Por alguna inexplicable razón, las autoridades federales y de Petróleos Mexicanos (Pemex) ignoraron –si no es hasta solaparon y promovieron-, el robo de gasolina en el triángulo dorado llamado la “Franja del Huachicol”, que va del municipio de Esperanza, fronterizo con Veracruz, a San Martín Texmelucan, por donde atraviesan los ductos de Pemex que corren del sur de Veracruz a la Ciudad de México.

El robo de combustible en México es un negocio para el crimen organizado y un lastre para Petróleos Mexicanos. Cada hora pierde casi dos millones de pesos por este delito; esto es el equivalente a 27 mil barriles de gasolina y diésel diarios, siendo los estados de Puebla, Guanajuato, Tamaulipas y Veracruz los lugares donde más tomas clandestinas se localizan.

Por mucho tiempo, aunque todos lo sabían, las autoridades no intervinieron, generando una gran empresa ilegal para los “huachicoleros” -con el apoyo logístico de empleados de Pemex- en la que participan poblaciones enteras.

En los últimos dos años, la Subdirección de Salvaguardia Estratégica de Pemex ha localizado a grupos de trabajadores de la petrolera —adscritos a las áreas de lo que hoy es Pemex Refinación y Pemex Logística— que son parte del crimen organizado y que participan en la construcción, operación y manejo del mercado negro de combustibles, denunció el diario El Economista en octubre pasado.

Durante 2006, antes de que el ex presidente Felipe Calderón iniciara la guerra contra el narcotráfico y el robo de gasolina se convirtiera en una actividad de los grupos criminales, las autoridades localizaron 204 tomas clandestinas, señaló un informe publicado por el diario español El País. Pero tan solo el año pasado la cifra ascendió a 5 mil 252 tomas, informó Pemex recientemente, advirtiendo que esta actividad contribuye de manera importante a las finanzas del crimen organizado.

Más aun, la seguridad de Pemex ha detectado que muchos de los líderes del crimen organizado son dueños de maquinaria pesada que en algunos casos es rentada a empresas formales que son contratistas de Pemex. Eso sin contar con los concesionarios de gasolineras que conocen perfectamente el origen del combustible y que fortalecen la red ilegal de distribución.

Los hurtos de combustible ocurren de dos formas: una es a través de los ductos de la empresa del Estado y la segunda es mediante el robo de pipas. Para llevar a cabo esta actividad se requiere de gente capacitada y bien enterada de la operación de los ductos, se explica en un diagnóstico hecho por Petróleos Mexicanos.

En promedio, cada dos horas se perforan ductos para extraer combustible de manera ilegal y quienes trafican con él obtienen ganancias de hasta 250 mil pesos por cada camión cisterna que venden, ha advertido el Senado mexicano. Los robos se dan principalmente en zonas cercanas a refinerías donde el ducto es perforado sin precaución alguna y luego es conectado a un camión cisterna.

Luego de varios accidentes con decenas de muertos y heridos, la intervención  del ejército en varios puntos de los estados de Veracruz y de Puebla, este jueves estalló el conflicto. Pobladores de Palmarito, en Puebla, bloquearon por varias horas la autopista Puebla-Orizaba para exigir la salida del Ejército de esa zona, ya que lo acusan de ser responsable de iniciar el enfrentamiento que se dio la noche del miércoles.

De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), esa noche un grupo de militares que atendían la denuncia de una toma clandestina de combustible, fueron atacados por sujetos, quienes tenían como escudos a mujeres y niños. Aseguró que las Fuerzas Armadas repelieron el ataque; además, en la confrontación murieron siete personas: cuatro militares y tres huachicoleros.

En este escenario de creciente violencia, resulta que Veracruz cuenta con sus propias comunidades de huachicoleros, sin que las autoridades hagan algo al respecto. Y no lo hacen porque parece que todos tienen las manos metidas en el negocio.

Apenas en agosto pasado, miembros de la Policía Estatal Preventiva de Veracruz fueron señalados por la Fiscalía General del Estado de Puebla como parte de la mafia que controla el robo de combustible a Petróleos Mexicanos (Pemex) en la zona limítrofe con este estado.

Está documentado que las bandas dedicadas al robo de hidrocarburo en Puebla están integradas también por ex policías estatales de Veracruz que han comenzado a pelear en territorio poblano. Los policías de Veracruz han entrado de manera intermitente para buscar el control de los ductos de Pemex en la región de Esperanza y que provienen en su mayoría de zonas aledañas a municipios del vecino estado como Córdoba, Orizaba y Cuitláhuac.

En el tema del robo de combustible, en Veracruz estaríamos por ver lo peor.

Las del estribo…

  1. Pues parece que Pacholandia no sólo tendrá su propio gabinete –próximamente secretarios de finanzas y voceros- sino también a los representantes de los otros dos poderes. Por lo pronto, ya se litigaron al menos una treintena de amparos. ¡¡Vaya cosa!!
  2. Primero se quejó que lo tenían aislado y que no le permitían convivir con otros reos; ahora se queja que lo acosan, lo maltratan y le roban los frutsis y los pingüinos. Nuestro ínclito huésped de Matamoros, Guatemala, parece gata de angora.