Hace unos días, el diario Reforma difundió los resultados de una encuesta sobre la sucesión en la Presidencia de la República.
Hay dos puntos que destacan en dicho estudio: primero, que el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, se ubica muy arriba, con 28 puntos porcentuales, en las preferencias ciudadanas.
Al partido de Andrés Manuel López Obrador le sigue Acción Nacional, que registra una preferencia de 23 puntos.
Rezagado se encuentra en Partido Revolucionario Institucional, con un puntaje de 17; es decir, 11 puntos porcentuales debajo de Morena.
De acuerdo con esa encuesta de Reforma, los que prácticamente no tienen nada que hacer, en la sucesión presidencial, son los perredistas, ya que el Sol Azteca aparece con 7 puntos; cuatro veces menos de lo que tiene Morena, que actualmente, por ser el partido puntero, es también la referencia.
El otro punto pareciera una obviedad, el rechazo de los encuestados al tricolor; sin embargo, lo relevante es que porcentaje de personas que quiere un cambio de partido en el gobierno llega a 80; 8 de cada diez personas creen que es necesario echar al PRI de Los Pinos, lo cual nos ilustra a la perfección la imagen del actual gobierno federal entre los ciudadanos.
Ya sabíamos que todo el Movimiento de Regeneración Nacional sabe que su candidato es López Obrador; en ese sentido, no existirá contienda interna en Morena para seleccionar candidato.
En los otros partidos es diferente el tema de la candidatura: en el PAN, 51 por ciento de los encuestados ve con simpatía a Margarita Zavala; en tanto que Ricardo Anaya se rezaga con 28 por ciento. En el PRI parece que en el terreno de las preferencias no hay nada definido, aunque por el momento el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, va a la cabeza. Entre los perredistas, una abrumadora mayoría se inclina por Miguel Ángel Mancera.
Para el caso de Veracruz, la pregunta es en qué grado incidirá la sucesión presidencial y la selección de candidatos al Poder Ejecutivo Federal en el proceso para elegir al próximo gobernador de la entidad.
Miguel Ángel Yunes Linares dejará el cargo el 30 de noviembre de 2018; y cinco meses antes, el primer día de julio, los veracruzanos votarán por el siguiente ejecutivo estatal.
Con un priismo nacional desnutrido, apagado, alicaído, se observa muy complicado que ese partido repunte y recupere la plaza veracruzana.
Sin importar el nombre del candidato, incluso postulando a su mejor carta, el PRI corre el riesgo de desplomarse aún más en Veracruz, sobre todo si postula a un abanderado a la Presidencia que resulte poco competitivo.
En ese contexto, parece que la carrera por la gubernatura veracruzana en 2018 se definirá entre Morena y el PAN; el primero, con la ventaja de contar con un candidato presidencial tan posicionado como López Obrador, y con alcaldes en tres de los cinco municipios más poblados de la entidad: Coatzacoalcos, Xalapa y Poza Rica; en tanto que los panistas tienen como cartas de presentación no sólo la posición del gobierno del Estado, sino también más de 110 presidencias municipales.
En estos momentos, por otro lado, no se observa en el horizonte político a un candidato independiente con posibilidades de ganar la gubernatura.
En cuanto a los nombres que veremos en las boletas veracruzanas de 2018, todo parece indicar que el PAN postulará al actual alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez; Morena, a Cuitláhuac García Jiménez, aunque también se maneja a figuras como la diputada federal Rocío Nahle, y el legislador local Amado Cruz Malpica; en tanto que en el PRI sólo se menciona a los senadores José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa… por el momento. @luisromero85