Prefacio.

Flavino Ríos habrá de salir en los próximos días. Dejará la cárcel no sólo porque la causa penal en su contra es endeble, sino porque habrían existido acuerdos al más alto nivel para soltarlo. *** Miguel Ángel Yunes Linares no es de los que admita cuando se equivocó, de manera que están buscando una salida jurídica para que el exgobernador interino recupere la libertad, sin que se atribuya a pifias en la carpeta de investigación que le armó la Fiscalía General del Estado. *** Su traslado a un hospital privado, con el argumento de que sufría “problemas con su presión arterial”, podría ser parte de los acuerdos, para ubicarlo en un sitio más confortable que las frías celdas de Pacho Viejo. *** Pronto sabremos si esta versión se confirma.

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Eran los primeros días del gobierno de Javier Duarte, la madrugada del domingo 19 de diciembre del 2010. El joven Ricardo Monluí Ruiz, de apenas 19 años de edad, paramédico de la Cruz Roja, salió de la ciudad de Orizaba en su pequeño vehículo Atos 2004.

En la carretera federal hacia Fortín y Córdoba, justo en un lugar conocido como “Las Antenas”, fue interceptado por una patrulla policiaca, al parecer perteneciente a la corporación municipal de Ixtaczoquitlán. Tres elementos uniformados lo abordaron y tras amenazarlo con sus armas, lo llevaron en su propio vehículo hacia la carretera a Fortín Viejo.

En ese punto el joven fue sacado del pequeño Atos y subido a la batea de otra patrulla, una pick up; lo maniataron con cinta canela y le cubrieron la cabeza para que no viera a dónde lo llevaban.

La camioneta se introdujo en unos cañales, y los elementos policiacos lo bajaron. Una vez en el suelo, uno de ellos le disparó a la cabeza, para enseguida dejarlo tirado y marcharse del sitio. Ricardo Monlui Ruiz supone que por la oscuridad, sus agresores no se percataron de que la bala apenas le rozó el pómulo. Tras permanecer un buen rato inmóvil, tratando de asegurarse de que los agentes se habían retirado del sitio, el joven se levantó y caminó entre los cañales sin rumbo fijo.

A la primera persona que encontró fue a un elemento de la policía auxiliar (IPAX), pero ante el temor de que estuviera coludida con los otros agentes, prefirió evadirlo y seguir su camino. Más adelante encontró un taller mecánico y le pidió ayuda al velador, quien llamó a la Cruz Roja para que atendieran su herida.

Una vez que se conoció el ataque al hijo del periodista Ricardo Monluí Cabrera, el procurador de justicia de Veracruz en ese entonces, Reynaldo Escobar Pérez, acudió personalmente a verificar el estado de salud del joven y a dialogar con él y con su familia. Su vehículo fue encontrado horas después, totalmente quemado.

De la investigación sobre este ataque nunca más se tuvo información. Profundamente dolido, su padre, Ricardo Monluí, se lamentaba de que algunos compañeros hubieran sugerido que el gobierno estatal compró su silencio.

“Cómo pueden decir eso, ¡era mi hijo! El caso quedó en manos de  las autoridades y yo no podía hacer más, pues pondría en riesgo a mi familia”, comentaba.

Ese es el único incidente que se conozca en el que Ricardo Monluí haya sido atacado, a través de su hijo.

La mañana de este domingo el periodista fue ejecutado cuando salía de un restaurante, en el municipio de Yanga. Se especula mucho sobre el origen del ataque. Algunos lo atribuyen a los conflictos que se han dado entre cañeros, que ya ha costado la vida a varios dirigentes. Cabe recordar que Ricardo Monluí era Jefe de Prensa de la Unión Nacional de Productores de Caña de Azúcar de la CNC. Otros hacen referencia a ese incidente del mayor de sus hijos, que aunque sucedió hace siete años, pudo tener consecuencias.

Lo cierto es que Ricardo Monluí no era un comunicador conflictivo, mantenía buena relación con la mayoría del gremio y era conocido y apreciado por la clase política. Fue fundador de la Asociación de Periodistas y Reporteros Gráficos de Córdoba y la Región, desde donde buscó beneficios para sus compañeros de profesión.

Miguel Ángel Yunes Linares se dijo “indignado” por el crimen y anunció que la familia del periodista está siendo protegida, mientras la Fiscalía trabaja ya en la búsqueda del responsable.

Ricardo Monluí no andaba “en malos pasos”, no tenía vínculos con la delincuencia, no andaba armado ni había pedido protección para él o para su familia.

Su asesinato sí puede tener relación con el contenido de sus columnas. El ataque fue perpetrado por un profesional, que esperó el momento adecuado para ejecutarlo y se cercioró de que hubiera muerto, para después marcharse sin prisa alguna.

La zona en que se desempeñaba profesionalmente Ricardo Monluí (Córdoba y municipios cercanos) fue señalada por las propias autoridades estatales como una de las de mayor incidencia delictiva, al grado de que en días recientes se pidió que la Gendarmería Nacional acudiera a reforzar los operativos de prevención.

Nada de eso sirvió. Hoy lamentamos la pérdida de un extraordinario periodista, y mucho mejor ser humano.

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Epílogo.

El Comité Nacional del PRI salió a dar la cara y negar que Ricardo García Guzmán, quien fuera contralor en el Gobierno de Javier Duarte, vaya a ser su candidato a la alcaldía de Pánuco. En un comunicado el CEN del PAN indicó que será la Comisión Permanente la encargada de aprobar a los aspirantes de la alianza, en los casos que corresponda al blanquiazul encabezar un Municipio, aunque anticipó que en el caso de Pánuco, García Guzmán no será el abanderado. Olvidan los panistas que si su partido ha crecido en el extremo norte de la entidad, ha sido gracias a la operación política de la familia García Escalante. *** Y para aquellos que no creen en la “percepción” de inseguridad, baste mencionar que tan sólo este fin de semana y el lunes, en Coatzacoalcos se han registrado 9 asesinatos. Primero fueron cinco taxistas en la colonia López Mateos; después, dos personas más ejecutadas en la colonia Francisco Villa; más tarde, el asesinato a golpes de un vecino del centro de la ciudad, y finalmente, este lunes, fue encontrado el cadáver de una persona en lo que fueron las instalaciones de la purificadora Pingüino en la colonia Prócoro Alor. El cuerpo estaba semidesnudo y en un charco de sangre, tendido boca abajo y con huellas de golpes en la cabeza. Además, varios sujetos dispararon contra las instalaciones del corralón de Grúas Vázquez ubicado en la colonia María de la Piedad, de Coatzacoalcos. En la fachada de la negociación se aprecian al menos ocho orificios de bala. ¿Qué más tiene que pasar?

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