“López Obrador es una figura tan controvertida en México como Donald Trump en Estados Unidos” Financial Times

Los políticos tienen el legítimo derecho de hacer proyectos de la dimensión que quieran. Dante Delgado Rannauro recomendaba “tirar flechas a la luna”, que es equivalente a soñar despierto o, como dicen en el argot de la elegancia política, tener altura de miras.

En este espacio ya tratamos el tema sobre las posibilidades que tiene, o tenía, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares de convertirse en candidato del PAN a la Presidencia de México. Lo hicimos con tono sarcástico pero sin dejar de considerar los puntos buenos o a favor del personaje quien, en honor a la verdad, supera por mucho a los panuchos que han mostrado interés por la candidatura, excepción de Rafael Moreno Valle, exgobernador de Puebla, quien lleva una precampaña de mucho tiempo por la candidatura y el joven dirigente nacional Ricardo Anaya cuya imagen, pese a su juventud, ha crecido gracias a los triunfos electorales que ha logrado (nadie los ha tenido) a su paso por la presidencia del CEN del PAN.

Dijimos en su momento que la carta de presentación de Yunes Linares sería sus antecedentes como encarcelador de tres exgobernadores: Dante Delgado, Flavino Ríos y Javier Duarte. El primero, por encargo del entonces presidente priista Ernesto Zedillo, como preso político, aunque los delitos que se le imputaron ya habían prescrito; tanto, que el cordobés obtuvo su libertad y ni una inhabilitación le aplicaron; hoy le paga el gobierno federal un dinero por el daño moral que le causaron, o sea, no cuenta.

A Javier Duarte lo sacó del gobierno estatal el presidente Peña para ponerlo lejos del alcance de Yunes Linares, lo mandó a vacacionar y ante la presión social no le quedó de otra que pactar con el gobierno de Guatemala su encarcelamiento, por lo que tampoco cuenta a favor del góber veracruzano, y Flavino Ríos Alvarado menos porque por el delito con que lo enchiqueraron es una vacilada, alcanzaba fianza sin pisar la cárcel, solo que para aumentar la cifra lo metieron, lo pasaron de inmediato al hospital Ángeles y lo soltaron tras un aberrante abuso de autoridad… mucho menos cuenta.

El caso es que con estos antecedentes y una campaña con la bandera del combate a la corrupción, prometiendo meter a la cárcel a Enrique Peña y compañía, como la que hizo para ser gobernador, podría tener un buen efecto, siempre y cuando Yunes Linares hubiera cumplido con los veracruzanos en su compromiso de combatir y acabar con las bandas de la delincuencia organizada que nos tienen en las peores condiciones de inseguridad en toda nuestra historia, y atrapando, encarcelando y quitándole lo robado para depositarlo en las arcas, a los prominentes miembros de la banda de duartistas.

En pocas palabras, méritos no los tiene.

Sin embargo, ayer los dirigentes estatales del PAN y PRD, José Mancha Alarcón y Jesús Velásquez, sacaron el tema a la luz pública al proponer al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares como precandidato a la Presidencia de la República para 2018. En conferencia de prensa, Mancha Alarcón afirmó que Veracruz puede aportar más de un millón y medio de votos para el candidato presidencial; añadió que impulsarán un frente amplio en el cual se integren el PRD y el PAN, y buscarán mantener la alianza para las elecciones locales del 2018 en Veracruz para proponer al gobernador, lo que desató una serie de burlas y chascarrillos en las redes sociales que se dieron vuelo pitorreándose de semejante ocurrencia.

Lo cierto es que el señor Jesús Alberto Velásquez Flores, dirigente estatal interino del PRD, debería ser más cauto en las declaraciones públicas que hace, tratar de evitar las sandeces y ponerse a trabajar por su partido, en lugar de andar de madre ardiente a cambio de unas lentejas. Debe recordar que no son independientes, que el PRD no les pertenece; remitirse al pasado y ver el caso de Ignacio Morales Lechuga, quien ya era candidato de ese partido por decisión de la dirigencia estatal y, a una voz del inge Cuauhtémoc Cárdenas, que se le cae. Hoy el partido le pertenece a Jesús Ortega Martínez, quien vive un amasiato con Enrique Peña Nieto y, en consecuencia, con el PRI, que incluye acuerdos de muchos millones de pesos, lo que impide que los perredistas sueñen con una alianza con el PAN para las elecciones presidenciales de 2018.

Por eso, en su reciente visita a Xalapa la señora Barrales evitó hablar del tema con el argumento de que primero las elecciones municipales del 4 de junio y después el 2018.

Ese impedimento para ir en alianza el PAN con el PRD en la Presidencial del año entrante impactará directamente la elección gubernamental de Veracruz, cuando no podrán aliarse porque las elecciones están empatadas y resulta imposible pensar que para la presidencia el PRD va con el PRI, o solo, y en Veracruz para la gubernatura, con el PAN… ¿Acaso no es un buen chiste el destape de ayer?

Más preocupados deben estar por el entusiasmo que despierta entre el priismo el que el PAN vaya solo en el 2018, y con los nulos resultados de un gobierno de alternancia fallido, mentiroso y decepcionante, puedan recuperar el poder derrotando al candidato de Morena, el enemigo a vencer en esa elección.

Nicanor, ganador

A un paso de las elecciones hay que ver cómo están los candidatos y sus posibilidades para la jornada electoral. No es lo mismo decir “el candidato más popular” que “el candidato ganador” y esto es fácil de explicar.

Cuando un candidato tiene la simpatía, las propuestas y la posibilidad de obtener el triunfo, se activan los mecanismos de alarma de los grupos en el poder; algunas de esas alarmas son para avisar que su opositor o su opción menos rentable está ganando adeptos y eso es un peligro para los intereses personales y de grupo.

Entonces empiezan los ataques, un día presentando una impugnación sin fundamento, sólo para quitarle la tranquilidad al candidato y provocar que cometa errores o se repliegue. Otro día se le tiran sus redes sociales para aislarlo y que no tenga contacto o interacción con la población, pues el objetivo es darle el menor espacio de movilidad posible.

Más tarde se ataca un vehículo, se le roba propaganda electoral y hasta se les amedrenta con hechos que parecieran delictivos comunes, pero que en realidad tienen la intención de asustar al candidato y hacerle pensar que si sigue podría perder algo más que la elección.

Entonces, los candidatos postulados por los partidos en el poder menos favorecidos con la simpatía de la gente, pero por los que se ha echado toda la carne al asador, empiezan a “repuntar” de manera artificial, le deben el favor a la cargada de las dirigencias nacionales de los partidos que les apoyan, al Gobierno que interviene con la fuerza del Estado, a los funcionarios que ahora que se agarraron de la ubre del presupuesto no tienen la intención de soltarla y buscan que se les deban favores de todo tipo. Se empieza a invertir dinero propio, ajeno y público a diestra y siniestra, para dar un liderazgo inflado, pensando que se puede cimentar un hecho sin precedentes en las contiendas electorales, sin liderazgo pero con dinero y por supuesto con muchos compromisos políticos.

No así como el candidato que por sus propuestas y su trabajo ha conseguido subir gracias a la simpatía pública, sin favores, ni compromisos con nadie.

Y de concretarse el triunfo de este candidato ciudadano, que ha subido por mérito propio, que ha caminado conociendo los problemas de la gente y les ofrece las condiciones para una Xalapa con calidad de vida que la población se merece, esto podría significar la alternativa de un verdadero cambio al no deber el favor y ningún peso a los pesados de la política, que es además una de las cosas que pide la población.

¿Será que este candidato, Nicanor Moreira, pueda con esa cargada oficial que se ha visto últimamente a favor de la candidata oficial Ana Miriam Ferráez? Esperemos que el electorado lo pueda identificar y no se deje vencer por la lluvia de apoyo gubernamental y de dinero público que se le ha invertido a la candidatura del PAN-PRD y se pronuncien por el proyecto ciudadano.

No habrá despidos en el TSJE

Una buena noticia, entre el titipuchal de malas que nos recetamos, es el anuncio que se hace de que el próximo 10 de junio serán evaluados 56 empleados y empleadas del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) de confianza y sindicalizados para que, de acuerdo a sus capacidades y cualidades, pudieran ser removidos a diferentes oficinas del estado, y conservar el empleo, tras el cierre de los juzgados menores de justicia de Córdoba, Orizaba, Xalapa, así como Primero y Tercero del Puerto de Veracruz.

En conferencia de prensa, el magistrado presidente Edel Álvarez Peña dijo que, de acuerdo con la ley, al concluir el ciclo los juzgados menores, debería de desaparecer la relación laboral con estos empleados, sin embargo, el Consejo de la Judicatura convocó a una evaluación para considerar a estos 56 empleados de los cuales 17 son de confianza, y reubicarlos en otras áreas del estado.

En estos juzgados laboran 56 trabajadores, y serán cerrados como parte de la nueva reforma al sistema penal acusatorio, así como de la misma en los últimos dos años se crearon 21 juzgados.  “Son 56 trabajadores que tendrán una reunión el 10 de junio para una evaluación y ver si están en condiciones y ellos tienen el interés de ver dónde los podemos reubicar”. O sea, no habrá más corridos. Bien.

Reflexión

Reflexión 1. Pésimos signos de violencia se advierten en muchos municipios veracruzanos a cuatro días de la elección. ¿O se trata de la efervescencia que estos procesos tan reñidos despiertan o están tratando de intimidar a los votantes para que no acudan a las urnas?

Reflexión 2. Será que ya hay orden de aprehensión en contra de Leonel Bustos Solís (un chivo expiatorio) para hacerla efectiva pronto, en virtud de que Gabriel Deantes Ramos trabaja, más que un panista o un perredista, con su estructura del OPLE para hacer ganar al gobernador la mayoría de alcaldías y así continuar en la impunidad. Escríbanos  mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas