Prefacio.

Muchos lo tomamos a broma, lo asumimos como un chiste de mal gusto. Lo cierto es que desde el “war room” azul con leves destellos de amarillo, se está considerando seriamente que el actual gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, tenga una importante participación en la sucesión presidencial del próximo año. *** Habrá de anotarse, dicen, pero para declinar a favor de su gallo (hasta el momento se prevé que éste sea el dirigente nacional Ricardo Anaya) y coordinarle su campaña. *** Esa sería, al menos hasta hoy, la intención del gobernador veracruzano, aunque todos tienen claro que tendrán que coincidir demasiadas variables para que esa estrategia se confirme. *** Lo que hoy hace Yunes Linares es presumir en la capital del país el “repaso” que le dio a los candidatos de Morena: “El lagarto no va a crecer en Veracruz. Acá ya lo conocemos y con nosotros no va avanzar”, habría dicho. *** Esa estrategia le abre dos puertas muy atractivas. En primer lugar, se posiciona dentro del PAN como un “operador electoral muy efectivo” y en segundo lugar se vende ante el Presidente Enrique Peña Nieto como “el único que en Veracruz puede frenar a Andrés Manuel”. *** Son dos barajas muy útiles para todo lo que se avecina.

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En el Estado de México, salvo que las instancias judiciales digan lo contrario, el vencedor fue Alfredo del Mazo, quien compitió representando una alianza del PRI, el Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social.

La victoria de Del Mazo se consiguió gracias a un extraordinario despliegue de recursos, programas y estrategias emanados del gobierno federal. Nadie lo duda, aunque difícilmente podrán documentarlo para conseguir que el resultado se revierta.

El Estado de México tiene el padrón electoral más grande del país. Los ciudadanos con credencial para votar en esa entidad son más de 11.3 millones, lo que representa el 13.4% del total nacional de votantes.

Para que tenga una idea más clara del tamaño de aquella elección, el padrón electoral de Veracruz es apenas superior a los 5.5 millones de electores.

En las elecciones municipales de Veracruz, el Partido Nueva Alianza decidió competir solo. La meta, desde el principio, fue conseguir los votos suficientes para conservar el registro estatal (3% de la votación efectiva, algo así como 100 mil sufragios).

Aunque tenían buenos candidatos en varios municipios, el partido turquesa estaba concentrado en sumar la cifra a nivel estatal, más que en acreditar triunfos.

Al final de la jornada, la sorpresa fue que aparecían arriba en 18 municipios (el 15 de mayo, cuestionado sobre sus expectativas, el diputado local del Panal, Vicente Benítez, anticipó que ganarían entre 15 y 20 alcaldías y serían “la sorpresa” de estas elecciones). Sumó Nueva Alianza más de 213 mil votos y arriba del 6.5% de la votación efectiva.

“Ese es el camino”, habrían expresado, ampliamente satisfechos, desde la dirigencia nacional de ese partido.

¿Saben ustedes cuántos votos consiguió Nueva Alianza en el Estado de México, en la contienda por la gubernatura? 52 mil 321, ni la cuarta parte de los sufragios conseguidos en Veracruz, a pesar de que allá el padrón es el doble que el de esta entidad.

Allá fueron en alianza con el PRI, acá compitieron solos.

“Ese es el camino”, dijeron en el comité nacional.

Muchos querrán atribuirse el mérito de estos resultados en Nueva Alianza, pero en realidad se trata de la confluencia de diversos factores.

Está claro que el SNTE sigue teniendo gran influencia en ese órgano político. Sin embargo, en procesos anteriores los representantes de las Secciones 32 y 56 no habían trabajado con la armonía y el compromiso con que lo hicieron en esta ocasión.

Para este proceso electoral el Panal se abrió a la sociedad civil y la mayoría de los candidatos ganadores (y otra veintena que quedó en segundo lugar) surgieron de propuestas ciudadanas, lo que le dio al Panal legitimidad e identificación con los votantes.

Es de reconocerse el trabajo de su dirigente estatal, Mérida Mar Domínguez, y de la secretaria general Ruth Callejas Roldán. Pero también se sumaron a este esfuerzo otros miembros del comité, como Nelly Reyes, María del Carmen Riso, Vicente Benítez, Juan René Chiunti y Gonzalo Ibáñez. La delegada nacional, Jackie García, y el secretario técnico del comité estatal, Ramón Alberto Reyes.

Fue una estructura reducida, limitada, pero que trabajó intensamente los últimos meses para conseguir estos resultados.

Esta misma semana estará en Veracruz su dirigente nacional, Luis Castro, para reconocer el esfuerzo realizado e iniciar los trabajos rumbo al 2018.

“Ese es el camino”, aseguran.

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Epílogo.

Ya pasaron las elecciones y ya el gobernador de Veracruz podría ponerse a gobernar. Por lo pronto podría empezar por cumplir los compromisos que tiene con algunos ayuntamientos veracruzanos. No se trata sólo de los recursos que dejó sin pagar Javier Duarte. Hay otras partidas, que ya le corresponden a él, y que no han aterrizado. Ahí está, por ejemplo, el Fondo Metropolitano. Con sutileza, el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga, se permitió recordar que ese es un tema que sigue pendiente. *** Y apenas concluyó la jornada electoral, y las aves de rapiña se lanzaron en pos de los despojos. Eso es algo que ha caracterizado a ciertos grupos del priismo veracruzano. En esta ocasión salieron a pedir la cabeza del dirigente estatal, Renato Alarcón, por las escasas victorias del tricolor en este proceso. Se les olvida que apenas el año pasado perdieron la gubernatura (con otro dirigente) y que hace unos meses los más optimistas le auguraban a ese partido no más de 20 municipios ganados. Lo dicho: Los peores enemigos del PRI son los priistas. *** En Coatzacoalcos, la mañana de este martes una mujer fue violada por tres sujetos en la colonia Popular Morelos, cerca de la unidad deportiva La Alameda. Minutos antes de las 7 de la mañana una dama caminaba sobre la calle José María Morelos rumbo a su domicilio cuando fue interceptada por tres hombres, quienes la arrastraron hasta un autobús abandonado en el cruce de las calles José María Morelos y Doroteo Arango, donde abusaron de ella. ¿Y la policía de los veracruzanos? Cazando “mapaches”.

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