta ropita y los viajes al extranjero”, para que se compruebe que no metió las manos en el cajón de Espacios Públicos, porque no hubo necesidad. Sino que los 8 millones de pesos fueron obsequios en especie por bienes y servicios prestados al galán gordito.

Lo que no parece justo es que la Fiscalía le haya incautado la casita de Boca del Río con argumentos poco ortodoxos.

La dependencia no puede alegar que la propiedad es robada porque se pagó con dinero y se firmaron las escrituras de compra-venta. Quizá pueda decir que fue comprada con dinero del erario; pero eso qué, a ella se la regalaron. Comprar chueco es un delito, pero recibir un regalo chueco no lo es.

La ecuación es bien sencilla, el gordo se enamoró como un colegial de la muchacha y le ordenó a un esbirro que le comprara una camioneta y un depa con dinero de los veracruzanos. Más adelante le regaló joyas, viajes y lo que se le antojara con más dinero del erario. Luego entonces, el culpable del hurto fue el gordo y no Xóchitl que lo único que hizo fue dar las más cumplidas gracias.

Como quiera que sea ya está en prisión, le bajaron la casa y el gobierno estatal está feliz por el estruendo que causó esta caja china.

¿Qué sigue? Saber cuándo van a traer a la matrona mayor, a la jefa de la banda, a la autora de que a Xóchitl la corriera el mismo gordito de Espacios Educativos.

Esa es la que en verdad interesa a los veracruzanos.

¿Te imaginas a las dos en una celda del Penalito? Me preguntó un amigo. Y la verdad es que sí me las imaginé.

Muchas cosas deberán contarse antes de desgreñarse con furia inaudita, pero no por el gordito, sino por el puro odio que se cargan.

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