“Será procesado por delitos de la solicitud de extradición, por ningún otro que se le quiera agregar” Julio Hernández López
Es imposible creer que el asunto de Javier Duarte de Ochoa sea un acto de justicia de parte del gobierno priista del presidente Enrique Peña Nieto, quien trata de combatir la corrupción para estar a tono, de ser congruente con el discurso que viene enarbolando su administración en vísperas del proceso electoral más importante del país, de relevo presidencial.
Duarte, un joven improvisado en la política, miembro del grupito del cuarto de cuatro por cuatro en el Senado de la República, donde realizaba tareas de síntesis para el entonces Senador de la República, Fidel Herrera Beltrán, su mentor y de quien jamás se ha desligado, alcanzó el poder porque su perfil frente a Fidel dio para eso: de Alberto Silva, Jorge Carvallo Delfín y Salvador Manzur Díaz (Erick Lagos Hernández conoció a Fidel en su precampaña aquí en Xalapa), Javier fue, en opinión de El Tío, el mejor, posiblemente el que más le garantizaba lealtad y posibilidades de trascender en el poder otros seis años, y lo eligió.
Y no hay que dejar de reconocer que Duarte es un hombre con suerte. Manejó desde su oficina de Gobernador priista, la elección federal de relevo presidencial; por un lado apoyó a la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota (el panismo presidencial fue muy rentable para Fidel y compañía) y, por el otro entregó miles de millones de pesos para la campaña del priista Enrique Peña Nieto; tan fue así que Vázquez Mota ganó la elección presidencial en Veracruz, López Obrador quedó en segundo lugar y Enrique Peña se fue al tercer sitio. Erick Lagos Hernández, entonces presidente del CDE del PRI en Veracruz, comentaba: no puede haber escenario más catastrófico en esta elección que haber perdido la Presidencia.
Y de esa histórica derrota en las urnas no hubo consecuencias. Javier Duarte siguió su camino como si nada hubiera pasado, seguro de que además nada podía pasar; con el dinero que invirtió en la campaña de Peña Nieto, sabía que estaba asegurado su futuro, que cualquier error que cometiera, por grave que este fuera, contaba con el apoyo incondicional de Enrique Peña Nieto, así se lo había dicho su mentor, así se lo ordenó y así tenía que ser: yo te financio el fraude electoral y después te paso la factura.
Pero hubo dos factores que hicieron que Javier Duarte perdiera la partida: su infinita arrogancia recargada en su relación con Enrique Peña y el pleito que decidió tomar contra los medios de comunicación. En el primero, Javier acostumbraba presumir de sus logros políticos: yo sé ganar elecciones, por eso tengo sobre representación en el Congreso Local para hacer lo que me venga en gana; gracias a mí, Fernando Yunes Márquez y José Yunes Zorrilla son senadores, el primero porque le financié la campaña y el segundo porque así quise, que él fuera Senador y exigí la posición, desplante que tuvo durante un desayuno en casa de Carlos Brito; voy a ganar la gubernatura para no pecar con aquello de “me gusta la alternancia pero que le pase a otro pendejo, a mí, no”; el único político priista veracruzano amigo de Enrique Peña soy yo, nadie más.
En otras ocasiones, a Javier Duarte le escuchamos decir: el presidente Peña me encargó el proceso electoral local, yo voy a poner candidato y lo voy a llevar a la victoria, pronunciamiento que Alberto Silva Ramos asumió como con dedicatoria para él; no le doy ni un quinto a Héctor Yunes Landa (ya era candidato del PRI al gobierno) porque se lo va a robar, sus seguidores, los que encabezan eso que llaman Alianza Generacional, “tienen mucho tiempo de no trabajar en nada y andan con la necesidad de dinero a flor de piel, por eso es que si le doy dinero a Héctor, se lo van a robar, mejor lo opero de otra manera”… y así.
El otro error, tal vez más grave, fue haber roto con todos los medios de comunicación, de un día para otro decidió no hablar más con ningún periodista, suspender los pagos de compromisos contraídos con empresas periodísticas serias, con pasquineros, con mercachifles y con seudoperiodistas, de manera que seis meses después de esperar que Duarte pagara sus deudas con los medios se le vino encima el mundo, comenzaron las críticas a su desgobierno, perdió el encanto que tuvo como “político y joven brillante”, le brotaron por todas partes los defectos y la prensa decidió apoyar al único político capaz de tomar venganza del maldito gordo, al panista Miguel Ángel Yunes Linares, beneficiario de este error porque sin invertir un peso en medios tuvo el apoyo, también interesado, de todos los medios que ya no querían saber a quién cobrar sino a través de quién tomar debida venganza.
Por eso, para los medios de comunicación no es que Miguel Ángel Yunes Linares haya sido el político más convincente como candidato al gobierno del estado, no, fue en ese momento el político que metería a la cárcel a Duarte y sus cómplices. Si en la percepción de que, sin necesidad de invertir un peso en medios, Yunes contó con su apoyo y, por eso, ahora no es necesario hacerlo, hay una tremenda equivocación, si no, que le pregunte a su examigo Javier Duarte cómo le fue al romper con los medios.
Pero, hoy, Javier Duarte está de regreso, y estamos seguros de que, bajo condiciones de pacto político muy favorables para su persona y para su pandilla no para los veracruzanos que esperan, que tienen la esperanza de que el reo más odiado, el exgobernador más repugnante, el rey de los corruptos de toda la galaxia, haga caso a las súplicas vehementes de Miguel Ángel Yunes: que devuelva hasta el ultimo centavo de lo que nos robó… Y así nos secaremos esperando.
Sergio se fue al monte
En congruencia con su actitud rebelde, sin tomar en cuenta las amenazas que le han lanzado de exhibir un expediente de corrupción, el diputado local del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Sergio Rodríguez Cortés, aseguró que es positivo que exfuncionarios públicos estén en la cárcel, pero lo importante es saber cuánto se ha recuperado como parte de decomisos y saber “¿dónde quedó el dinero desviado?”, mensaje que lleva como destinatario al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien ya es tiempo de que hable del rumor popular que circula por todas parte en el sentido de que los principales duartistas ya se cayeron con él a cambio de impunidad.
Mientras tanto, Rodríguez Cortés insiste en que han sido pocos los casos en donde se han recuperado bienes de los exservidores públicos, cuando eso es lo más importante, pues sería la manera de recuperar lo desviado de las arcas estatales y municipales.
Respaldó la solicitud de la Fiscalía General del Estado (FGE) para desaforar a Alberto Silva, diputado federal, ya que él fue del círculo más cercano del exgobernador Javier Duarte de Ochoa. Y también cuestionó porqué gente como Erick Lagos, o el propio Gabriel Deantes, no están tras las rejas, pues ellos formaban parte del grupo que tomaba las decisiones sobre el manejo financiero.
¡Que lo cuelguen de…donde se pueda!
Y, bueno, ante la llegada del exgobernador, Miguel Ángel Yunes Linares mandó su mensajito para que no digan que ya no le interesa el asunto, o que él ya lo arregló como sabe hacer estas cosas, a su muy personal estilo.
El texto del mensaje dice: “Después de huir de la justicia durante muchos meses, hoy fue traído a México Javier Duarte.
“Hoy mismo, renovamos nuestra exigencia de que se haga justicia; le pedimos a la Procuraduría General de la República que actúe con toda severidad, que se le aplique una pena privativa de libertad de muchos años, que se mantenga en prisión.
“Pero también, que devuelva los miles de millones de pesos que se robaron él y su banda, y que mantienen hoy a Veracruz en la situación financiera más crítica de su historia.
“Exigimos también, que se investigue a todos, no sólo a Duarte, que se actúe contra Fidel Herrera y contra todo este grupo que durante años saqueó a Veracruz.
“Como Gobernador del Estado me mantendré vigilante. La justicia llegará, estoy totalmente seguro”.
Reflexión
En el caso de Javier Duarte, esto es lo más sensato que escuchamos durante el día: El exgobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa debe ser juzgado por delitos de lesa humanidad y por el desvío de recursos públicos, exigieron diputados locales de Acción Nacional. Los diputados María Josefina Gamboa Torales y Juan Manuel Unanue Abascal coincidieron en que los delitos que imputó la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Procuraduría General de la República (PGR), son insuficientes antes los delitos cometidos por el exmandatario estatal. Escríbanos a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmil.comwww.formato7.com/columnistas