En esta segunda parte de la conversación, Alejandro Figueroa hace un recuento detallado de su biografía musical desde su primer grupo de rock hasta su escisión de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana y sus primeras bandas xalapeñas.

Immigrant Song

Pasó el tiempo, mi papá se salió de la casa y se fue a vivir con una chava gringa a Estados Unidos y en algún momento me dijo vente a pasar una temporada conmigo. Yo tenía 16 años y me fui, mi papá vivía en Palo Alto, California, cerca de la Universidad de Stanford. Ese viaje también fue clave, ahí escuché mucha música, me llevé mi guitarra y compraba revistas, había dos revistas que compraba desde Puebla, las vendían en el Vips: Guitar World y Guitar Player, yo las compraba aunque no sabía leer partituras porque, afortunadamente, esas revistas traían tablaturas. En California empecé a clavarme un poco más, a salir de los acordes abiertos y a tocar riffs que ya sonaban un poco más a rock, recuerdo que uno de los primeros riff que saqué fue el de una pieza de Led Zeppelin que se llama The Lemon Song.
El bajista de la Clika, Alfredo Soto, tenía mayor nivel que nosotros porque de niño había recibido clases de piano con un maestro ruso que se llamaba Vladimir. Cuando me fui a Estados Unidos, el grupo se disolvió. Estuve allá un año, cuando regresé contacté a Alfredo y me dijo estoy tocando con una banda, ve al ensayo, está sonando cabrón. Fui al ensayo, en esa época yo tenía 17 años y él tenía como 15 pero ya estaba tocando con gente de 26, 27 años, cuates experimentados. Al guitarrista de esa banda lo considero como mi primer maestro de guitarra, se llama Rafa, olvido su apellido ahorita pero es chiapaneco. Ahí fue la primera vez que vi a un guitarrista de cerca tocando muy parecido a los discos. El grupo se llamaba Gárgola, tocaban grunge, esa sonoridad medio espesa, crudona que estaba de moda en esa época. Era mi onda, yo salía de la escuela y me iba al ensayo a escucharlos, con ellos aprendí muchísimo.
En un momento se metieron a mi casa a robar y se llevaron mi guitarra, mi mamá me vio tan descorazonado que me dijo que me iba comprar otra y entonces aproveché y le dije ahora cómprame una más chida, y me compró la que tengo ahorita, una Strato. Me lo empecé tomar más en serio y viendo a Rafa empecé a tocar cosas un poco más complejas, empecé a desarrollar más el asunto de la pentatónica y a descubrir que esa escala era clave en el sonido que yo quería emular.

Ramble On

En Estados Unidos estudié un año de prepa pero no me lo revalidaron aquí entonces estuve un tiempo sin estudiar. La separación de mis padres implicó momento familiar muy fuerte, mi mamá viajaba mucho a Guatemala a ver a su nueva pareja y yo me quedaba solo en la casa prácticamente haciendo nada. En esa época ya había cd´s y empecé a escuchar otras cosas, salí un poco del rock gringo y empecé a escuchar cosas inglesas, The Cure, The Smiths y me eché un súper clavado con Pink Floyd porque Alfredo, el bajista, y yo hablábamos mucho con un primo de él que era mucho mayor que nosotros que era súper fan de Pink Floyd, solo eso oíamos y yo en mi casa lo que hacía era poner sus discos y tocar encima, eso me hizo desarrollar el oído bastante.
No había regresado a la prepa, mis jefes se empezaron a preocupar de verme así y mi jefa me dijo ¿qué vas a hacer, cabrón?, no has terminado la prepa. El cuate que iba en el Oriente un día me dijo:
-Yo creo que me voy a ir a estudiar música
Esa fue la primera vez que oí que alguien quería dedicarse profesionalmente a la música y dije pues yo también.
-¿Y a dónde te vas a ir?, -le pregunté
-A Xalapa
Nuestros papás nos apoyaron, entre los papás de él, los papás de la que era su novia en esa época y mi mamá nos organizaron un viaje para que viniéramos a ver las escuelas porque los tres nos queríamos venir a estudiar a Xalapa, ella a Humanidades y nosotros dos a Música.
Llegamos a la Facultad de Música, me acuerdo que nos recibió Eloísa Almazán y nos dijo:
-¿Para qué carrera vienen?
-Para guitarra
-La edad máxima para entrar son 14 años y ustedes ya están más grandes, ¿saben algo?
-Sí, sí sabemos
-Bueno, saquen su ficha. Tienen dos meses para prepararse, tienen que tocar una pieza clásica completa.
La escuela me encantó, es linda y me veía ahí. Me asomé a un cubículo y vi a Cutberto [Córdova Nieto] estudiando La Catedral, de Mangoré, y dije esto sí está cabrón, esto ya es otro nivel.
Nos regresamos emocionados y nos pusimos a estudiar, él por su cuenta y yo por la mía, me acuerdo que pedimos asesoría a un músico de allá que nos ayudó a poner una piecesita de Carulli a cada quien.

Las faenas en la Atenas

Pasaron los dos meses y venimos a presentar el examen. Eran dos días examen, uno de aptitudes y otro de ejecución, el examen me lo puso Isidoro Ramos, me recibió y me dijo:
-¿Cómo te llamas?
-Alejandro Figueroa
-¿A qué instrumento vas?
-A guitarra
-Ok, a ver, ¿esta nota sube o baja?, -y tocó un intervalo
-Baja
-¿Esta nota sube o baja?, -y me puso un intervalo más pegado, como de segunda o de tercera
-Sube.
En otra parte del examen él tocaba un ritmo en el escritorio y tú lo tenías que repetir, yo lo repetía sin problema, siempre he tenido muy buena memoria. Al final del examen, Isidoro me dijo lo hiciste muy bien
Para mi sorpresa, pasé en primer lugar, ¿por qué?, porque el examen que contaba más era el de aptitudes.
Llegué a los 18 años, me traje, por supuesto, mi guitarra eléctrica y por primera vez me tocó vivir solo. Entré a la Facultad y fue otro descubrimiento, me tocó de maestro, justamente, Cutberto y entré en un conflicto traía muchos vicios y tenía que desaprender. Me acuerdo que en la primera clase, solo por verme la postura me dijo:
-Tú tocas música popular ¿verdad?
-Sí
-¿Qué tocas, rock?
-Sí
-A mí también me gusta el rock, pero aquí es otra cosa, aquí es así
Me puso sufrir, me acuerdo que salí desmoralizado de la primera clase porque dije no sé nada. Seguí en el Conservatorio y la exigencia empezó a subir, no lo hacía mal pero mi corazón estaba en el rock. Al mismo tiempo que estudiaba, armé una banda de rock que se llamaba Raza Nocturna, con Héctor Olvera y Gerardo Landa y la neta es que me empezó a prender más mi banda de rock que ir a la escuela a estudiar Carulli, Sagreras y esas ondas, lo hacía porque tenía que hacerlo pero no me prendía tanto.

El día de la independencia

Finalmente, por ahí del tercer año y medio o cuarto año tuve un examen de solfeo durísimo que reprobé, me lo puso Ryszard Siwy y me acuerdo que me dijo:
-Esto que te voy a decir es en mal rollo sino porque soy tu maestro y mi trabajo es orientarte: yo veo que lo tuyo no es esto, yo veo que lo tuyo es otra cosa, este examen ya lo reprobaste y tienes una oportunidad más pero fuera de que pases o no el examen, piensa bien si quieres ser guitarrista clásico, trata de visualizarte de traje, con tu banquito.
Y ese comentario me sacudió, dije no, eso no es lo mío.
Me salí de la escuela y me quedé en Xalapa trabajando y tocando, le fui a pedir chamba a Chava [Suárez] y estuve trabajando de mesero en La Tasca un año y medio o dos. Después, mi banda se disolvió. Santiago Tintoré y Esteban Ricárdez tenían una banda que se llamaba Cabezoide y me invitaron a tocar. Entré de guitarrista con ellos, tocábamos en El Tope, en el Graffiti, llenábamos los lugares y nos empezó a ir muy bien. Estuve con ellos del 98 al 2000.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: Historias de la selva
TERCERA PARTE: Que la música me eleve
VER TAMBIÉN: Conversación con Alejandro Figueroa │ Avance

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