Cuando Miguel Alemán Valdés entregó el poder a Adolfo Ruiz Cortines, no hubo mexicano que no lo bajara de ladrón. Pero a don Miguel eso le causó la misma preocupación que a Juárez el hecho de que el viento pudiera volarle el sombrero.

Alemán cargó toda su vida con ese estigma que nadie se atrevió a investigar y mucho menos a comprobar, pero que nadie ha desmentido hasta la fecha.

Aún suele escucharse una frase que ha sobrevivido el paso de los años: “Alemán fue un ladrón, pero dejó robar y salpicó a todos”.

Quizá por eso la raza le ha perdonado sus trapacerías.

Pero 64 años después un paisano suyo, Javier Duarte de Ochoa, fue acusado del robo más grande cometido jamás en Veracruz y con él se está acusando prácticamente a todo su gabinete.

Y es que pertenecer al equipo de Javier fue un negocio muy redituable. Hubo un fulano que vendía celulares y apenas ganaba para irla pasando, pero gracias a su amigo Duarte ahora posee autos último modelo, residencias, terrenos, negocios y una abultadísima cuenta bancaria con cientos de millones de pesos.

Como en una espiral ascendente, los que fueron eficaces segundones en el sexenio de Fidel Herrera, se rayaron con Javier que fue más que generoso con ellos. Tanto les permitió robar que como decía mi abuela, se pasó de tueste. Tan es así que seis de sus secretarios están en capilla por el presunto desvío de 15 mil millones de pesos.

Pero no te creas lector que esos seis se embuchacaron todo el caudal. No, para nada. Compartieron el botín con al menos 144 funcionarios menores. Y si Pitágoras no era panadero, 15 mil millones de pesos entre 150 pelaos toca de a 100 millones por cabeza.

Bonita cantidad para disfrutar de una vejez sin sobresaltos.

Los señalados son los exsecretarios de Finanzas Tomás Ruiz González, Fernando Charleston y Antonio Gómez Pelegrín, así como el subsecretario de esa dependencia, Juan Manuel del Castillo. También están en la lista los ex titulares de Turismo Harry Grappa y de la Sedarpa, Ramón Ferrari Pardiño. Además, por supuesto, de la caterva de ex jefes de algo que suman los 144 restantes.

Puro pez gordo.

El problema será aprehenderlos, entre otras cosas porque cada uno debe traer bajo el sobaco un folder atestado de amparos y el número de emergencia de sus abogados.

Otro problema es el nuevo Sistema Penal Acusatorio que más que ayudar a los agraviados ayuda a los ladrones. Una firma que falte en una de las carpetas de investigación será motivo más que suficiente para que esos 150 presuntos bandoleros se defiendan desde la comodidad de su hogar.

Qué bárbaros, qué manera de robar. Aunque en ese renglón han tenido una muy buena formación.

Prácticamente desde su fundación el PRI ha sido la mejor escuela de rateros del país, pero jamás como ahora había salido “una nueva generación de políticos jóvenes” (Enrique Peña dixit) buenísimos para meter las manos en las arcas del erario.

En el caso concreto de Veracruz, si no se llevaron el territorio estatal fue porque no pudieron cargarlo.

A diferencia de Alemán que robó y salpicó, Duarte robó lo que nunca y salpicó nomás a sus cuates. A la raza jarocha sólo le tocó ver impotente el atraco y aguantar el carambazo.

Reitero, son seis los miembros del gabinete duartista que están con la espada de Damocles sobre sus cabezas (otros ya están en el bote), pero faltan más, prácticamente todos.

Y cuando esto suceda, será la primera vez que un gobernador y todo su gabinete sean acusados de un asalto en despoblado de grandes proporciones. Y sin duda por eso pasarán a la historia.

Caray, qué emocionante.

Pero lo más seguro es que las ruedas de la historia terminen por aplastarlos. Y es que a la hora de juzgar esta señora no se anda con miramientos.

bernardogup@nullhotmail.com