Londres es una de las ciudades más caras del mundo, si no la que más. Un londinense con un trabajo regular gana hasta diez veces más que un xalapeño que tenga un empleo medio en la burocracia estatal (que cada día son menos, por cierto, después de la devastación duartista y antes de la reestructuración de la deuda, sea por Dios). Sí, gana diez veces más… aunque las cosas y los bienes le cuestan a él siete veces más caras. No obstante, le va mejor económicamente que a un veracruzano.

Un habitante de Londres tampoco padece la violencia de los asaltos y las desapariciones, ni encuentra en sus calles o en sus suburbios cuerpos mutilados ni personas torturadas.

Sin embargo, quienes viven en la carísima capital de Inglaterra han padecido históricamente otros temores enormes, como el del terror de grupos islámicos o personas de otras nacionalidades que han padecido los excesos de La pérfida Albión -que, nos revela la Wikipedia, “es una expresión utilizada para referirse al Reino Unido en términos anglófobos u hostiles. Fue acuñada por el poeta y diplomático francés de origen aragonés Augustin Louis Marie de Ximénès (1726-1817) en su poema L´ere des Français (publicado en 1793), en el que animaba a atacar a «la pérfida Albión» en sus propias aguas: Attaquons dans ses eaux la perfide Albion”-.

Bueno, entrados en gastos etimológicos, y dentro de la Wiki, el “término «Albión» es de origen celta. Sin embargo, los romanos lo asociaron al latín albus (blanco) en referencia a los acantilados de Dover, al sur de Inglaterra, de un característico color blanco, que son lo primero que se ve al aproximarse a Gran Bretaña desde el Norte de Francia por vía marítima.”

Pero a lo que voy es que, aunque tengan un nivel económico tan alto, para los británicos como para los mexicanos y como en la canción de José Alfredo Jiménez, la vida no vale nada.

Leo en El País lo que sucedió la tarde de este miércoles en Londres: “Tres personas han muerto en el atentado terrorista perpetrado esta tarde junto al Parlamento británico en Londres, en el que también ha fallecido por disparos de la policía el autor del ataque. La policía londinense ha informado de que 20 personas han resultado heridas, entre las que se encuentran tres agentes y tres escolares franceses. Mark Rowley, de la Policía Metropolitana, ha detallado en una declaración en la zona de los hechos que el atacante atropelló a dos decenas de personas en el puente de Westminster y que luego empotró el coche contra la verja del Parlamento para proseguir con el atentado. Allí mató a cuchilladas a un policía antes de que otros agentes lo abatieran a tiros.”

Por cierto, en el Parlamento, que cerraron a piedra y lodo, estaba en esos momentos la Primera Ministra inglesa, Theresa May.

Y antes de los fanáticos religiosos, los británicos han tenido el odio de otros pueblos a los que conquistaron y/o dominaron a sangre y fuego, como Irlanda, varias naciones africanas y asiáticas, los propios Estados Unidos cuando eran un conglomerado de naciones indígenas.

Ser veracruzano en estos momentos es vivir inmerso en la emergencia económica, padecer la violencia desenfrenada de delincuentes, tener que realizar sacrificios y prodigios de la imaginación para poder seguir viviendo como antes de la docena trágica.

Pero ser londinense también tiene lo suyo.

Así que no debemos quejarnos tanto (o tan solos).

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