Caminaba muy quitado de la pena por una céntrica calle de Florencia, en Italia. Eran las 21 horas con 18 minutos tiempo de allá, cuando dos policías se le acercaron por atrás y uno de ellos le tocó el hombro derecho. Tomás Yarrington detuvo su andar; el policía que le tocó el hombro le tendió la mano para saludarlo y el ex gobernador de Tamaulipas correspondió al saludo.

¿Buenas noches señor, es usted Tomás Yarrington? Le preguntó el policía.

Acostumbrado al chanchuyo y la transa, Tomás sacó de su cartera una identificación falsa con la que pretendió engañar a los policías que le seguían la pista desde hace dos meses, pero el engaño no prosperó.

En cuestión de segundos fue rodeado por otros cuatro policías, pero a prudente distancia. No hubo aspavientos, forcejeo, gritos y mucho menos balazos. Simplemente un saludo, una pregunta y la detención.

-Haga favor de acompañarnos- le dijo siempre amable el policía. Y en ese momento Tomás Yarrington supo que se le había acabado el camino y que ya no había para dónde correr.

El ex gobernador -buscado desde el 2012- enfrentará cargos en México por lavado de dinero, asociación delictuosa y otras hierbas. Mientras que en Estados Unidos, concretamente en las cortes de San Antonio y Corpus Christi, enfrentará acusaciones por narcotráfico, extorsión, lavado de dinero y colaboración con cárteles de la droga.

A menos que haya arreglos entre los abogados del presunto inculpado con los jueces mexicanos, Tomás Yarrington no saldrá de la cárcel en los próximos cuarenta años. Y una vez libre se pedirá su extradición a Estados Unidos donde, si bien le va, le espera otra pena más o menos igual.

Aunque al parecer primero lo llevarán a Estados Unidos, porque de acuerdo con la policía italiana la detención fue a solicitud del país del norte.

Como quiera que sea, al tamaulipeco le esperan muchos años tras las rejas.

Tomás fue detenido en la tierra de Dante Alighieri, autor de la Divina Comedia.

En su novela Dante dice que para llegar al paraíso primero hay que atravesar los círculos del infierno y después el purgatorio.

Al entrar al infierno el condenado se topa con un letrero que dice: “Perded toda esperanza los que aquí entráis”.

Con las acusaciones que tiene encima, Yarrington puede perder sus esperanzas de libertad y afrontar las consecuencias. Su infierno apenas comienza.

Y Javier Duarte ¿cuándo?

El mes de junio se acerca. Las elecciones municipales están casi a la vuelta de la esquina y los candidatos a las 212 alcaldías de Veracruz tendrán apenas treinta días para recorrer sus municipios.

El tiempo apremia.

En el PRI estatal están a la espera de que el gobierno federal vía la PGR, les dé la buena nueva de la detención de Javier Duarte para canalizar ese hecho a su favor. De otra manera, no se ve cómo puedan evitar la paliza que les espera en exactamente 53 días.

Javier Duarte por su parte debe vivir su infierno particular aterrado por la zozobra de no saber en qué momento le puede caer el mazazo de la justicia.

Aunque soy de la idea que el ex gobernador veracruzano ya está en poder de la PGR y que ésta sólo espera la orden para presentarlo a la raza.

Pero si esto no ocurre a más tardar pasando Semana Santa, que se prepare el tricolor para la hecatombe.

Caray con las paradojas; si hay alguien odiado por el PRI y los priistas ese es Javier Duarte. Pero el PRI necesita de él con urgencia para volver a salir a flote.

Qué cosas tiene la vida Mariana, diría el inolvidable Facundo Cabral.

bernardogup@nullhotmail.com