Tras 28 años de labor ininterrumpida en el magisterio tuxpeño, a un maestro le cayó la desgracia. Debido a una grave enfermedad el profesor Morene López Salas se vio imposibilitado para seguir laborando en la docencia, por lo que presentó su baja por invalidez y ahí comenzó otra de sus tragedias.

El 24 de noviembre de 2014 es decir, hace dos años seis meses y unos días, el profesor López Salas metió toda su documentación y solicitó su pago de seguro de invalidez, bono administrativo, prima vacacional e incrementos salariales, solicitud que le fue recibida por la funcionaria de la Secretaría de Educación Veracruzana, Sagrario Tapia Fernández.

Chayito turnó su solicitud a la Secretaría de Finanzas donde el papelito durmió un sueño de ocho meses. Fue hasta el 2 de julio del 2015 cuando se elaboró otro recibo donde consta que la documentación la recibió un tal Mario Saldaña. Mario entregó al maestro López Salas dos claves de cobro, la OC344183 y la OC314656.

Tranquilo maestro váyase a su casa a esperar su dinero. Y el maestro se fue a su casa a esperar… y sigue esperando ese dinero que le pertenece.

Desde el 24 de noviembre de hace dos años, seis meses y unos días, el maestro ha dado una cantidad bárbara de vueltas a Xalapa. Vueltas que han mermado su situación económica y han provocado carencias a su familia.

La última vuelta (hasta ahora) la dio el pasado 5 de julio y de plano lo desahuciaron. Buscó sin éxito a Rolando Quiroz Lagos, jefe del Departamento de Nóminas del Sistema Federalizado de la SEV que nunca llegó a su oficina. Pero la secretaría de éste, bien amable, le dijo que es “casi imposible” que le paguen porque no hay dinero. “Todo se lo llevó el rata de Javier Duarte y no hay para pagarle. Pero dese una vueltecita en unos meses a ver qué le resolvemos”. “¿En cuántos meses?” preguntó el maestro. “Pues en unos meses” le contestó la diligente secretaria.

Una de las medidas extremas de López Salas fue enviar una carta al Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, donde le hace patente su invalidez, le manda copias del altero de documentos que ha entregado en las dependencias donde se los han solicitado, le da a conocer sus claves como trabajador y las de su centro de trabajo, le manda copias de las actas médicas donde se certifica su invalidez firmadas por los médicos que lo atendieron y por último, le manifiesta su esperanza de que interceda a su favor.

Y nada.

Morene López Salas no es ningún ladrón, es un maestro que dedicó la mitad de su vida al magisterio y que seguiría en activo si tuviera la capacidad física de hacerlo.

Él no robó y su hoja de servicios es impecable, pero al él sí le robaron su seguro de invalidez y la oportunidad de vivir de manera más o menos digna.

Pero quizá lo peor de todo, es que la burocracia de la SEV y SEFIPLAN lo traen en calidad de molesto limosnero que pide por caridad una ayuda, cuando lo que exige es que le paguen lo que por derecho, por Ley y por obligación del Estado le corresponde recibir.

Como él ¿cuántos maestros imposibilitados para trabajar andarán sufriendo el mismo calvario?

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