El gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares parece naufragar –a solo ocho meses de iniciado y a 18 meses para concluir– entre la violencia que se hace cada día más poderosa e invencible, la falta de obra pública que solo se materializa en anuncios sobre reparación de carreteras que siguen destruyéndose, la opacidad en el manejo de deuda pública, la falta de información sobre el destino de miles de millones de pesos enviados por la Federación, el retroceso legislativo en temas como la protección a los animales y, en cambio, la paralización de iniciativas necesarias como la reforma al código penal en materia de aborto.

Para colmo, no solo no le responden los funcionarios que están colocados en los únicos temas que parecen importarle (seguridad, procuración de justicia y obra pública), sino que tampoco aquellos a los que, al menos formalmente, les ha encargado el manejo de lo político; olvida dedicarle en persona tiempo a coordinarse con sus operadores legislativos, lo que ha hecho del Congreso local un circo denigrante, donde para sacar lo que le interesa debe congraciarse con diputados opositores acusados de fraguar los sucios negocios de Duarte, a cambio de impunidad.

Hasta los más críticos del yunismo esperaban que, tras unos tres o cuatro meses de ajuste, el primer gobierno de transición mostraría la tracción y la potencia de las que Yunes Linares se había vanagloriado en los últimos años; que, en efecto, tras tanto tiempo de desear gobernar Veracruz tendría definida toda una estela de propuestas de gobierno y de reformas legislativas para regresar a la entidad a la senda del desarrollo, que su equipo de trabajo tendría las agallas y la experiencia para compactar una acción nunca antes vista en materia administrativa y que lograría contener a la delincuencia que, en cambio, parece haber logrado gobernar buena parte del territorio estatal.

Los priistas, incluso, sentían que la llegada de su excorreligionario al gobierno estatal significaría no solo depositar sus restos políticos en un cajón herméticamente cerrado, sino incluso su enterramiento en una profunda fosa a la que le añadiría paladas a cada día de su corta estancia en Palacio de Gobierno, lo que significaría la fácil entronización del heredero en los comicios de 2018 para una primera fase de ocho años bajo el yunque de los Yunes azules, en un control que podría prolongarse por otros seis con la estafeta entregada al próximo alcalde de Veracruz

¿En qué ha beneficiado Yunes a los veracruzanos?

Pero los tiempos se están agotando y los argumentos ya no sirven más. Para ocultar su ineficacia, lo que ha hecho Yunes ha sido dar golpes efectistas con la detención de exduartistas, como la ocurrida este lunes entre Nayarit y Jalisco en contra de Xóchitl Tress, por enriquecimiento ilícito. Esta exdirectora de Espacios Educativos de la SEV fue expuesta por la PGR como amante de Javier Duarte durante la audiencia en que el juez federal decidió que había elementos para abrir juicio en contra del exgobernador.

¿Qué otro beneficio pueden invocar los veracruzanos de este gobierno?, ¿tenemos que considerar como benéfica la jugada recaudatoria que afecta a decenas de miles de taxistas (tanto concesionarios como conductores) que deben pagar nuevos derechos para ejercer su actividad so pretexto de evitar con ello el uso del transporte público para actividades delictivas?, ¿la creciente violencia criminal que paulatinamente se apropia de las calles, carreteras y caminos de todos los rumbos del estado sin que haya medida alguna que logre detenerla y llevar a juicio a los delincuentes?

¿Qué esperan los veracruzanos de la jugada por alargar el pago de peaje en carreteras que estaban a punto de ser liberadas pues su costo ya iba a ser amortizado?, ¿qué ventaja tendríamos los jarochos de la insistente petición de Yunes Linares a la SCT para que le ceda los derechos de las demás carreteras de pago?

¿Por qué sigue en secreto el monto del presupuesto para este año?, ¿qué le depara a la Universidad Veracruzana con otro gobernador que no quiere cubrirle el adeudo multimillonaria que se arrastra desde Fidel Herrera?, ¿cuántos recursos públicos se seguirán dilapidando a manos llenas para ganar comicios en lugar de hacer obra pública?

Si las cosas no sufren un giro de 180 grados, si el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares no deja de hacer solo política y dedicar el aparato gubernamental a su promoción personal y al de sus hijos, si el mandatario del cambio no abandona su proclividad a placearse con sus hijos en abierto proselitismo adelantado, si no deja de llevar con cargo al erario la batalla panista contra el PRI y contra Morena rumbo al 2018 y no decide entrarle a solucionar los problemas de la entidad en lugar de postergarlos (como la deuda pública a 30 años), mal haríamos los veracruzanos en refrendarle a él, a su familia y a su partido la confianza para gobernar a Veracruz.

Los tiempos corren, se agotan, se convierten en pesadas losas. Porque los veracruzanos seremos alegres pero no pendejos.

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