Los panistas quieren levantar la mano ya, ahora que observan el largo camino andado por el único precandidato en campaña abierta por la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Para Margarita Zavala, quien anduvo por Veracruz martes y miércoles, en su partido parece que el viento no mueve una sola hoja: la indefinición lo condena anticipadamente al fracaso en 2018, mientras se dan hasta con los sartenes quienes buscan enarbolar el pendón blanquiazul para recuperar Los Pinos, la residencia que tuvieron en sus manos durante 12 años.
Tampoco es que en el PRI las cosas estén mejor. En ese partido no hay quien mueva la boca, aunque sea en silencio, para musitar que quiere ser el candidato para suceder a un fiasco en la política de este país, Enrique Peña Nieto, quien tampoco deja que nadie le opaque sus ya de por sí opacas jornadas como huésped de Palacio Nacional.
El único que parece realmente preocupado por el avance en solitario del dirigente nacional de Morena ha sido el partido en que este se formó en la izquierda, el de la Revolución Democrática (PRD), cuyos líderes ya salieron a proponer una gran alianza para derrotar al PRI… y a Morena.
La gran alianza que ha dado tantos frutos en comicios locales, la del PAN-PRD, puede que se haga realidad el próximo año rumbo a la elección presidencial pero no precisamente por el protagonismo del PAN, sino del débil PRD que, en el Estado de México, ya demostró cómo en solitario puede quitarle votos a Morena.
Que no se hubiera gestado la alianza en el Estado de México, en mucho refleja los acuerdos secretos entre el PAN y el gobierno de Peña Nieto, quien sabrá agradecer el próximo año el favor de haber propuesto a una candidata sumamente débil, Josefina Vázquez Mota, y a evitar la fórmula con el PRD que tanto le dio buenos dividendos al PAN en Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo, por solo mencionar algunos de los que obtuvieron el triunfo en 2016.
Margarita Zavala, exasperada por la inmovilidad del PAN
Este martes por la noche, un grupo muy reducido de periodistas, entre los que me contaba, tuvo la oportunidad de dialogar con Margarita Zavala, una mujer que aún sin contar con el apoyo financiero de su partido ni tener un cargo en él que le permitiera contar con respaldo al menos logístico, marcha a la cabeza en las preferencias dentro del PAN.
Que la esposa del expresidente Felipe Calderón sea la preferida de los panistas para la contienda de 2018 puede que refleje un cierto desencanto por los nuevos liderazgos que se han posesionado del PAN que, pese a los sonados triunfos electorales logrados, han instaurado en ese partido verdaderas prácticas antidemocráticas y corruptas. A lo mejor haya entre un buen sector del panismo una suerte de nostalgia por antiguos liderazgos.
En la charla sostenida con informalidad y distensión, Margarita Zavala cuidó mucho de no aparecer como la aspirante a la candidatura panista, si bien no pudo negar su interés por abrir ya al PAN al diálogo con la población, a acercarse con una actitud receptiva para conocer realmente los problemas que están enfrentando los diferentes sectores sociales y productivos, sin la vorágine de una campaña electoral en que quien habla es el político y la población solo escucha para decidir su voto.
Dos temas marcaron el encuentro: la ausencia de mecanismos reales de protección para los periodistas en el ámbito federal, que solo las muertes de dos célebres periodistas, Miroslava Breach, en Chihuahua, y Javier Valdés, en Sinaloa, que lograron la presión internacional, obligaron a Peña Nieto a ocuparse de nueva cuenta en el tema, pese a que había cancelado todo presupuesto al mecanismo de protección a cargo de la Secretaría de Gobernación.
Y es que entre los presentes se encontraba la compañera Ana Laura Pérez, presidenta de la Comisión Estatal de Apoyo y Protección de Periodistas (CEAPP), y encaminó la mayor parte de la conversación hacia un tema que conoce y al cual se dedica, además de escribir artículos para Notiver.
Otro tema, que también le llamó la atención a la exprimera dama del país fue el de las políticas públicas hacia las mujeres, la primera alerta de género para 11 municipios en Veracruz, entre ellos Xalapa, y la posibilidad de una segunda alerta, que ya se fragua por el incremento en el número de feminicidios y la creciente violencia de género que se vive en la entidad.
Lo que revelamos no fue muy favorable para su partido. Designada una panista para la dirección provisional del Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM), las cosas parecen haberse derrumbado de manera estrepitosa, ante la ausencia de un interés genuino del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares en el tema.
No solo se ha tratado de esconder la vergüenza de haber recibido la alerta de violencia de género, cuyos antecedentes se ubican en el gobierno anterior, el del reo Javier Duarte de Ochoa, y de sobrellevar el tema a través de un funcionario, el Secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castan, sospechoso de golpear salvajemente a su esposa, sino que se ha desmembrado al IVM, más claramente con la renuncia de sus consejeras.
En fin, que Margarita Zavala vino a Papantla, donde visitó una de esas obras emblemáticas del Fidelato, los hospitales (las otras fueron los puentes), que solo sirvieron para llenarse las talegas de dinero público y que nunca fueron concluidas o, como en Chiapas, después de concluidas, abandonadas, para evitar el pago de personal y equipamiento. Y este miércoles visitó, de la mano de la diputada Cinthya Lobato Calderón, a cafetaleros de la región de Coatepec, en la congregación de El Grande.
Tiempo de escuchar pacientemente, mientras el PAN se hace trizas internamente por ver quién logra la candidatura a la Presidencia de la República.
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